Ella era menor. Él era mayor.
Ella tenía popularidad. Él tenía mala reputación.
Ella no cree en el amor. Él solo rompe corazones.
Ella adora los problemas y él sabe cómo buscarlos.
━━ Libro (primera temporada) terminado.
━━ Por favor lee el intro an...
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─Mi padre es policía, cuando llega a casa recibe a mi madre con un beso y a mi me levantaba para girarme por el aire.
La maestra aplaudió con ternura hacia la pequeña niña que enseñaba su dibujo a la clase que imitó a la adulta.
─¡Muy bien Yujin! Es muy linda tu familia. ─dio una palmaditas en la espalda de la niña, que volvió a sentarse dando saltos pequeños. ─Ahora, es el turno de...
"Por favor que no sea yo, por favor", suplicaba Jae-Eun cerrando sus ojos con fuerza, involuntariamente ella arrugaba su dibujo escondido debajo de su mesa. Nunca había anhelado tanto algo. El sonido del reloj sacaba de quicio a la niña de siete años, mientras más sonaba era más lento cada vez. Desesba que la clase acabara rápido para evitar hablar frente a sus compañeros de clase.
Su timidez era lo de menos, ella quería escapar de enseñar su dibujo mal hecho y decir que prácticamente no hace nada con su padre, pareciera que ni siquiera tuviera uno.
─¡Choi Jae-Eun! ─llamó la maestra con la misma sonrisa de antes. ─Es tu turno, hermosa.
Jae-Eun echó un vistazo al reloj por última vez, faltaban quince minutos para que la clase se diera por finalizada. Al parecer, no tenía escapatoria.
La ojiazul se puso de pie trantando de mantenerse ya que sus piernas temblaban. Se acercó hasta en frente de la clase y con miedo, mostró su dibujo que en realidad, era muy hermoso.
─Mi madre se queda en casa, cuida de la familia y cocina delicioso. ─sonrió Jae-Eun al sentir una pizca de confianza. ─Mi hermana mayor, Sunny, es como una héroe para mí además de ser muy linda.
La pequeña se quedó en silencio cuando era turno de hablar sobre su padre, tragó saliva y respiró hondo tratando de inundar sus pulmones de oxígeno pues sentía que no tenía aliento. Su pecho bajaba y subía con rapidez, bajó su cabeza para ignorar a sus compañeros que murmuraban en ocasiones.
Era un infierno.
─Mi padre es empresario, suele llegar tarde a casa.
Jae-Eun se calló, pero al ver de reojo la mirada preocupada por la menor prosiguió hablando, con un claro temor reflejado en su voz que disminuía de volumen.
─No es muy cariñoso, pero siempre nos demuestra su amor comprándome juguetes o llevándome de viaje.
─Jae-Eun, ─intervino la maestra. ─¿para ti eso es el amor?
Reiteradamente el tenso silencio se hizo presente en el aula, atrayendo la atención de los demás niños que observaban a la ojiazul expectantes. Ella asintió con dificultad, no estaba convencida ya que ni ella misma podía saber qué era el amor en realidad pues ni los costosos obsequios que recibía con frecuencia le resultaban interesantes.
─Sí, eso es el amor.
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