Capítulo 33

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NARRADOR PDV

Después de volver del viaje, ambos continuaron en rutina. Louis iba por las mañanas en busca de trabajo. Quedadas con los amigos. Tardes amorosas entre palomitas y películas. Noches de lujuria y pasión.

Lo que primero alarmó a Louis fueron las desapariciones de Harry, donde no volvía hasta el mediodía. Se empezó a preocupar por si tenía un amante y un día, decidió seguirlo pero éste sólo iba a casa de su madre, Anne. Más tarde, cuando el castaño le preguntaba dónde había estado, se inventaba una respuesta penosa. Louis no lo entendía.

Después estaban esas noches en las que el ojiazul se despertaba muy temprano, porque Harry estaba llorando inconsolable. Otras veces gritaba y chillaba cosas sin sentido y no se dejaba abrazar. Sus excusas era que tenía pesadillas pero él no le creyó.

Por otra parte estaba su tos que era lo que más le angustiaba. Repentinamente le daba un ataque que a veces acababa en vómitos y sin poder respirar. Cuando proponía la idea de ir al médico, el rizado solo negaba y le intentaba tranquilizar.

Un miércoles cualquiera, todo cambió.

Me gustaría poder decir que no fue nada.

Pero te estaría mintiendo.

Louis, como cada mañana, se levantó, desayunó y después de darle un beso a su ojeroso novio, se fue a repartir currículums. Además, ese día tenía una entrevista en una empresa de las más importantes de la ciudad. Se había afeitado, puesto su corbata más elegante, añadido unas gotas de su loción de Calvin Klein a elección de Harry y hasta se había peinado con un poco de gomina hacia atrás.

Entró en la oficina, donde una recepcionista le señaló que esperara sentado, que le atenderían en seguida. Se ajustó los gemelos de la chaqueta y se alisó la corbata por décima vez, impaciente. Repasó mentalmente las respuestas, ensayó el saludo adecuado, cambió su postura a una más recta. Leyó todas las revistas de la mesita del derecho y del revés, hurgó en un agujero de la silla, jugó a Angry Birds en su móvil.

-Puede pasar al despacho del señor Jones, es al fondo del pasillo.-le indicó finalmente la vieja amargada detrás del mostrador.

Sonrió educadamente y tratando de parecer lo más normal posible, caminó hacia donde le había dicho. Carraspeó antes de tocar con los nudillos la puerta de madera.

-Adelante Tomlinson.

Justo cuando entró, le sonó el móvil y maldijo a quien fuera que le hubiera llamado. El jefe, detrás de la mesa le miró con cara agria. Menuda manera de comenzar, pensó Louis. Mal,mal,mal.

-Perdone, ahora lo apago.

Sacó el IPhone de su bolsillo interior y cuando vio fugazmente el número de la madre de Harry en la pantalla, se le cayó el alma de los pies. Ella nunca la llamaría si no fuera por una emergencia. Empalideció y miró al señor Jones, para después volver a posar la mirada en el aparato.

-Es urgente.-tragó saliva.

-Tiene 3 minutos.

Dudó unos instantes pero aceptó la llamada y se llevó el móvil a la oreja. Le inundó la voz de Anne llorosa. Hasta que no empezó a hablar, fueron los segundos más tortuosos de su vida.

-¡Louis!¡Es Harry! ¡Está en el hospital! ¡Corre! Tiempo... tendría que habértelo dicho... está grave... tienes que venir...-balbuceó. Se acaloró, no por cualquier cosa, si no por miedo. El traje no es que mejorara la situación.

-Enseguida estoy allí.-contestó, intentando no quebrarse. -tengo que irme, asuntos familiares, lo siento.

Salió corriendo, haciendo caso omiso de los gritos del otro. Se chocó con la vieja amargada que le soltó una sarta de insultos interminable pero no le importó. Casi se estampa contra la puerta de salida pero sus reflejos le salvaron esa vez. Tropezó en la calle y les quitó el taxi a unas chicas que iban a subir, tirándoles las bolsas por el suelo.

El Intercambio~Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora