フィン - fin

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Hombres mayores. Algo en ellos me cautivó, por lo que no pude evitarlo. Tengo daddy issues, eso es cierto, y estoy un poco más jodida que una chica promedio. Una chica con una obsesión pervertida que accidentalmente dejó que uno de los hombres se metiera en su cama más de una vez. 

¿Qué estúpida, verdad?

Incluso después de haber decidido pasar mi verano saltando de hombre a hombre, abrazándome sexualmente y ahogándome moralmente. Espada de doble filo, aunque, era algo que quería hacer. Algo que había soñado con hacer desde que me encontré tendida en la cama, con el Pro Héroe Kamui Woods.

A los dieciséis, si lo creyeras.

Estaba decidida a convertirme en una especie de tormenta que ningún hombre podría capear, un tifón de acciones implacables y emociones irreflexivas. Quería ser esa chica, quería ser ella tanto y lo fui por momentos. Hasta que mis afortunados ojos (c/o) se posaron en un tipo sentado solo en una cabina en Sakuna alrededor de las 2am un martes.

"(T/n), vas a llegar tarde." Su voz sonaba casi como una melodía memorizada para mí ahora, llenando mis oídos con momentos nostálgicos de estar en sus brazos hasta el amanecer, o sentados bajo las estrellas en las noches más oscuras. Pero ahora mismo fuera de nuestra pequeña burbuja.

"Cinco minutos más." Gruñí en respuesta, tarando de las mantas por encima de mi cabeza, protegiendo mis ojos de la luz del sol que se deslizaba a través de nuestras cortinas color crema. Dejó escapar un suspiro responsable, sus pasos se dirigieron hacia mi lado de la cama mientras hablaba.

"Cinco minutos más se convierten en diez, que luego pasan a quince, que son quince minutos que no tienes." Arrancó las mantas hasta mis pies, el sol de la mañana quemaba a través de mis parpados cerrados. Rodé sobre mi estómago, metiendo mi rostro en mi almohada, "En serio, (t/n), la tánica de soporte más reconocida de Japón y la número nueve-."

"Siete." Le corregí, señalando con el dedo detrás de mí. Se rió suavemente, sentándose en el borde de la cama a mi lado, sus manos descansando en mi espalda. 

"... y la héroe número siete del mundo, crees que serías un poco más puntual en este tipo de situaciones." Dijo, dándome la vuelta para verlo. Nuestras miradas se encontraron, como si se hubieran encontrado cientos-, no, miles de veces antes. Cada vez se sentía que sería la última vez, una especie de paranoia se me pagaba como pegamento desde el día en que me dispararon y me arrastraron fuera de su alcance.

Shota Aizawa. Ese es su nombre, un nombre que quedaría grabado para siempre en la pared de mi alma, una voz que nunca dejará de ser mi canción favorita, y una sonrisa. Una sonrisa que siempre me hará sentir que soy la persona más afortunada que respira en este planeta.

"Es una rueda de prensa tonta." Murmuré, acercándome y pinchando un lado de su mejilla. "Creo que pueden esperar un rato." Me dio una sonrisa desganada, mi palma se abrió, ahuecando su rostro y mi pulgar recorrió su barba negra mientras una de sus manos se extendía para tocar la mía.

"Es una entrevista sobre cómo te convertiste en la persona más joven en romper el top diez, no sólo eso, ¿sino que rara vez usaste tu quirk?" Bufó, girando su rostro para que sus labios besaran las yemas de mis dedos, "No creo que sea una tontería." Sentí mi cara enrojecer, sacudiendo mi cabeza y soltándome de su agarre, estirando mis brazos en el aire con un bostezo.

"Sólo soy una persona normal." Dije, sentándome para enfrentarlo, "Una persona normal que haría cualquier cosa por las personas que ama." Giré los pies, levantándome y dirigiéndome hacia la ropa que había elegido para dicha entrevista. "Convertirme en el número siete fue algo que sucedió en el camino." Shota rió, un poco más fuerte ahora, lo que me hizo mirar por encima de mi hombro.

Erase Her ゾごホ (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora