Epílogo

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LOUIS PDV (presente)

Hay una cosa de la  que estoy seguro en esta vida:

La gente te hace daño.

Todo el tiempo.

Y no puedes evitarlo.

Y hay otra cosa de la que estoy completamente seguro también:

Tú eliges quién te destroza.

Te pueden traicionar, te pueden humillar, dar la espalda en momentos difíciles. Al fin y al cabo el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Puedes desprenderte de esas personas tóxicas en tu vida y no darles ese placer de pasarlo mal por ellos. Aguanta y sé fuerte. 

Pero siempre va haber una persona. Una única persona. Esa persona que con solo palabras te puede despedazar en segundos. Que tiene el poder de destruirte en sus manos. Esa persona en la que has puesto toda tu confianza, a quién valoras más que a las demás. Por quien cruzarías océanos nadando, hasta librar mil guerras y pasar lo peor si es necesario.

A veces esa persona se va de nuestra vida. Porque quiere, porque tú le has empujado fuera de tu vida o porque a veces, es inevitable. 

Y ese día, y no me refiero al día en el que se va, si no en el siguiente, en el que te despiertas pensando que todo ha sido un mal sueño pero no, te das cuenta de que ha sido real. Que se ha ido. Y te tienes que empezar a acostumbrar de que no está. Ese día vas a sentir que te hundes.

Y le vas a echar de menos, día a día. Una persona que le contabas todos tus secretos, de repente no tendrás nadie a quién contarlos. Alguien con quién podías llorar en sus brazos, porque esa persona te apoyaba, te quería, te entendía. Esa persona que ahora, te das cuenta de que no valoraste tanto como se lo merecía. 

Y su sonrisa, su preciosa sonrisa que te alegraba las mañanas. Sus labios que se curvaban perfectamente cuando reía. Sus ojos, fueran del color que fueran, que brillaban o se volvían de un doloroso color rojo si lloraba.  Sus lunares, pecas, cicatrices que sabes de memoria su lugar. Su piel, con ese perfume especial que reconocerías en cualquier lugar. Su cara, que encontrarías entre mil personas. Su pelo, que adorabas acariciar, toquetear, que tenía su propio estilo. Simplemente él.

Pero no solo eso, también echas de menos vuestras tontas peleas, vuestras conversaciones de cada día, cada abrazo, beso, lágrima derramada, fecha especial, lugar especial, momento especial. Todo era especial cuando estabais juntos. Y eso es lo que duele, que ya no estáis juntos. Y que se ha ido.

Y que por las mañanas sientes que te han cogido el oxígeno, que cada vez es más difícil respirar porque tienes un peso en el pecho. Y que al mismo tiempo tienes una sensación de vacío.

 Y andas buscando en todos lo que tenía esa persona. 

Y no lo encuentras.

Y duele

Duele porque ves a todos felices y tú no lo estás. Porque te ha dejado una marca tan profunda en ti que te sientes desorientado. Y no sabes que hacer ni como actuar. Y duele un tiempo. Días. Semanas. Meses. Años.

Pero aprendes a vivir con ese dolor. Te acostumbras a ello al fin y al cabo. Hay quiénes lo superan, también los hay que no. Es como una droga, hay quien lo pierde todo mientras otros llegan hasta el infinito. 

Sé fuerte. Las cosas pasan no por Karma, ni porque te lo merezcas. Las cosas pasan porque tienen que pasar. Y no hay explicación o lógica alguna. 

Pero todo mejora, te lo puedo prometer por mi vida. No desaproveches el momento. Sigue adelante a pesar de todo. ¿Que no es lo mismo? Lo entiendo ¿Que no le ves el sentido a nada? También lo entiendo. Acuérdate de que la vida es un viaje. Un recorrido en montaña rusa. Hay subidas, bajadas, curvas, rectas y a veces una vía cortada. Puedes elegir si caer o no en el vacío. Puedes elegir intentar saltar para llegar al otro lado, independientemente de si fallarás o lo conseguirás.

El Intercambio~Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora