現実 - realidad

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"Shota, ¿Puedes lanzarme mi juego de herramientas?" Grité desde la mesa de la cocina, poniéndome las gafas de aumento sobre los ojos mientras pellizcaba delicadamente mis alicates sobre algunos alambres amontonados. Shota refunfuñó algunas quejas antes de ir a regañadientes a su habitación para buscarlas. Puse mi labio entre mis dientes, mordiéndolo suavemente a la par que continuaba el cableado en mi chip 'Eraserhead'.  "Si tan solo Mei estuviera aquí..." Murmuré entre dientes, mis dedos temblaban levemente al momento que traba de arrastrar los pequeños circuitos a su lugar correcto. Mi nariz se movió con frustración mientras seguía perdiendo. Mi coordinación mano-ojo me fallaba, mirando continuamente la chispa que generaba el chip, enojada con mi mala puntería. Resoplé, lanzando algunos mechones (c/p) sueltos al aire, golpeando mi herramienta contra la mesa de la cocina. ¿Por qué? Sostuve mi mano frente a mi rostro, las profunda cicatrices en mis palmas me devolvían la mirada. ¿Por qué? Mis manos temblaban. Cerré los ojos, una pizca de miedo flotando a través de mí. ¿Por qué parece que mi cuerpo no puede recuperarse?

"Aquí tienes." Shota dijo en voz baja, colocando una bolsa azul a mi lado. Abrí la cremallera del kit con furia, buscando entre varias herramientas hasta encontrar el par de alicates más pequeños. Por que obviamente eso va a arreglar mi daño nervioso. "¿Estás bien?" Shota preguntó, su mano fría descansando en mi hombro me asustó un poco. Corrí la vista, volteé las gafas sobre mi cabeza y miré al hombre cansado. Le di un suspiro de derrota, secándome el sudor de la frente.

"Sólo necesito a mi compañera de clase. ¡Mis dedos tiemblan demasiado y necesito que ella conecte el conductor A al sitio F para ver si eso evita que se queme tan fácilmente!" Grité, señalando el pequeño chip debajo de mí. Shota levantó una ceja, frotándose la barbilla suavemente mientras trataba de descifrar algo de lo que dije.

"¿La chica de cabello rosa? ¿Por qué no vas a clases, entonces? Ya han pasado dos meses y te sacarán los yesos en tres días." Cuestionó Shota, acercando una silla a mi lado y sentándose. Tenía su traje de héroe pero su cabello estaba atado, como lo tenía normalmente cuando estaba holgazaneando en casa. Lo prefería de esa forma, para ser honesta, ver la totalidad del rostro de Shota Aizawa era un placer. Pero tenía razón en el tema. Había estado fuera de la escuela durante mucho tiempo, casi un tiempo imperdonable. No he querido volver. Al menos no en una estúpida silla de ruedas. Que mis amigos me adoren cada segundo del día, trato especial por parte de los maestros, miradas lastimeras de otros estudiantes. No creo que pueda manejar todo eso sin volverme loca. Tal vez sea una cuestión de orgullo pero ser visto como débil me enferma.

"No quiero volver todavía." Admití, levantando la mirada hacia él. "Si lo hago, aceptaré el hecho de que nunca volveré a caminar." Shota soltó un pequeño bufido, su mano recorriendo mi cabello (c/p).

"Caminarás de nuevo." Me tranquilizó, mis labios se fruncieron. Cada vez que muestro un poco de duda, Shota siempre, la menos, intenta calmar mis nervios. Estaría mintiendo si digo que escuchar eso todo los días estaba ayudando. Estaba en una repetición automática. El hombre normalmente negativamente realista que arrojaba positividad sobre mi situación parecía tan fuera de lugar y lo odiaba. Sé que no es forzado, sé que él realmente cree que saldré adelante al final, pero el lado más pesimista de mí está comenzando a darse cuenta de la verdad. La verdad siendo que nunca podré volver a caminar. "Regresaré pronto, sólo voy a tomar un examen para calificar mientras Midnight cierra el último período por mí."

"Realmente no tientes que volver corriendo, Shota. Estaré bien si quieres quedarte el resto del día." Sonreí gentilmente cuando se puso de pie.

"Estaba pensando en comprar comida para llevar de camino a casa..." Murmuró, ignorando mi comentario. Lo miré, quitando una banda de goma de mi muñeca y envolviendo mi cabello en mis manos mientras hablaba. "¿Quieres yakitori o katsudon?"

"Soba."

"Eso no era una opción."

"So-ba."

"¿Por qué insistes en ser tan mocosa?" Shota exhaló, agarrando sus llaves y besando suavemente la parte superior de mi cabeza. "No te agobies."

Y así, estaba sola. Bajé las gafas sobre mis ojos (c/o), tomando una respiración profunda y decidida antes de tomar mis alicates y tirar de los cables de colores extraños, tratando de conectarlos en todos los lugares correctos.

Chispa. 

Fracaso.

Chispa.

Fracaso.

Chispa.

Maldito fracaso.

"¡Mierda!" Grité, arrojando mi herramienta con bastante fuerza sobre la superficie de madera en la madera en la que estaba trabajando. Tan fuerte que los alicates se deslizaron más abajo de la mesa, lejos de mí. Mis ojos se agrandaron cuando vi que la herramienta se detenía fuera del alcance de mis brazos. Me quité las gafas y bajándolas suavemente mientras mi boca se tocía. Fruncí el ceño, estirándome hacia la herramienta, mis dedos apenas rozando los alicates, girándolos en su lugar. Dejé escapar un pequeño suspiro, gruñendo mientras me empujaba más lejos, mi brazo temblaba y mis dientes se apretaban con fuerza. Mi silla se inclinó hacia adelante con mi cuerpo a medida que me estiraba. 

"Vamos..." Murmuré, las puntas de mis dedos rozando el extremo del metal. "¡Vamos!" Grité. Los pies de mi silla se deslizaron hacia adelante. Dejé escapar un chillido cuando mi cuerpo se estrelló contra las cosas que me rodeaban antes de golpear contra el suelo debajo. Solté un grito ahogado cuando mi cabeza rebotó en el piso, gimiendo mientras me sentaba vagamente, frotando mi sien. Parpadeé un par de veces, mi visión se volvió un poco borrosa, mirando a mis piernas. Estaban desparramadas frente a mí, envueltas en un yeso azul que se detuvo justo encima de mis rodillas, parecen estar bien. Debería intentar levantarme, si Shota me encuentra así, probablemente nos volveremos locos. Puse mis palmas sobre la silla en la que me había caído (después de levantarla), alzando la parte superior de mi cuerpo lo más alto que pude. Logré levantarme del suelo, pero apenas. ¿Cómo diablos voy a lograr hacer esto sin usar mis piernas? Volvía a caer. Tiré tan fuerte como pude, mis brazos temblaban y mis músculos ardían. Frunzo las cejas juntas, concentrándome mucho. La mesa cedió contra mi tirón, cayendo hacia adelante encima de mí, golpeando sobre mis piernas enyesadas. Cerré los ojos, escuchando mis herramientas esparciéndose por el suelo con estrépito, Abrí los ojos, mi mirada cayendo en mis piernas en ese estúpido yeso. ¿Por qué? Pasé mis dedos por mis muslos, rogando por sentir algo. Realidad. Agarré mi muslo, apretándolo con fuerza, tan fuerte como pude. Mis ojos se agrandaron al sentir mi propia piel entre mis dedos, pero no podía sentir la presión que estaba agregando. Realidad

Nunca volveré a caminar.

Miré a mi costado, tomando un destornillador que había caído con la mesa. Mis dedos se envolvieron alrededor del mango, mi agarre temblaba mientras miraba mis piernas. ¿Por qué no puedo sentir nada?

"¡Mierda!"

Clavé el borde afilado de la herramienta en mi pierna, la sangre no tardó en brotar por la herida, goteando sobre mi (c/p) piel. Toqué el líquido rojo, mis labios se abrieron en completo horror. 

"No..."

No puedo sentir nada. Dos meses después y no puedo sentir un jodido destornillador clavado en mi pierna.

Se acabó.

Las lágrimas llenaron mis ojos.

Nunca volveré a caminar.

Erase Her ゾごホ (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora