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—No te preocupes Petey, ya mañana iremos a ver a tus amigos.—Natasha le aseguró cuando volvieron al departamento. Peter suspiró y asintió.

Fue adormir temprano esa noche, y horas después se despertó con lágrimas. Había tenido otra pesadilla en la que ella había estado ahí. Abrazó sus piernas contra su pecho mientras que sollozaba. Sentía la piel encima de sus brazos arder. Ya no podía soportarlo.

Sin saber muy bien lo que estaba por hacer, se levantó de la cama y, con cuidado, fue hacia la cocina. Suspiró nervioso mientras que iba hacia uno de los cajones y sacaba el cuchillo más grande y afilado que pudo encontrar. Sin darse cuenta empezó a temblar, mientras que sollozaba suavemente. Empezó a levantar una de sus mangas cuando la luz se prendió y escuchó a Natasha gritar.

—¡¿PETER?! ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!

Peter soltó el cuchillo y volteó hacia Natasha. El rostro de la mujer era puro horror el cual aumentó al ver todas las cicatrices a lo largo de su brazo. Ella corrió hacia él y tomó su muñeca, y Peter sollozó fuertemente al ver las lágrimas en los ojos de Nat.

—Peter... ¿pero qué te has estado haciendo?

Peter logró salir del agarre de Natasha y corrió hacia su habitación, pero ella corrió detrás de él y entró antes de que pudiera cerrar la puerta.

—P-Por favor... por favor no te enojes...—Sollozó sin voltear a verla.

—No estoy enojada contigo... solo quiero que hables conmigo, por favor... ¿durante cuánto tiempo lo has estado haciendo? ¿Es por eso que siempre insistes en usar mangas?

—¡No las hice yo!—Chilló con el rostro rojo y lleno de lágrimas mientras que volteaba hacia Natasha.

—¿Entonces quién fue? ¿Quién te lastimó?—Ella preguntó a pesar de que ambos sabían que ya se sabía la respuesta. Natasha se agachó a la altura de Peter y le acarició la mejilla, limpiándole las lágrimas.

Peter, tembloroso, se quitó su sudadera, revelando por completo las cicatrices en sus brazos. Natasha jadeó fuertemente en horror y él se estremeció. Quería confiar en ella. Sabía que podía confiar en ella. Es por eso que decidió que iba a decirle lo que había estado guardando dentro de él durante demasiado tiempo.

—Fue Mary...

Natasha rápidamente se limpió sus propias lágrimas. Intentaba mantenerse fuerte frente a él, sin importar el dolor que le causara ver esas marcas en Peter.

¿Mary te hizo esto...?

—Ella se enojaba mucho... mucho... cuando yo me portaba mal...—Hablaba entre sollozos, manteniendo la mirada baja.—Empezó en mi cumpleaños cinco, cuando yo hice un berrinche en medio de la fiesta porque no me gustaba que todo fuera de niña. Cuando volvimos a casa, ella y mi papá se pelearon y él se fue a beber... y ella se enojó tanto, que fue a la cocina, sacó el cuchillo más grande que teníamos, lo puso en el fuego de la estufa por unos segundos, y... me cortó...—Escuchó el sollozó de Natasha combinado con el suyo. Apuntó a una cicatriz en medio de su antebrazo izquierdo.—Ésta fue la primera que hizo. Después de ese día... siguió haciéndolo, cada vez que se enojaba, incluso si yo no hacía nada, ella me castigaba... cuando ella y papá se peleaban y él se iba... cuando llegaba estresada del trabajo... especialmente... lo hacía en mi cumpleaños...—Levantó su camisa para mostrar que también tenía algunas cicatrices en el estómago. Luego bajó sus pantalones lo suficiente para mostrar las que tenía en los muslos.—lo hizo hasta el día en el que tú me encontraste. Cuando ellos murieron.—Por más que le doliera decir todo eso en voz alta, se sentía increíblemente bien desahogarse, revelar lo que le había estado atormentando.

—¿Y... Richard? ¿Él nunca se enteró...?

Peter volvió a sollozar.

—Una noche él volvió a casa... vio lo que ella estaba haciendo... me sostuvo para que no me moviera... y me tapó la boca para que no gritara...—Natasha soltó un fuerte sollozo, cubriendo su rostro con sus manos.—Lo siento... de verdad lo siento... no te dije porque...

Ella se levantó, mirándolo con seriedad, con los ojos llenos de dolor hacia él, y se quitó su bata, dejándola caer al suelo. Luego se quitó la camisa de su pijama, quedando en sostén, y ya que su cabello era corto, cuando se dio la vuelta Peter pudo ver bien las enormes cicatrices que cubrían toda su espalda, empezando arriba de su cintura y terminando bajo sus hombros. Jadeó horrorizado de la misma forma que ella lo había hecho tras ver sus brazos.

—¿Ves, Peter?—Se agachó y tomó su camisa, volviendo a ponérsela mientras que volvía a ver al niño.—Todo el mundo tiene cicatrices... todo el mundo tiene algo que esconder. Una parte de nosotros que no nos gusta o que queremos evitar a toda costa... que no queremos mostrarle a otras personas... pero al final del día, sigue siendo una parte de nosotros... y por más que odiemos y queramos olvidar que esa parte está ahí... siempre va a haber alguien quien la va a amar junto con el resto de nosotros...—Se arrodilló y tomó las manos de Peter.—Y yo amo cada parte de ti, Peter.—Rodeó al niño en sus brazos, abrazándolo fuertemente, mientras que él sollozaba.—No te disculpes. No me importa por qué no me lo dijiste. Lamento que ellos te hayan hecho esto...—Lo miró a los ojos llena de culpa mientras que lo tomaba de los hombros.—Peter, yo... era cercana con tus padres, no lo hubiera sido si hubiera sabido lo que ellos te hacían, pero si lo hubiera sabido... te juro que hubiera hecho todo en mi poder para poder ayudarte... el daño está hecho, pero te juro, que jamás dejaré que alguien vuelva a lastimarte. Si alguien llega a causarte dolor, me aseguraré de que sienta un dolor mil veces peor, si te hacen llorar, yo los haré llorar lágrimas de sangre. Si ponen una mano en ti, yo los mataré. ¿Me entiendes?

Peter asintió lentamente. Natasha tomó su brazo con delicadeza y acarició con cuidado la piel marcada.

—Hay... cosas que podríamos hacer. Tratamientos de piel, cirugías... para que te quiten éstas cosas. ¿Qué dices?

—N-No... no estoy seguro...

Ella suspiró, sonriéndole con calidez.

—¿Puedo preguntar...?

—¿Sí?

—¿Qué tan cercana eras con ellos?

Peter notó que Natasha se tensaba. Le tomó unos segundos responder.

—Sabes que tus padres eran agentes de Shield. Yo fui quien los entrenó cuando empezaron. Y eran tan buenos agentes, que Fury decidió reclutarlos. Ellos estaban por unirse a los Avengers antes de morir.

—Oh...—Peter la miraba con los ojos bien abiertos con sorpresa.—Ya veo...

—Ninguno de nosotros sabía lo que ellos hacían, como eran en realidad...—Nat suspiró.—Nos engañaron a todos...

Peter bajó la mirada...

—Algunas veces me pregunto... si me hubiera portado mejor... si no hubiera mostrado señales de disforia... tal vez ella...

—Peter, no.—Volvió a tomarlo de los hombros.—Mírame, Peter. No importa qué hayas hecho o no hecho. Nada de esto es tu culpa. Nada justifica que ella te haya hecho esto. Tan solo eres un niño... oh, por Dios, ella empezó a hacértelo a los cinco años...

Natasha cubrió su rostro con sus manos, rompiendo en llanto, y Peter la abrazó fuertemente. Los dos lloraron juntos. Los dos se abrazaron y Natasha se quedó al lado de Peter toda la noche mientras que él dormía, acariciando su cabello, maldiciéndose a sí misma por no haber podido salvar a Peter antes, susurrando pequeñas promesas de protegerlo de todo y de todos hasta el final.

Son of the Widow [#1] (Remake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora