Capítulo Tres - Mensaje.

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Cuando llegó la hora de cenar, la mamá de Jennifer nos llamó para que bajáramos. Cuando estábamos saliendo de la habitación, sentí el sonido de mi celular: me había llegado un mensaje. 

- Andá bajando, Jenn. - le dije. - Tengo que ver si es mi mamá. 

Corrí hasta mi celular para no demorarme. Era un mensaje de un número desconocido, que al abrirlo, me sorprendió un poco. 

"Nunca me había sentido así." decía.

Después de pensarlo, asumí que sería un número equivocado. Era obvio que eso había pasado porque sino, ¿a quién podría yo causarle sentimientos? A nadie. La única persona con la que hablaba era Jennifer. Sí, muchos dicen que soy extrovertida y todo eso, pero ningún chico jamás se acercó a mí, y yo jamás me acerqué a nadie. Conocía a bastante gente, pero con Jennie hablaba nada más.

Dejé de pensar en el mensaje, y me dirigí a la puerta de la habitación para bajar a cenar. Crucé la puerta y sentí como mi cuerpo chocaba con algo y quedaba suspendido en el aire, sostenido por un brazo alrededor de la cintura. 

Miré a mi alrededor y me di cuenta de la situación: Harry me sostenía para que yo no caiga por las escaleras. Nos habíamos chocado al salir de las habitaciones.

Sentí su mano sobre mi costado, podría haber jurado que ocuparía todo el ancho de mi cintura si la apoyaba sobre mi espalda. 

- ¿Estás bien? - me preguntó preocupado. 

- Sí, tranquilo. - le dije, todavía un poco desorientada. 

Me miró un momento. Todo lo que había reprimido en mi mente, salía a borbotones de nuevo. Esos ojos, tan verdes como las esmeraldas, parecían mirarme de una manera especial. Soñé con que fuera especial. Y me maldije nuevamente. "No, Harry. No puedo pensar en vos de esa manera."

- ¿No te estoy pesando un poco? - Le pregunté, dándole el indicio para que me suelte, y así bajar a cenar.

- No. - me dijo, sonriendo. - Sos muy chiquita, ¿cómo me vas a pesar?

- Yo no soy chiquita. 

Ahogó una carcajada frente a mi tono desafiante. Su brazo seguía aferrado a mi cintura, y yo seguía suspendida en la punta de la escalera: si él me soltaba, caería rodando. 

- No, no sos chiquita... sos diminuta. 

- Me estás haciendo enojar, Hazza. - le dije, haciéndome la ofendida. - Dale, soltame. Tenemos que ir a cenar. 

Asintió. Pero antes de bajar, me aferró con más fuerza, atrayéndome hacia él. De esa forma mis pies quedaron completamente sobre el suelo y pude de nuevo ser dueña de mi cuerpo, que ya no se suspendía en el aire. Harry aflojó suavemente su brazo, y empezó a descender las escaleras. 

El movimiento de su cuerpo al saltar escalón tras escalón me dejó sumida en una nube de pensamientos que daban vueltas y vueltas a su alrededor.

Me quedé en esa posición, sin reaccionar. 

- ¡Al! - me llamó. - Vamos, ¿no teníamos que ir a cenar recién?

- Ah, sí. - dije. - Vamos.

Bajé las escaleras con la vista sobre sus hombros, que se movían al compás de su caminar. "Para ya, Ally." me dije a mí misma. "No es correcto lo que estás pensando."

Never felt like this. (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora