Son of the Widow [#1] (Remake)

29

Peter intentó no mostrarse triste cuando llegó el día en el que los Maximoffs se fueron a Sokovia. Se despidió de cada uno de sus amigos el día antes de su viaje ya que tenían que irse temprano al aeropuerto. Magda le dio a Natasha el número de un terapeuta al que Peter iba a poder ver hasta que ella volviera.

Los siguientes meses pasaron rápido entre Peter recibiendo clases en casa de parte de Natasha, Bruce y Tony, yendo a terapia para intentar ser diagnosticado con disforia y pasando tiempo con Natasha y el resto de su familia. No tomó mucho tiempo para que se encariñara con Carol y ella se convirtiera en su primera tía. Antes de que Peter se diera cuenta, ya era el 10 de agosto, el día de su cumpleaños.

Se despertó asustado, pero rápidamente recordó que estaba a salvo. Estaba con Nat. Suspiró y se levantó de su cama.

Salió de la habitación esperando ver decoraciones en la sala, a pesar de que dijo que no quería hacer nada pensó que Natasha terminaría haciéndole una fiesta sorpresa, pero no había nada, olió el olor de los panqueques en el aire. Natasha estaba parada en frente de la estufa, preparando una pequeña montaña de panqueques. Cuando volteó y vio a Peter sonrió.

Llevó el plato de panqueques a la mesa mientras que Peter se sentaba.

—Buenos días Peter. Feliz cumpleaños, mi pequeño.—Se agachó y le besó la frente. Peter sonrió.

—Gracias...

—Sé que dijiste que no querías hacer nada hoy, y voy a respetar eso. Pero aún así más tarde iremos a la Torre. Tus tíos y tu tía insistieron en que querían comprarte muchos regalos y tú te los mereces.

—Uh...

Natasha fue a su habitación y volvió con una bolsa de regalo. Peter sonrió y no pudo evitar jadear emocionado al sacar lo que había en la bolsa.

—¡Un peluche de Pikachu!—Lo abrazó contra su pecho.—¡Gracias, mamá!

Natasha sonrió mientras que Peter la abrazaba fuertemente.

Más tarde, Natasha le prestó su teléfono para que él pudiera hablar con los Maximoffs a través de una videollamada. No había podido hablar mucho con ellos en los últimos meses debido a lo ocupados que todos estaban, pero le alegraba el estar viéndolos aquel día.

—¿Ves a estos dos idiotas?—Loraine le mostró una foto de dos chicos altos, apuestos y albinos.—Isaak y Nikolai Voltage. Mis medios tontos medios hermanos mayores.

—Vamos Loraine. No es necesario llamarlos así. 

—Cállate Wanda.

—No puedo creer lo mucho que éste proceso ha estado tardando.—Pietro bufó quitándole el teléfono a Loraine. Los cuatro hermanos estaban sentados en el césped de la casa de la tía de ellos, en donde se estaban quedando.—Ni siquiera estamos cerca de ganar.

—Por lo menos mamá está feliz.—Loraine dijo, asomándose por encima del hombro de Pietro.

—Es cierto. Ella no había estado en Sokovia desde que nuestros abuelos escaparon durante la guerra contra Symkaria.—Lorna añadió.

—Sí, y nosotros, a excepción de Loraine, nacimos en los Estados Unidos, así que éste viaje también ha sido una buena oportunidad para todos de re conectarnos con nuestras raíces Sokovianas y Romaní.—Pietro se encogió de hombros.

—Y ha sido divertido el conocer a nuestra familia extendida.

—Para mí no. Ha sido más bizarro que divertido.—Loraine suspiró.—He conocido a dos hermanos y varios tíos y tías y primos por parte de mi papá, y jamás había visto tantas personas que se parecen a mí. Resulta que vengo de una larga línea de albinos... y todos me odian... ¡oh! El otro día una bailarina de la calle le enseñó una danza a Wanda. ¡La hubieras visto, Peter!—Loraine rió fuertemente. Peter notó que Wanda se sonrojaba.