Cap 16. Pensamientos

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El almirante miró el desinterés de su hijo por el príncipe y se sintió aliviado en su corazón al igual que la marquesa.

- ¿porque no me acompaña a dar un paseo por la ciudad? - dijo Léopold con una grata sonrisa en su rostro, se veía muy encantador y atractivo, pero Valery solo podía verlo como una molestia en su interior.

- si usted gusta que lo acompañe, me sentiría muy complacido- respondió Valery mirando a sus padres, ellos solo asintieron

-esta bien que los jóvenes vayan a dar un paseo, después de todo esto es un cortejo, pero le recuerdo a su alteza que esto no quiere decir que mi hijo se casará con usted, esta el joven caballero Pierre después de todo- comentó Paulette con una sonrisa amable.

El príncipe al escuchar que no por venir a su puerta y pedir salir quería decir que era con el con quien se casaría.
Tendría que convencer a Valery para eso.

El era un omega un poco difícil.

Al arribar ambos el carruaje, Valery no se olvidó de portar su cómoda bufanda

- ¿llevará eso? El clima no está tan fresco ¿no cree que tendrá calor? - dijo Léopold extraño

Valery negó con la cabeza y respondió - es un grato obsequio, es muy cómodo y fresco, no se preocupe.

Aunque Léopold no estaba muy convencido, ya no dijo más que pudiera incomodar a su amado.

El omega miraba a través de la ventana y algo dentro de sí le hizo ver hacia él cielo, sorprendiéndose demasiado, que hizo un ruido que alertó al príncipe

- ¿pasa algo? ¿Se siente bien? - dijo preocupado

Prontamente Valery recobró el sentido y contestó - no es nada alteza.

El príncipe lo miró desilusionado - Eso... no quiero que me diga alteza.... Léopold si no es molestia.

Valery miró la expresión del príncipe, pero luego miró al niño que lo observaba suspendido en el cielo ¿el niño podrá oír lo que dicen? Valery no creía que tenía tan extraordinaria audición así que contestó
- esta bien, ya que esto es un cortejo, le llamaré por su nombre alteza.

Valery solo para confirmar la expresión de aquel niño, volvió a mirar a través de la ventana, pero ya no lo vió por ninguna parte.

Para el paseo, se detuvieron en una cafetería famosa solamente visitada por los altos nobles. Léopold para no molestar a Valery reservó todo el establecimiento.

Servidos excepcionalmente por los sirvientes del lugar, quisieron dar su mejor servicio y platillo, ya que estaban en presencia del segundo príncipe.

Aunque Valery no dijo mucho en todo el rato, esto hizo ansioso al príncipe

-¿está aburrido?

Valery se sobresalto por la voz que interrumpía sus pensamientos

-¿he? Claro que no alteza...

-Léopold...

-¿umm?

-  llámeme Léopold, señorito.

El príncipe suspiró y dijo al fin - a usted no le gusto ¿verdad?

"esta en lo cierto" pensó Valery

- no puedo decir si me gusta o no, apenas y nos conocemos

- ¡tengo confianza! Creo que algún día llegaré a gustarle señorito Phoenix

"lo dudo, me gusta un mocoso" dijo en sus pensamientos Valery

- esta bien, tómese el tiempo que guste, Léopold- dijo sonriente Valery

Mientras que esto sucedía, un niño bastante molesto peleaba con sus pensamientos

"¿¡porque!? ¿El segundo príncipe? Anteriormente claramente odiaba a Carlisle por confabulación con el perro de Pierre, ¿y ahora? Solo porque el alejó todo lo que le hacía daño ¿le gusta? ¡Que estupidez!"

Meinolf sabía muy bien que fue Carlisle quien le cortó la cabeza al segundo, al igual que al primero y al emperador, las colgó en su negro corcel y cabalgó con ellas por todo el imperio, imponiendo horror en los ciudadanos, 'emperatriz sangrienta' lo llamaban, pero en ese entonces Carlisle tenía 6 meses embarazado, fue por su magia constante en el que no tuvo algún aborto, había costado casi toda su magia, pero valió la pena al ver a su hijo nacer. Las cabezas luego fueron colgadas en la entrada del palacio hasta que los cuervos los dejaron sin carne.

A Meinolf le fascinaba lo cruel y despiadado que podría llegar a ser su omega, estaba perdidamente enamorado, su crueldad subió cuando se corvirtió en madre, su instinto animal protector se activó, siempre alejaba a los omega mujeres u hombres de su alfa para que no le quitaran el derecho de primogénito a su hijo, solo matando a los obstáculos y manejando como todo un general al ejército negro del emperador aún siendo emperatriz.

Lo único que hizo mal fue estar enamorado del alfa incorrecto.

O mejor dicho, hechizado. Pero si Carlisle no se hubiera interesado primero en Pierre, el hechizo no habría resultado.

Meinolf no pudo contener su risa, pero sentía su corazón lastimado, se había propuesto a Carlisle, pero ahora el estaba saliendo con otro. No podía culparlo, tampoco a los padres del omega, que no sabían nada. Todos actúan por el bien de la contraparte.
Pero Meinolf esta vez no quería ver a su omega siendo tocado por otros.

Le hervía la sangre cada vez que recordaba como Valery se entregaba sumiso al maldito de Pierre. No recordaba cuantas vidas había quitado cada vez que sucedía.

Ahora el quería casarse con Carlisle, quería la aprobación de sus padres, tener nuevamente a su hijo y que lo llamara "padre" y tener muchos hijos más con su amor. Recuerda que cada vez que escuchaba al pequeño dirigirse a aquel hombre como "padre", se sentía tan triste y enojado.

Ahora Meinolf se sentía patético, era un niño, sin poder político, sin dinero, sin aliados, tampoco un lugar al cual llamar casa, un príncipe que no era príncipe de nada. En sus adentros se rió, ya que era así como se sentía antes, por eso dejó que otro alfa lo reclamara.
Ahora mismo estaba teniendo los mismos pensamientos, mirando a través del gran ventanal a aquella pareja comiendo y conversando, un dura punción surgió de su corazón, tal vez era mejor que Valery se case con él segundo, que ya tiene todo, era mucho mejor que el.

Y con estos pensamientos pesimistas se arrastró a dejarlos en paz.

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