Cap 25. Conexión

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El duque Dankworth le sugirió a Roland que mandaría a sus mejores soldados del primer escuadrón a vigilar la mansión Phoenix, tenía que aceptar si no quería que el por las malas le dijera al rey de usar su único deseo y usar su apellido para enviar a Valery directamente a las catacumbas.

Roland aceptó dicho trato. No tenía de otra.

Valery suspiró ante ese hecho.

Roland tenía la sospecha arraigado en su corazón, por el sólo hecho de que su hijo le informó personalmente de algunas cosas que ni Frederic sabía.

Para Valery estaba bien. En realidad le daba igual lo que su padre pensara de él, Valery sabía que aún así lo amaba.

Paulette por otra parte estaba convencida que Reynald cargaría toda la culpa a su pequeño hijo.

Si tuviera la oportunidad para que Valery escapara de este lugar ¡lo haría!

La única opción que le quedaba era que su pequeño y joven hijo se casara en una familia poderosa.

Y que mas familia poderosa que la realeza.

Esa misma noche, un hombre encapuchado se paró en el balcón de Valery.

Valery se levantó de su cama y camino al balcón al sentir una presencia.

Al abrir las puertas de cristal, el joven omega se sorprendió de ver al hombre que lo había llegado a ver.

Era el segundo príncipe, Léopold Lisandru Lothaire Haggard.

- ¿alteza? - dijo Valery sorprendido.
Deseaba que esta visita fuera de otra persona.

Léopold le sonrió deslumbrante - señorito...

-pase rápidamente, los guardias pueden verlo.

Al entrar a la habitación de un omega soltero, el príncipe se sonrojó, pero pronto espavilo

Valery encendió una lámpara de aceite, se sentó en su sofá y condujo al príncipe a que se sentara en el sofá del frente

- y bien ¿a que se debe su visita? - dijo tranquilamente Valery

Pará Léopold era la primera vez que veía a su amado con pijama, verlo así lo ponía nervioso, pero había venido con un solo propósito

- señorito, voy a ir al asunto por el que vine sin rodeos- el príncipe tragó un poco de saliva y prosiguió - he investigado formas de salvarlo, pero la única que he hallado es a través del matrimonio con una familia poderosa...

Valery sonrió de lado, su corazón no podía estar más tranquilo, sabía que había venido aquí a pedirle matrimonio, no era tonto, y si esta era la única forma, que así sea.

¿Y que haría con piel de lobo?

Había dicho tantas cosas y prometido tanto, pero al fin y al cabo Meinolf no estaba aquí, sólo quedó su recuerdo de que alguna vez existió por la bufanda de piel de lobo.

Además, el nunca existió en sus recuerdos de su vida pasada, todo era extraño.

Tal vez al fin y al cabo no eran destinados.

Y al menos si se casa con el príncipe obtendría protección y cuando quisiera irse pediría el divorcio, y si no quería pues solo queda matar a quien lo retiene.

Era simple.

No quería atarse a nadie si no era él. Pero al parecer él no era parte de los planes de Meinolf.

El príncipe suspiró y luego se apoyó en una rodilla, tomó la mano con guantes de Valery que aún se mantenía sentado con rostro estoico.

- así que, señorito, quisiera pedirle que se case conmigo, aún si solo es para que no sea sentenciado, en verdad usted a entrado a mi corazón y desearía tener una respuesta positiva.

Valery le sonrió amenamente, retiró suavemente su mano - alteza, me resultaría muy malo que usted me proponga matrimonio solo por salvarme, pero como esto es muy urgente, tomaré su propuesta y le informaré a mi padre para que acuerde una fecha con su majestad.

Léopold sonrió deslumbrante - entonces ¡usted será mi princesa!

Valery solo asintió.
Aún no podía entender cómo es que obtuvo la atención de este príncipe que lo despreciaba tanto.

Y ahora que había aceptado su propuesta, ahora sentía su pecho doler, como si tuviera una cuchilla atravesada, Valery solo tomó su pecho por la opresión

- ¿se encuentra bien señorito? - dijo el príncipe ayudando a Valery a incorporarse

- no es nada... gracias alteza- dijo Valery

Pero Léopold sirvió un vaso con agua del jarrón de vidrio que había en la mesita y se lo entregó al omega, el cual pronto lo tomó

- gracias de nuevo. Debería de irse ahora, pronto los guardias darán su ronda por mi habitación.

Léopold después de quello dicho, se despidió de Valery inclinándose y dándole un beso en el dorso de su mano.

Valery caminó hacia el balcón y al ver al príncipe marcharse suspiró.

El dolor en su pecho... ¿Meinolf también lo sabría?

Pero el comenzó a negar con la cabeza, si era su destinado ¿porque no viene y se lo lleva?

Podrían irse a otro país, a otro reino y hacer sus vidas, eran jóvenes, podían hacerlo ¿porque no podían?

Pero ahora ya todo estaba solo en una ilusión. Era bueno pensar que el solo era una ilusión pasajera. Un dulce sueño.

Tal ves Dios se compadeció de él y lo dejó sentir una ilusión de sentirse enamorado auténticamente por una vez.

Era algo bueno mientras duró.

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En el reino de Solser se llevaba a cabo una reunión, aunque sólo eran de los reyes de dos países.

Eran el rey Ulfkald, Meinolf Elja Lüthi y el rey de Solser, Arnold Marti Lehmann.

La realidad era que Solser se había hecho vasallo de Ulfkald hace poco, y lo que Meinolf había ordenado era que rompiera la amistad que tenía con el reino de Victoire.

Ahora solo estaban planeando el futuro.

- en una semana mandaremos nuestros buques majestad, aunque no creo que hagamos ni un rasguño a ese reino.

- de eso no hay problema, me encargaré de esas pequeñeces.

- ahora, haciendo todo eso de lado ¿no podría reconsiderar tener como concubina a mi preciosa hija? Es solo para tener buena amistad entre los dos reinos.

El rey Arnold a pesar que lo que estaba frente a él parecía un niño de 13 años, no se comportaba para nada así.

Era como si fuera un rey que ha estado gobernando por mucho tiempo, no como un rey recién ascendido.

Meinolf sonrió - no puedo aceptarlo, mi reina no me lo permitiría.

- ¿reina? ¿Tiene ya una prometida?

- así es, será en otro momento cuando te lo presente.

"así que es un omega macho" pensó Arnold.

Y fue de un momento a otro donde Meinolf sintió la opresión en su pecho.

"este dolor... Es..." pensó abriendo muy grande los ojos.

-¡majestad! ¿Se encuentra bien?- dijo en preocupación Arnold, pero prontamente se alejó
¿Porque este joven rey estaba tan enojado?

El vaho salía de la boca de Meinolf, estaba furioso.

¿Quien es el que se atreve a robar lo que es suyo?

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