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Ésta historia es original de @JojoWritesx , cuento con su consentimiento para hacer ésta traducción posible. Todos los créditos van dirigidos a su persona.

Algunas aclaraciones:

c/o: Color de ojos.

c/p: Color de pelo.

l/p: Largo de pelo.

¡Disfruten!

______

Hombres mayores. Algo en ellos me atrae, no puedo controlarme. Tal vez tengo daddy issues. Tal vez estoy un poco más jodida que un adolescente promedio. Cualquiera sea la razón detrás de mi obsesión, los hombres mayores son mi debilidad. Pero, ¿Quién puede decir que ésta repugnante necesidad no funciona en ambos sentidos?  Me refiero, ¿Qué clase de treintañero no quiere joder a una chica de dieciocho años con los ojos muy abiertos y sin condiciones? Tendrían que estar locos. Desde ese primer Domingo por la noche a las 2am. Donde me recosté sobre la cama del Pro Hero, Kamui Woods a los diecisiete años cuando él tenía 29. Desde entonces, he sido irremediablemente adicta. Adicta a las barbas desaliñadas llenas de promesas vacías, ojos cansados filtrando un hambre que sólo yo podía llenar. Así es como decidí pasar mis vacaciones de verano. Llenándome de hombres mayores, creando una colección.

Me moví de un pie a otro, balanceando mis caderas de lado a lado mientras me apoyaba contra la barra del lugar llamado 'Sakura'. Mi terreno de acecho personal. Mis ojos escanearon la habitación vacía. El suave zumbido de la música llenando mis oídos mientras miraba a todos los posibles amantes de ésta noche. Los pocos hombres en 'Sakura', a las 2am un martes parecían todos preocupados con una mujer en sus brazos. Hice un puchero, sin ver ninguna entrada para mi con ellos. Hasta que mis afortunados (c/o) aterrizaron en un hombre sentado en una mesa al otro lado del lugar. Sonreí para mí misma, acomodando mi ropa mientras me dirigía al hombre solitario. Tirando hacia abajo mi top, subiendo mi falda un poco más de lo normal. Era casi como una rutina. Una vez llegué al hombre, me deslicé sobre el asiento frente a él, tratando de ver más su rostro. Tratando de ver si valía la pena. 

"¿Bebiendo solo un martes por la noche?" Pregunté, dejando mi mano descansar en mi mejilla. El hombre misterioso no reaccionó mucho a mis palabras. Silenciosamente me miró por encima del borde de su vaso, sus ojos me analizaron antes de parpadear y mirar hacia otro lado.

"¿No eres un poco joven para estar en un bar?" Murmuró, acomodando la bufanda alrededor de su cuello para cubrir su boca.

"¿No eres un poco joven para ser tan senil?" Respondí bruscamente, llevando un par de mechones (c/p) detrás de mi oreja. El hombre mofó, con sus labios presionados contra el vaso una vez más.

"Piérdete, niña." Suspiró, Girando su cuerpo hasta el borde del asiento. Arrugué mi nariz ante su reacción. ¿No avancé lo suficiente? También saqué mis piernas del puesto, poniendo mis codos en mis rodillas mientras me inclinaba para ver mejor su rostro.

"¿Qué? ¿Eres un gran pro hero que piensa que no valgo su tiempo?" Espeté con un bufido. El hombre no reaccionó a mi tono, aún mirando a la distancia. Sentí mis labios fruncirte cuando su falta de atención me frustró. Me di la vuelta para mirar hacia adelante, golpeando mis manos sobre la mesa suavemente. "Bueno, nunca te vi en la tv antes, así que dudo que valgas mi tiempo." Tiré mi (l/p) sobre mis hombros, mis ojos fijos en el hombre, quien ahora, parecía bastante molesto. Soltó un profundo suspiro, colocando su vaso de nuevo sobre la mesa, y pasando sus manos por su cabello largo. Moviendo inadvertidamente sus oscuras hebras de su cara un poco más para que yo lo viera. Mis ojos se agrandaron al ver su piel pálida, con un sombreado de vello. Era guapo.

"Mira," Comenzó, tirando de esa bufanda gris alrededor de su cuello, "Tuve una noche de mierda, niña, ¿Puedes decirme qué quieres e irte?" Sus ojos se encontraron con los míos y me sentí mal por él por un momento. Había cansancio en ellos, uno que no había visto en ninguna de mis víctimas. Un dolor silencioso tras una máscara del deber. Tenía que ser un pro hero que ha visto demasiado. Sacudí mi cabeza, aclarando mi garganta para ser directa.

"Sexo." Dije sin rodeos. El hombre enarcó una ceja, no demasiado alterado por mi atrevimiento. Pareció pensarlo por un momento, mirándome de arriba abajo, su mirada devorando mis curvas.

"No contrato gente para ese tipo de cosas." Finalmente dijo y mis ojos se agrandaron.

"¿Cómo puedes asumir-." Me corté para dejar de despotricar, tomando un respiro profundo antes de volver a hablar. "No quiero dinero. Queremos la misma cosa."

"¿Qué es?" Preguntó y sonreí un poco. Me puse de pie para que mis muslos se presionen contra el borde de la mesa, mi torso apoyado sobre la superficie debajo mientras cerraba más la distancia entre nosotros, extendiendo una mano y dejando que mis dedos se enganchen en su bufanda, tirando de ella ligeramente más lejos de su boca.

"Una distracción."


Sé todo sobre el peligro de los extraños, mi padre es un gran problema en el sistema de la justicia. Y seguir al extraño hombre vestido de negro hasta su apartamento probablemente no fue lo más inteligente que se podía hacer, pero fue definitivamente fue lo mejor.

Me acosté en la cama de espaldas al lado del hombre que había conocido hace unas horas, mi hambre finalmente se llenó. Estaba jadeando suavemente, el sudor brillaba en mi piel mientras escuchaba los suaves sonidos de su respiración a mi lado. La lampara de su mesita de noche proporcionaba una iluminación tenue en su habitación mientras lo miré por encima. Estaba observando al  techo, un pequeño ceño fruncido jugando en sus labios con su cabello extendido alrededor de su cabeza. Parecía distraído. Casi como si estar conmigo sólo hubiera adormecido el dolor que sintió por un momento. Fruncí el ceño, sentándome y estirando mis brazos. Sus problemas, no eran míos. Podía sentir sus ojos en mí mientras me movía.

"Bueno, gracias por el buen rato." Bostecé, inclinándome y recogiendo mi ropa que estaba esparcida por le piso de su habitación. Tarareó a mis palabras mientras me vestía. El silencio era casi terrorífico. Esperé silenciosamente a que dijera algo, algo similar a aquellos con los que había estado antes. Por los general, los hombres suplicarían por mi nombre, mi número, algo para encontrarme otra vez. Para usarme otra vez. Pero nada salió de la boca de éste hombre. ¿Quizás no me disfrutó tanto como yo lo disfruté a él? Fruncí el ceño ante el pensamiento. "Conozco la salida." El sonido de un susurro en la cama me hizo dar vuelta y mirarlo. Se había atado el cabello en un moño y me estaba viendo con inseguridad en su rostro. Sus labios se separaron para hablar, pero su boca de inmediato se cerró. Asentí, tomando eso como su forma de decir adiós. Reuní el resto de mis cosas y me aventuré en la fría y brumosa mañana de las 4am. Me abracé para protegerme del frío y caminé por la acera con mis piernas un poco más temblorosas de lo normal. Subí despacio mis dedos hasta mis labios, recordando la forma en la que su barba pinchaba y me hacía cosquillas en el rostro mientras me consumía a besos. Su labios, sus besos. Eran diferentes. Diferentes a los otros. No estaban descuidados, o hambrientos. Pero eran desesperados. Me pregunto por qué. Dejé de caminar una vez llegué a la parada del bus, sentándome en el banco, mirando al cielo nocturno. El sexo. Sentí mis rodillas presionarse juntas al recordar cómo me hizo sentir. ¿Estaría mal si hubiera obtenido su nombre? ¿Su número? Mordí mi labio, mirando hacia atrás por la calle en la que vine. Suspiré, viendo mi aliento formar una nube frente a mi. Tal vez nos volvamos a encontrar.

O tal vez eso es sólo una ilusión.

Erase Her ゾごホ (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora