Capítulo Cuarenta - Único.

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- Narra Ally - 

- H. - dije al atender el teléfono, un poco sorprendida por la llamada. El jamás me llamaba, me mandaba mensajes, sí, pero no me llamaba. Tenía que ser algo importante, sin embargo, habían pasado ya unos segundos desde que atendí y no había escuchado su voz. - H, ¿estás ahí?

- Sí. - dijo, parecía que se hubiera dado cuenta de que alguien le estaba hablando, como si no hubiera sido él quien había iniciado la llamada. - Sí, estoy acá. 

- ¿Pasa algo? - pregunté un poco preocupada. -  Es que vos nunca...

- Al. - me interrumpió. - ¿De qué hablaste hoy con Liam?

Sonreí levemente, dejando escapar un suspiro. Esta faceta de él podía llegar a matarme de la ternura. Me lo imaginé con el ceño fruncido por la preocupación y deseé con todo mi corazón estar a su lado y rodearlo con mis brazos. No pude contener una pequeña risa de felicidad. 

- Estás celoso. - dije en una afirmación. 

- Al, ¿de qué hablaste? - un poco de enojo podía notarse con sus palabras. La sonrisa se borró de mi semblante. 

- Tranquilo, H.  - le dije. - Me tropecé con él mientras buscaba a Jenn. 

- Sí, pero hablaron. - insistió. 

- Sí, no sé si te va a gustar que me haya dicho lo que me dijo. 

Escuché como dejaba escapar el aire por entre sus labios como si fuera un resoplido. Estaba nervioso, siempre que estaba nervioso hacía eso. Me convencí de que tenía que decirle lo que sabía... al fin y al cabo, si Liam me había dicho que él no tendría que haberme contado nada era porque tal vez pensaba que yo me enojaría ante sus palabras. Como no me enoje, contarle a Harry lo que sabía no significaba un problema, ¿o sí?

- Al, por Dios, ¿qué te dijo? - insistió nuevamente. 

- Me contó lo que le dijiste a todos los chicos del colegio. - confesé con una frase rápida. 

- ¿Qué les dije qué?

- Eso de que no trataran de acercarse a mí... 

- ¡Era un secreto! - me reprochó, como si yo fuera la culpable de conocerlo. En realidad, en cierto punto lo era: yo había presionado a Liam para que me lo contase. 

- H. - lo llamé. - Tranquilo. 

- ¡Es que se suponía que no tenías que saber eso! - soltó otro bufido. - ¿Estás enojada conmigo?

Mi sonrisa volvió a aparecer. Me hablaba como si yo en realidad pudiera enojarme con él. Jamás lo lograría, aunque quisiera. Sí, varias veces me molesté con cosas que hizo, como cuando descubrí que quien me mandaba esos mensajes tiernos era él... pero nunca podría enojarme de verdad. 

- No. - contesté con un susurro.  

- ¿Por qué no? - preguntó como si no me creyera. 

- Porque no, H. Me parece algo lindo, me puso contenta. ¿Por qué me enojaría con vos?

- Bueno... - dijo, buscando las palabras. - Es que vos una vez dijiste que nadie quiso acercarse a vos nunca... y eso no fue porque a los chicos no les interesaras sino porque yo me hice cargo de eso. 

- ¿Así que los chicos se interesan en mí? - pregunté con tono burlón. 

- ¡Alyson! - escuché su voz más tranquila, y me imaginé su sonrisa junto a su teléfono celular. 

- ¡Harry! - retruqué. - Era un chiste, tonto. No me importa en absoluto que nadie se me haya acercado antes, H. Solo me importa que vos lo hayas hecho. Sos el único que me importa. 

- ¿De verdad?

- Sí, de verdad. 

- Bien.  - musitó. - Vos sos la única que me importa. 

Never felt like this. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora