私の太陽、私の月 - mi sol, mi luna

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El sol se colaba a través de las ondulantes cortinas, haciendo que las sombras bailaran en el techo y contra las paredes. La luz parpadeó sobre mis ojos cerrados y la suave brisa de la mañana sopló sobre mi piel como susurros de hadas en una lengua antigua que nunca podría hablar. Desperté lentamente, mis ojos se abrieron como alas de mariposas y pétalos de flores pálidos mientras sentía que mi pecho se elevaba con mi respiración, oliendo ropa recién lavada y el rocío de la mañana deslizándose por la hierba afuera. 

Esta fue la primera vez en meses que dormí toda la noche. 

"¿Despierta ya?" Su voz tarareaba dulcemente, sonando como el ritmo subyacente de un himno que había estado arraigado en mi alma. Miré a mi izquierda, encontrando al hombre de cabello azabache de pie junto a la ventana abierta con una taza en la mano. Me froté los ojos suavemente, sentándome en la cama, dejando que las sábanas se deslizaran por mi torso. Shota se volvió hacia mí, su piel pálida resplandecía bajo el calor del sol temprano mientras se apoyaba contra el marco de la ventana en nada más que con un chándal gris. La mitad de su desordenado cabello negro recogido en un moño, éste último descansando graciosamente sobre sus hombros, los deshilachados de su cabello coronaban su cabeza. "Hoy va a ser un hermoso día."

¿Estoy soñando?

"¿Qué te pasa?" Bostecé, empujándome hacia el borde de la cama, dejando que mis pies colgaran a un lado mientras recordaba los fragmentos rotos de ayer. Cómo un hombre llamado 'Dabi' irrumpió en mi casa y murmuró palabras de engaño en mi oído. Hablando de mi madre y que era mi 'Oniichan'. Luego estaba el hecho de que me paré. Mis piernas trabajaron por primera vez en meses y no estoy segura si fue por adrenalina o por puro miedo, pero independientemente del cómo, no había intentado caminar desde entonces. Estaba aterrorizada de caer, de fallar.

"No mucho." Respondió, colocando su taza en la mesa de noche y acercándose a mí. Una vez de pie a mi lado, extendió una mano hacia adelante con una suave sonrisa plegando sus labios. "Sólo tengo mucho por lo que estar agradecido." Parpadeé ante sus palabras, un leve color subió por mis mejillas mientras descansaba mi palma sobre la suya. Sus dedos se envolvieron alrededor de mi mano, apretando con cuidado, tirando de mi cuerpo hacia arriba. 

Las plantas de mis pies presionaron contra el piso de madera, el frío provocando que abriera grande los ojos y bajara la mirada. Podía sentir eso. Mis labios se separaron cuando vi que mis dedos de los pies se arrugaban ante de sensación, moviéndose lentamente. Podía sentirlos. Levanté la mirada hacia Shota, quien tiró un poco más fuerte mi mano, tratando de levantarme para ponerme de pie. 

"Shota, no creo que pueda-." Protesté. Miedo. ¿Y si fuera solo un golpe de suerte? ¿Sólo una cosa de una vez? ¿Qué pasa si la tecnología que hice simplemente funciona mal? ¿Y si fuera un accidente?

"Tu puedes." Con sus palabras, sentí que mis piernas se estiraban suavemente, temblando mientras ponía peso sobre ellas. Me mordí el labio, tratando de concentrarme en equilibrarme a la par que mis piernas cedían debajo de mí, haciendo que mis brazos se envolvieron alrededor del torso de Shota en busca de ayuda. Su abrazo me sostuvo, sus labios presionaron delicadamente contra la parte superior de mi cabeza, enterrando su nariz en mi cabello (c/p). "Nunca dejaré que te caigas." Susurró, mis labios temblaron ante sus palabras, las lágrimas brotaron de los pliegues de mis ojos. Puedo hacerlo. Apreté mi agarré sobre el cuerpo de Shota, usándolo como apoyó para levantarme. Gruñí, empujándome con toda la fuerza que tenía, mis rodillas se doblaron contra la presión. Puedo hacerlo. Dejé escapar un suspiro de lucha mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Mis piernas se estiraron y con la ayuda de Shota, estaba de pie. Realmente estaba sobre mis dos pies. Un jadeo audible rompió mis sollozos, dirigiendo la mirada a mis piernas. Estaba parada.

Erase Her ゾごホ (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora