私たちのスポット - nuestro lugar

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"Feliz Cumpleaños."

"¿Qué?"

"Dije, Feliz Cumpleaños."

Shota se volvió de costado en nuestra cama, su cabello negro caía gentilmente con una suave sonrisa en sus labios. Mi mirada se fijó en esos delgados, rosados y pálidos labios que se movían lentamente.

"¿Cumpleaños?"

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Ésta noche me paré fuera de tu apartamento, en lo alto de un tejado al otro lado de la calle, sólo por un rato. Me las arreglé para echarte un vistazo volviendo a casa del trabajo.

Te has vuelto delgado, Shota. ¿Estás comiendo bien? ¿Estás durmiendo? Ya sé la respuesta a ambas, pero aún quiero preguntar. 

Ojalá pudiera molestarte al respecto como solía hacerlo. Molestándote una y otra vez todos los días, recordándote que comas más y duermas bien. Creo que comenzaste a escucharme allí hacia el final. Tus bolsitas de jugo se habían convertido en comida casera y tus siestas de dos horas se transformaron en noches largar y tranquilas. 

Y en esas noches a menudo te aferrabas a mí de la manera más fuerte para evitar que las pesadillas alcanzaran mis sueños. Me abrazarías contra tu pecho y acariciarías mi cabello mientras susurrabas las cosas más dulces en mi oídos.

Te extraño, Sho.

Tal vez algún día reuniré el valor para escalar la escalera de incendios y echar un vistazo más de cerca.

Tal vez algún día dejarás la ventana abierta y percibiré el más leve olor de tu colonia, o el humo sobrante de tu cigarrillo de la noche.

Tal vez algún día esté lo suficientemente cerca para volver a escuchar tu voz, si tengo suerte tu risa, pero dudo que alguna vez sea tan afortunada.

Exhalé, viendo mi respiración frente a mí mientras me ponía la máscara de nuevo sobre mi boca, observando con atención cómo el hombre que amaba más que cualquier otra persona sacaba cautelosamente su correo de las cajas en el vestíbulo del apartamento.

"Feliz cumpleaños, Sho." Murmuré debajo de mi máscara, mirándolo desde lejos.

"¿Smokes? ¿Smokes? ¿Estás ahí?" Su voz me rompió la estática y me devolvió a la realidad y a lo que realmente estaba ahí para hacer. Fruncí el ceño. Sentada en el borde del edificio y colocando por ahí la computadora portátil que Dabi me había dejado enfrente.

"Sí." Dije, tirando de la máscara que cubría la mitad de mi rostro hacia abajo y tocando el botón del micrófono en mi auricular. "No me gusta esto, Dabi."

"La recuperación no es asesinato."

"Es un robo."

"Detalles, detalles." Rió, "Si es demasiado para ti-."

"Estoy bien." Mentí, mis dedos presionando contra el teclado un poco más fuerte. "Es sólo que-."

"Eras un héroe." Me interrumpió, detuve mi tecleo, mirando por encima de mi hombro para ver a Shota hojeando su correo tan descuidadamente detrás de esas puertas de cristal. "Conflicto de moral, lo entiendo, pero estos no son buena gente. Son criminales, como yo." Mordí mi labio, subiendo una de las pestañas necesarias y haciendo clic en ellas con un código específico hasta que estuve mirando un mapa de nuestra área. "Le estamos haciendo un favor a la sociedad." Me quedé en silencio en el otro extremo, tragando saliva al hacer doble clic en algunos íconos y agrandando el mapa en mi pantalla. "¿Estás lista, Harbinger?" Mi corazón tembló en mi pecho cuando escuché mi nombre de héroe por primera vez en tanto tiempo.

Erase Her ゾごホ (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora