Ella era menor. Él era mayor.
Ella tenía popularidad. Él tenía mala reputación.
Ella no cree en el amor. Él solo rompe corazones.
Ella adora los problemas y él sabe cómo buscarlos.
━━ Libro (primera temporada) terminado.
━━ Por favor lee el intro an...
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─Hija, la cena está lista. ─entró la Minsun a la habitación de su hija observándola desde el marco de la puerta. Pero, Jae-Eun se encontraba sentada en su escritorio dándole la espalda a su madre.
─De acuerdo madre, ahora voy.
Una vez que la joven escuchó que la puerta se cerraba limpió el rastro de lágrimas secas que sus mejillas poseían. Sus ojos azules brillaban mucho más, estaban un poco rojizos pero, tenía varias excusas para esto. No le preocupaba su apariencia, no tenía ganas de perfeccionar su maquillaje o atuendo, al contrario, se desmaquilló y se vistió con algo cómodo que consistía en un pantalón ancho que se ceñía a su cintura, unas zapatillas deportivas y una camisa grande que no le hacía mucho favor a su figura. Pero tampoco le interesaba.
Cuando bajó hacia el comedor escuchó las risas de todos los presentes, conversaban tal como una familia que con solo hablar de temas al azar era suficiente para divertirse entre ellos. Tiempo atrás esto le hubiera fascinado a la joven, pero ahora solo sentía lástima por ella. Su dicha familia se divertía sin ella.
─Lamento la demora. ─Jae-Eun entró al comedor sentándose a lado de su hermana sin dirigirle la mirada Jake, quien sí la miraba con angustia y, ¿culpabilidad?
─Jae-Eun ─llamó su padre logrando que todos guardaran silencio en la mesa─, ¿crees que ese atuendo es adecuado para esta noche?
Jae-Eun se encogió de hombros sirviendo en su plato la comida que su madre había preparado. Después de algunos segundos volvió a escuchar el llamado de su padre alzando su voz cada vez más, lo cual la obligó a contestar su pregunta.
─No lo sé, padre. Estoy en mi casa, puedo vestirme como quiera.
Mala respuesta, muy mala. Sino fuera por la presencia de Jake, la ojiazul estaba segura de que ahora mismo recibiría un gran grito y una bofetada de su padre. Pero la intervención de su madre, quien tomó la mano de su esposo acariciándola detuvo que el hombre detuviera sus impulsos.
─Jae-Eun ─esta vez llamó su madre con una voz más pacífica─, ve a vestirte con algo más formal, por favor. Tenemos invitados.
Jae-Eun miró por encima de la cabeza de su hermana al chico que se mantenía en silencio. Parecía que estaba pensando en algo, pues sus ojos se perdían en un punto desconocido en la pared.
