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Peter tragó saliva duro, mirando el techo de su habitación, acostado en su cama. Suspiró con su rostro ardiendo.

Miró el reloj en su mesa de noche. Eran las tres de la mañana y él no había dormido ni un poco. Soltó un suspiro. Salió de su nueva habitación intentando no tropezar con las cajas de mudanza que todavía no había desempacado y fue hacia la cocina, caminando lo más sigilosamente posible para no despertar a Natasha. Ellos habían vuelto a casa llevándose varios contenedores con varias de las cosas que Loraine había horneado, así que abrió uno de los contenedores y sacó un rollito de canela. Lo calentó en el microondas y se sentó en la isla de la cocina para comerlo.

—¿Tampoco puedes dormir?—Casi se cae de la silla. Natasha prendió la luz de la cocina mientras que entraba. Se sirvió una rebanaba de pastel de chocolate.—... ¿Pesadillas?

—No. Simplemente... no podía dormir y ya.

—Bueno, realmente no creo que la azúcar ayude con la insomnia, pero lo permitiré solo por ésta noche.

Natasha se sentó al lado de Peter y ambos se quedaron en silencio durante un rato, ninguno diciendo palabra alguna mientras que comían.

—... Peter... ¿hay algo que quieras decirme?

Peter tragó saliva, casi atragantándose con el rollito, y miró sonrojado a Natasha.

—... No...

—¿Estás seguro? Porque... si hay algo que quieras decirme, si estás triste o ansioso por alguna razón... puedes decirme lo que sea, Peter. Puedes hablar conmigo.—Extendió una mano y la puso encima del hombro de Peter, apretándolo con delicadeza.—De verdad quiero que tú sientas que puedes confiar en mí. Puedes hablar conmigo de lo que sea.

El sonrojo de Peter aumentó, su cara poniéndose como un tomate. Apretó los puños encima de su regazo, apartando la mirada de Natasha.

—... ¡Loraine y yo nos besamos!—Sintió la pena llenar su cuerpo y vio el shock llegar al rostro de Natasha.—... Bueno... más bien... ella me besó a mí...

Nat se aclaró la garganta, acomodándose en su asiento. No parecía enojada, solo sorprendida.

—Ya... veo... y... ¿ella te gusta...?

—No... no creo...—Peter le dio una mordida al rollito, pero le fue difícil masticar y tragar por el nudo en su garganta y la sensación en su estómago.—Jamás me ha gustado una chica antes, así que... supongo que no sé cómo se siente en primer lugar...—Levantó sus pies, poniéndolos en el borde del banquillo, y abrazó sus piernas contra su pecho.—¿T-Tú... sabes cómo se siente?—Nervioso, vio a Natasha con timidez, notando que ella ahora también tenía un sonrojo, el suyo ligero comparado con la cara de tomate que él tenía.—El estar enamorado de alguien, quiero decir... solías estar casada con el señor... con mi Tío Steve. ¿Tú... lo amabas?

Natasha apartó la mirada. Peter notó múltiples emociones en su rostro: tristeza en sus ojos y nostalgia en su sonrisa.

—Por supuesto que sí. Yo de verdad amaba a Steve. Cuando él me propuso matrimonio, lloré, porque no podía creer que alguien podría alguna vez llegar a amarme de la forma en la que él me amaba. Y... si te soy sincera, Peter, todavía lo amo. Hay muchas formas de amar a una persona. Está... el amor que sentirías hacia tu mejor amigo, la forma en la que amarías a tu hermano o hermana. Así me siento hacia Clint, y hacia tus tíos. Thor, Bruce, Tony, Rhodes, Sam, Bucky... los amo como si fueran mis hermanos. Somos una familia. Y la forma en la que yo amaba a Steve... es... diferente... porque hay una diferencia entre gustar y amar: puede gustarte algo de una persona, como su personalidad, su risa, su apariencia, las cosas que hace, pero... cuando la amas... te empieza a gustar absolutamente todo de esa persona. Desde sus perfecciones hasta sus imperfecciones, cada pequeña cosa que hace, cada pequeña acción... sientes que serías capaz de lanzarte de un edifico por aquella persona, de hacer todo lo que fuera... sientes eso y muchas cosas más por alguien con quien, tal vez, estarías dispuesto a casarte...—Natasha sonrió de manera cálida, como si recordara algo que le traía mucha felicidad.

Son of the Widow [#1] (Remake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora