Capítulo 29

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LIAM PDV

Ya no sabía que hacer con Zayn. Había hablado con Niall, con mi hermana, con mi madre, con la vecina, con la panadera de la esquina y todos me habían dicho lo mismo: ''Aclarale tus sentimientos''. Me parecía una buena idea pero le tenía miedo al rechazo, no quería perderlo como amigo.¿Y si salía mal? No me lo perdonaría nunca. El amor es una mierda. Ya no sabía que hacer. Rendirme era la mejor opción pero no, lucharía. Pero ¿Cómo? Después de aquél beso no cambió nada, hizo como si nada hubiera pasado y hasta se distanció un poco así que no quería arriesgarme a besarlo otra vez.

Podría invitarlo al cine o a algo pero dudaba de que aceptara, aparte de que sería incómodo. Y a él parecía que le gustaba una chica, una tal Perry o Parri o Perrie o como se llamara. Una rubia con mechas raras de colores que iba cambiando, la cara pálida, ojos extra maquillados y labios rojos que parecía que le habían dado un puñetazo. No sé qué veía en ella.

Habíamos ido juntos a la graduación pero eso no significaba nada. Después nos habíamos reunido los cinco (aunque con el besuqueo de la pareja más bien éramos tres) pero no había sucedido nada digno de mención.

Me senté en el sofá nervioso mirando el reloj que marcaba las cuatro de la madrugada. Este asunto me tenía con insomnio y cuando me dormía soñaba con él. Era el chico de mis sueños según Niall, diciéndolo sarcásticamente desde luego.

Resignado, decidí recurrir a la solución química. Tomé una de las pastillas somníferas recetadas por el doctor con un trago de agua y sólo esperé a que me envolvieran los brazos de Morfeo.

                                                                -***-

Después de un breve sueñecito me estiré para desentumecerme, tallandome los ojos. Solté un quejido cuando me crujió la espalda por una mala postura y estiré los brazos. Me calcé en mis calentitas pantuflas de perrito, me enfundé en mi albornoz y fui a servirme un café por pura rutina.

Cuál fue mi sorpresa al encontrarme nada menos que al rey de Roma sentado en una de las sillas de la barra americana de la cocina, con la cabeza tumbada en la encimera. Unos leves ronquidos salían de entre sus labios entreabiertos que se me antojaron adorables. Sus largas pestañas, envidia de cualquier chica, reposaban en sus pómulos algo sonrojados.

Dios, que mono era.

Me acerqué arrastrando las zapatillas y le moví un hombro.

-Eh, psst, Zayn.

Hizo una mueca con la boca y giró la cara de lado.

-Zayn.-canturree sacudiendolo.-son las doce guapo.

-¿Guapo?-inquirió con voz ronca. Deseé que la tierra se abriera y me tragara ahí mismo. La ley de Murphy : si algo puede salir mal, saldrá mal

-Era broma.-mentí.

-¿Es broma?-repitió.-¿Entonces me estás llamando feo?

-No quise decir eso, yo sólo...

-Está bien.-levantó la cabeza, tenía el pelo aplastado en la frente y sopló un poco para enderezarlo.-¿Qué haces tú aquí?

-Las preguntas las hago yo ¿Qué haces tú en mi casa?-me crucé de brazos, desafiante pero a la vez curioso.

-No me acuerdo. Creo que me emborraché y fui a... santa mierda... -resopló-fui a hablar con Louis.

-¿Para qué?-me extrañé.

-A desearle que fuera feliz con Harry, eso es todo.-dijo, obviando el tema.-Luego vine aquí y abrí con la llave de repuesto de la maceta. ¿Excusas aclaradas?

El Intercambio~Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora