Cap 1. Infortunio

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- madre consorte ¿cuando podemos salir de aquí?

Dijo una voz entrecortada de aquel dulce niño de 3 años a su madre

- pronto... - respondió el omega con un profundo dolor en su corazón - pronto tu padre nos sacara de aquí...

El niño solo sollozaba en silencio.

Hacia medio mes que los habían sacado del palacio y habían puesto a ambos en aquella celda.
Pero el tiempo pasaba y no tenían respuestas del porqué.

- madre... Tengo hambre ¿podemos salir de aquí?

Los ojos de aquel omega ya no podían soltar más lágrimas, sus labios estaban resecos y agrietados. Había hecho todo lo posible para alimentar a su hijo, pero hacía 2 días que no traían agua o siquiera un trozo de pan.
Siendo una madre inteligente había ocultado un poco de pan en un hoyo de las paredes de aquella celda

Un pan mohoso, pero era algo a nada. Estiró su delgado brazo y rebusco. Lo ofreció a su hijo.

- ten mi cielo, come- dijo acercando lo a la boca del infante

- ¿y tú madre?

- yo estoy bien, soy un adulto, los niños deben comer--dijo mostrándole una sonrisa

El niño se lo comió.

Pasos se escuchaban por el pasillo, pronto un hombre vestido con excelentes prendas y a su lado la nueva emperatriz. Su hermana.
Ambos entraron a la celda

- ¡veo que aún no se han muerto! - soltó el emperador.

El niño al ver a su padre corrió a abrazarlo

-¡padre emperador! - dijo con una auténtica sonrisa.

Pero el emperador lo alejó con una patada que hizo al niño vomitar sangre. Su madre corrió a ayudarlo y lanzó una mirada feroz al hombre.

-¡un bastardo como tu jamás será mi hijo! - dijo apuntando con el dedo

- ¡mi hijo es el príncipe heredero! ¡Aún sigo siendo el consorte real!- lanzó con rabia el omega

La mujer que ahora no se atrevía a reconocer como su hermana sólo reía.

- ¡el único príncipe heredero será el hijo que me dará mi emperatriz!

El omega estaba asqueado, cabreado, muy enojado, solo abrazaba a su hijo.

- sea como sea el caso, ¡este niño es tu hijo! ¡¿Recuerdas cuanto me dijiste que lo amabas?!

-¡ja! ¿Amarlo? ¡Ese niño no es mi hijo!

La hermana solo lo observaba con ojos fríos.

- no te hagas el inocente, el soldado ya ha confesado, ¡el era tu amante! Por lo tanto ese niño es un bastardo- apuntó la mujer hacia el niño que aún lloraba de dolor - ¡mira solo el color de su cabello!-

-¡agarrenlo!- ordenó el emperador

El omega sólo se hacía ovillo protegiendo a su hijo, los soldados lo pateaban en los costados, costandole costillas rotas y moretones en todo el cuerpo.

Hasta que los hombres lograron quitarle al niño de sus brazos.

-¡no! ¡No te lleves a mí hijo! ¡El es solo un niño! - gritaba el omega con voz desgarradora, sus lágrimas apenas salían. Todo lo que sentía era absoluta rabia.

- ¡hay que eliminar todo indicio de sucia sangre y tu serás condenado por adulterio!- ordenó el emperador fríamente.

- ¡lo que ese soldado dijo no es verdad! ¡Lo juro! ¡Déjanos libres a mi y a tu hijo! ¡Dejanos ir aunque sea sin nada! ¡Por favor te lo pido por el amor que me tenías!

-¿amor? ¡Ja! Solo eran tus feromonas seduciendome todo el tiempo, ¡nunca te amé!

Los ojos del omega se abrieron como platos "¿feromonas?" pensaba temblando de rabia

-¿nunca me amaste? Jajajajaja ¡ya veo! ¡Que ciego fui! ¡Yo fui a la guerra por ti! ¡Arriesgue mi vida por ti! ¡La fortuna de mi familia te la di a ti para ayudarte en tus planes! ¡Tu sin mi no eras nada!

-¡así es! ¡Solo fuiste un peón en el juego! ¡Rebecca es mucho mejor que tu! ¡Siempre la deseé a ella! ¡Por eso nunca te marqué! Estabas tan dispuesto a morir por mi amor, estabas tan sediento de amor que eso no te importaba- dijo el emperador

Sus palabras eran como cuchillos clavados en el corazón de aquel omega.

- be... Mi bebé, ¿también fue parte de tus planes?

El emperador dio una gran calada de aire.

- ¿ese bastardo? Tu estabas tan dispuesto a ser madre que no te importó acostarte con mis soldados ¿cierto? Un omega sin vergüenza como tú, tu hermosa hermana me ha dicho la clase de persona que eres, así que ya no hace falta de palabras--dijo el emperador sin más llendose del lugar

En el lugar solo quedo su hermana con sus guardias.

-querido hermano, mañana serás ejecutado, será mejor que reces lo más que puedas--dijo fríamente para después hecharse a reír.

Esa misma noche, Rebecca se acercó a su celda.

-antes de despedirme para siempre de ti, te traje un pequeño presente.

Un guardia abrió la celda y acercó la caja de madera en sus manos, poniéndola en el suelo y sacando la tapa de madera de la caja.

Los ojos del omega se llenaron de lágrimas. Rompió en un llanto lastimero.

Era la cabeza de su hijo.

Sus ojos proyectaban la rabia. Pero su corazón ya estaba hecho trizas.

Si no era madre, no era absolutamente nada. Sus instintos le indicaban que una parte importante de él faltaba.

Aquel aroma que lo tranquilizaba se había ido.

La poca cordura que tenía se había ido.

La mujer sólo se retiró pacífica del lugar con una sonrisa de oreja a oreja.

- ¡juro que me vengare! ¡Aun si mi alma nunca descansa en paz! ¡Aun si me convierto en un fantasma feroz!

Fueron sus últimas palabras para luego morir por el hacha del verdugo.

Pero después de una corriente helada, comenzó a nevar.

¿Nieve en junio?

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