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Natasha se despertó y se puso alerta en cuanto escuchó algo romperse desde la cocina del departamento.

Puso su mano debajo de su almohada y sacó el cuchillo que tenía guardado. Se levantó de la cama y con lentitud abrió la puerta de su habitación. El departamento era muy pequeño, así que podía asomarse hacia la cocina desde su puerta.

Gracias a que la luz de la cocina estaba encendida, pudo ver que quien se encontraba en la cocina era Peter, y nerviosamente intentaba recoger el cristal roto del suelo. De seguro había querido servirse algo de beber, y terminó rompiendo un vaso por accidente. Natasha se relajó un poco y dejó su cuchillo encima de su cómoda, para luego tomar una bata de seda y ponérsela antes de salir de su habitación.

—¿Peter?—Preguntó viendo al niño, quien palideció y levantó la mirada, nervioso.

—¡L-Lo siento, Nat!—Exclamó con voz temblando.—¡F-Fue un accidente, por favor no te enojes!

—Peter.—Caminó hacia él.—Relájate. No es nada, ésta bien—Extendió su mano hacia Peter y vio los ojos de él llenarse de horror, y los cerró fuertemente mientras que ponía sus brazos en frente de sí y empezaba a temblar.

—¡Por favor, no!—Peter chilló.—¡Por favor! ¡No me lastimes!

Natasha se congeló, viendo al niño que apenas hace unos días había adoptado temblar y llorar en frente de ella mientras que esperaba que lo castigaran. Esperaba que lo lastimaran como lo habían hecho tantas veces en el pasado.

Sintió su pecho apretarse y aguantó sus propias lágrimas. Apretó sus puños, sintiendo un fuerte odio por todas las personas que habían ayudado a lastimar a éste niño, deseando poder cazarlos a todos y cada uno y encargarse de que sintieran el mismo dolor que le habían causado a Peter.

Se agachó con cuidado de no tocar los trozos de cristal roto, y envolvió a Peter en un abrazo, levantándolo del suelo y llevándolo a la habitación de él, llena de figuras de acción, pósteres de superhéroes ficticios, cómics y varios videojuegos. Puso a Peter encima de la cama, y él seguía temblando y sollozando silenciosamente.

—Lo siento.—Peter susurró.—Lo siento...

Natasha se acostó a su lado, abrazando a Peter por detrás y besando su frente.

—No tienes que disculparte.—Ella susurró de vuelta.—Todo lo que te pasó, no es tu culpa. Nunca lo fue. Nunca lo será. Estás a salvo conmigo. No dejaré que vuelvan a lastimarte.

Permanecieron en aquella posición por el resto de la noche, con Nat abrazando al pequeño, consolándolo mientras que él sollozaba contra la almohada. Poco a poco los sollozos de Peter fueron cesando, su respiración fue relajándose, y justo cuando ambos estaban a punto de quedarse dormidos, Natasha lo escuchó susurrar:

—Me acuerdo de todas... todas las veces en las que ella me lastimó.





•••





—¡McDonalds, McDonalds, McDonalds!—Peter exclamaba emocionado mientras que él y Natasha caminaban por la acera. La mujer rió mientras que tomaba de la mano al niño y entraban al restaurante de comida rápida.

Esperaron en la fila hasta que fue su turno de ordenar y Natasha miró el texto que Clint le había enviado para que no se olvidara de lo que todos en la torre querían que ordenara.

Son of the Widow [#1] (Remake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora