Cap 6. Encuentro Inesperado

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La familia del marqués partió un día antes del banquete de fiesta del príncipe heredero.

El almirante tenía una mansión en la ciudad, un poco alejada de la población por lo grande que era, usaba la mansión cuando estaban de vacaciones o tenía cosas importantes que hacer en la ciudad principal.

Los sirvientes de la mansión se encargaban de mantenerla limpia y habitable, además de que los jardineros seguían plantando hermosas flores, por petición del almirante, un regalo para la vista de su hijo y esposa.

En este día, Valery estaba paseando por los espaciosos jardines de la mansión, lo acompañaban solo dos doncellas esta vez, Margaret y Gregoria, ya que las otras se habían quedado acomodando las ropas y accesorios en la habitación de Valery.

- es un hermoso día- dijo Valery aspirando hondo por su nariz el frío aire- ¡que bueno es estar vivo! - grito a los cielos

-muy cierto mi señorito--dijo Margaret sonriendo

Caminó por los sembradíos de hermosas rosas rojas, se acercó y olio el fragante aroma proveniente de ellas

-quiero llevarle rosas a mi madre--dijo pensativo, en lo único que pudo pensar al verlas fue en su madre

- le traeremos una cesta de mimbre y tijeras para ellas, ahora regresamos.

Dijeron para luego apartarse apresuradamente por dicha cesta.

Valery al esperar solo observó distante y pensativo la rosa, pronto recuerdos nefastos sumergieron su mente, al recordar cuántas cabezas decapitó con su espada.

Hasta que de pronto escuchó unos pasos que se aproximaba hacia él, no era ninguna de sus doncellas, el conocía muy bien sus forma de caminar

- son igual de hermosas como usted y su hermoso cabello-dijo una voz

Valery volteó a mirar sin tanto asombro

-¡príncipe!

El hombre sólo respondió con una sonrisa

-disculpe mi rudeza de interrumpirlo y venir sin previo aviso, pero la mansión me quedaba cerca de unos asuntos que fui a atender y decidí pasar a ver al marqués, le pedí que no le informara que estuviera aquí- dijo explicando se pero con una sonrisa de satisfacción - quería sorprenderlo- dijo al fin

"¿que esta tratando de hacer este niño?"

-pues vaya que me sorprendió su alteza- dijo haciendo una reverencia tardía de saludo

-Léopold... - dijo de pronto interrumpiendo a Valery

-¿L-éopold ? - respondió desconcertado el omega

- llámeme Léopold- dijo al fin

Valery solo se contrario

" ya veo por dónde va todo"

- usted es el segundo príncipe, no puedo llamarlo por su nombre alteza-dijo en disculpa - podría meter en problemas a mi padre o a mi familia si lo llamo de esa manera.

- no hay ningún problema en llamarme así, yo estoy dando permiso para ello, no te preocupes--dijo sonriente

"no, no, simplemente no quiero aceptar tus avances, pero es muy persistente"

Valery suspiró -Léopold, entonces, ¿que lo ha traído hasta este jardín a buscarme?-

- he venido a tomar el té con usted, señorito Valery- dijo acercándose a él - ya le he dicho a su padre sobre el asunto y pronto traerán lo que se necesita.

- ¿quiere tomar el té al aire libre?

-así es-

-con gusto tomaré el té con usted.

Las doncellas venían de regreso con apuro, pero se llevaron la sorpresa de encontrar al príncipe con su joven amo.

- saludos al segundo príncipe de Victoire- dijeron ambas doncellas al mismo tiempo reverenciando al príncipe

Ellas traían consigo una tijera y una cesta de mimbre de cuévano redonda con dos asas.

- déjeme ayudarle a recolectar estas rosas - dijo el príncipe amablemente

- ¡ho! No, no, no, no se preocupe por estas cosas, sus manos podrían lastimarse--dijo Valery tomado de sorpresa por las palabras de Léopold  tomando las tijeras de Margaret

-pero usted también podría lastimarse sus preciosas y hermosas manos, es un omega y puede resultar herido fácilmente- dijo el príncipe tomando la canasta de Gregoria

-pero en eso está equivocado, yo no tengo manos hermosas, es todo lo contrario - dijo con molestia Valery quitándose sus blancos guantes y mostrándole sus manos con callos y ampollas - así que no hay problema alguno, no soy tan débil - le dijo fungiendo una sonrisa

"que se cree que es este príncipe, me ha ofendido, el ni pudo darme tanta pelea cuando lo maté, era más débil que su hermano mayor, aunque debo decir que antes odiaba esta parte de mi cuerpo por no ser delicada y atractiva, usaba guantes en todo momento"

-ha, disculpe que lo haya hecho sacarse sus guantes--dijo apenado el príncipe, devolviendo el cesto a una de las doncellas

-no hay ningún problema, hago esto a menudo, las espinas de las rosas no me lastiman tanto como deberían por la gruesa piel de mis manos--dijo tomando las tijeras

Tranquilamente Valery cortaba las rosas una por una mientras su coleta alta ondeaba con el fresco aire, el príncipe no podía apartar la mirada de aquel joven.

-¿para quien son las rosas? - preguntó curioso, ya que el veía que el omega tenía una sonrisa en su rostro cada vez que cortaba una rosa.

- para el amor de mi vida--dijo con media sonrisa

Pero esta respuesta hizo al príncipe sorprenderse, y sólo a su mente pudo traer todos los rumores que hablaban del hijo del almirante Roland Paul Phoenix.

- es... - dijo inseguro - ¿es para Sir Reynald?-dijo al fin

"¿que dijo este niño?"

- ¿qué? - El disgusto de Valery se veía en toda su cara

- no es para el? - dijo indeciso, sabía que había tocado una mina

Valery solo seguía cortando ahora seriamente, cortaba con descaro y desprecio ahora, pero al fin suspiró y respondió - no... -

- estas rosas son para mi madre y mi padre- dijo con una sonrisa

El príncipe Léopold ahora se arrepentía de sus palabras, pero lo dicho no lo podía deshacer.

Después de cortar suficientes, la canasta estaba llena.

-Entonces vamos Léopold, es por aquí- dijo Valery cargando con la cesta con ambos brazos sin ninguna dificultad.

Guió al príncipe hasta el invernadero, donde estaba ya estaba todo arreglado para tomar el té.

-tal ves no se compare con todo lo que hay en el palacio, pero cuando estoy en esta casa, está parte es mi favorita, así que me gustaría tomar el té aquí- dijo Valery acomodando el cesto en el medio de la mesa.

Pronto sus doncellas y sirvientes entraron entraron con vajilla y pastelillos y galletas. Sirvieron en las tazas de té y los postres en platos.

Aunque Valery no disfrutó nada en todo ese tiempo tan largo que estuvo tomando té.

"tanto té me está queriendo hacer del baño, pero tengo que aguantar hasta que se valla"

Valery se sintió contento y aliviado cuando el príncipe se despidió.

Y corriendo fue con prisa al tocador.

Su apresurado paso dejó desconcertada a Gregoria y a Margaret.

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