Capítulo 24

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Abrió los ojos con sorpresa por mi confesión.

-Podemos...

-Ya sé que podemos esperar, pero no quiero, te necesito.-le rogué.-Te quiero.

Y él también me quería, y eso me daba confianza para estar preparado y listo para lo siguiente. Como toda respuesta sólo plasmó un casto beso en los labios.

-¿Si algo va mal me lo dirás?

-Sí.

-Te amo.

-Yo más.

Unió nuestras bocas en un encuentro suave y delicado y me empezó a desabrochar la camisa a ciegas, con paciencia, sin ninguna prisa en sus actos. Acarició mi trabajado pecho y abdomen con dulzura, tirando de la tela hacia abajo para que cayera.

Sin despegarse de mí ni en un sólo momento me fue guiando a la cama y aterrice sobre el blando colchón de ésta. Los zapatos y los calcetines de ambos estaban de cualquier manera en la alfombra. Con inexperiencia le despoje de su chaqueta y camisa, tirándola al suelo. Repartí una serie de besos en su cuello y suspiró, por lo que deduje que iba por buen camino.

Mi respiración se volvió más pesada cuando jugueteó con mis pezones, los mordía, los chupaba y los lamía sensualmente, rodeándolos con su lengua y bajaba por mi estomago, se detenía en mi ombligo unos instantes y seguía la V que se escondía en mis pantalones. Acarició por encima provocando que gimiera y se me arqueara la espalda pidiendo más. Acató mis ordenes y quitó el botón y la cremallera, bajando los jeans y dejando al descubierto mis boxers.

Fue en busca de mis labios y los estrelle casi con desesperación. Fui rozando la piel de su torso para indicarle lo que iba a hacer e intenté quitar sus apretados vaqueros con su ayuda, quedando en igualdad de condiciones. Solo nos separaba la ropa interior.

Él hizo el primer paso, metió su mano por debajo del elástico y fue retirándolo, lanzándolo a cualquier parte. Me miró unos segundos antes de besarme. Me hirvió la cara.

-Eres tan bello...-murmuró

Le bajé los suyos y el primer contacto fue increíble. Proferimos un gruñido y aumentó los besos, dejandome chupones en toda la piel disponible.

-¿Tienes...

-Primer cajón.

Sacó un sobrecito plateado y una botella pequeña. Vi vacilación en su mirada pero enterré mi mano en su pelo para juntar frentes.

-Sigue.-le alenté.

Separó mis piernas ligeramente y aplicó un poco del gel en sus dedos, para introducir el índice sin ninguna brusquedad, al poco tiempo acompañados de otros dos más. Era incómodo pero nada desagradable, jadeaba queriendo más. Enrolló el preservativo a lo largo de su miembro y aún pude ver una pizca de duda.

Apretó en mi entrada y mordí mi labio inferior de puro dolor, arrugando las sábanas. Me cogió de la mano y la situó sobre mi cabeza. Estaba tenso y lo notó.

-Boo, me...

-Lo sé. Estoy aquí. Relajate bebé, o te dolerá aún más.

Arañé su espalda, dejando marcadas líneas rojas paralelas en los costados de su columna vertebral. Conseguí expandirme y me adapté.

-Sigue.

Pasó el primer anillo de músculos y esperó a que me acostumbrara para pasar el siguiente. Pronto estuvo todo dentro y empezando a moverse descubrí el placer. Gimió y sudorosos, nos tocábamos, nos acariciabamos con excitación, pasión, pero sobretodo, con mucho amor.  Sus embestidas al principio suaves, eran ahora más firmes. Flexionó mi rodilla hacia mi cuerpo para que fueran más profundas y cuando tocó un lugar mágico me hizo ver las estrellas. Era como si supiera todo antes de que yo lo pidiera.

El Intercambio~Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora