Capítulo Cincuenta y Cuatro - Abrazo de grupo.

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Harry se separó de mí como si mi cuerpo quemara y me miró con una expresión que no podía descifrar: podía ser pánico o podía ser diversión. O podía ser ambas, si esa mezcla era posible. 

- ¡Perdón! - gritó mi mejor amiga después de cerrar la puerta y bajar las escaleras haciendo demasiado ruido a cada paso. 

Me quedé quieta, porque no podía decir nada, ni siquiera moverme, por lo aturdida que estaba. 

Jennifer nos había encontrado. Y eso no era todo. 

Jennifer nos había encontrado, besándonos. 

- H. - dije en tono de súplica. 

- Al, tranquila. - me dijo tomando mi rostro entre sus manos, sabiendo que estaba al borde de un ataque de nervios. - Va a estar todo bien, vamos a bajar, vamos a decirle a Jennifer la verdad... y va a estar todo bien. 

Mi respiración era pesada y agitada, tanto que parecía retumbar en toda la habitación, y mi corazón parecía golpearme desde el interior de mi pecho. 

- Podemos hacer esto, Al. - me susurró. - Va a estar todo bien. Hagamos como yo dije, hoy Jennifer, otro día mis padres... de a poco. ¿Sí?

Asentí con la cabeza y lo miré. Me besó rápidamente en los labios y abrió la puerta de su habitación. Sentía mis mejillas arder, seguramente tan rojas como tomates. Me dispuse a bajar las escaleras, sin poder asimilar aun la situación. Harry me siguió. 

Bajé, escalón a escalón, con la mirada en el suelo. Hasta que llegué a la sala de la casa y sabía que Jennifer estaba delante mío porque sus pies estaban en mi campo de visión. Tomé aire y dije lo primero que se me vino a la mente. 

- ¡Perdón! - nuestras voces sonaron al unísono. No podía creer lo que escuchaba. ¿Jennifer me pedía perdón? - ¿Qué?, ¿por qué? - volvimos a decir juntas. 

La escuché reír pero no fui capaz de reírme yo también. Tenía tanto miedo que mi mente me estaba cegando. No podía ver lo que pasaba en realidad. 

- ¿Perdón por qué? - me preguntó Jennifer, y por primera vez, la miré. No parecía enojada, solo sorprendida. 

- Por salir con tu hermano y nunca contarte, pensé que te ibas a enojar. Lo lamento mucho. - dije casi susurrando. Miré al suelo para evitar sus ojos. 

- Ally, ¿vos estás loca?

"Loca por tu hermano, sí." pensé, pero no se lo diría. No era el momento. Tal vez, en otro momento, podría hacer esa clase de chistes. En ese momento no podía, porque los nervios habían controlado todo mi cuerpo y no me dejaban actuar con claridad. 

- Lo siento mucho. - dije convencida de que se había enojado finalmente. 

Entonces, sus brazos me rodearon en un abrazo tan fuerte que me costó unos segundos reaccionar. Me estaba abrazando. Jennifer sabía que estaba con Harry y me estaba abrazando. 

- ¿No estás enojada? - pregunté, atónita. 

- ¡¿Cómo voy a estar enojada con vos?! - me dijo, como si fuera obvio. - ¡Claro que no tonta! Estoy muy feliz por vos. 

Entonces todo era obvio. Y mi miedo parecía irracional ahora que todo se había resuelto. ¿Cómo pude haber temido que mi mejor amiga no aceptaría mi relación con su hermano? Una pequeña falla de la felicidad que tenía pareció asaltar mi mente: aunque no estuviera enojada conmigo, yo le había mentido. 

Se lo iba a decir. Me juré a mí misma en ese momento que le diría a mi mejor amiga toda la verdad. Porque para eso estaban las mejores amigas, para ser confidentes. Y ella tenía que saber todo, como yo ahora sabía todo sobre ella. 

Vi como, después de apartarse de mi abrazo y abrazar a su hermano, le susurraba algo en el oído y él contestaba mirándome con una sonrisa. 

Zayn que miraba también desde otro costado del living se acercó. 

- Y todo este tiempo estuvimos haciendo citas dobles en el colegio... Que loco. 

Todos nos reímos. 

- ¡Abrazo de grupo! - dijo Harry y todos corrimos al centro de la habitación rodeando los brazos unos con otros. 

- ¿Los amo mucho a todos sabían? - dijo Jenn y todo lo que había temido en todo este tiempo se desvaneció hasta desaparecer por completo. 

Never felt like this. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora