Ella era menor. Él era mayor.
Ella tenía popularidad. Él tenía mala reputación.
Ella no cree en el amor. Él solo rompe corazones.
Ella adora los problemas y él sabe cómo buscarlos.
━━ Libro (primera temporada) terminado.
━━ Por favor lee el intro an...
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─¡La cena ya está servida!
La amable voz de Minsun llamó la atención de las hermanas, quienes se habían quedado en la sala de estar mirando la televisión sin compartir ni usa sola palabra. Se encontraban en un incómodo silencio que tensaba el ambiente entre ellas haciéndolo mucho menos ameno, sobretodo cuando Jae-Eun veía que su hermana abría la boca para hablar pero no lo hacía y regresaba su mirada a la pantalla con una notable decepción reflejándose en su rostro.
Después de la directa pregunta que hizo la ojiazul, el semblante de Jaesun había cambiado por completo. Ella anteriormente intentaba actuar lo más normal pero en realidad reunía toda la valentía puesto que sabía que más al rato la necesitaría, pero después de haber recibido aquella pregunta como si de un golpe mental se tratara, un sabor amargo se instaló en su boca y ella tragó saliva fuertemente con la intención de hacer desaparecer el nudo en su garganta.
Jaesun sentía que su estado de ánimo era más deplorable cada vez que su hermana descubría alguno de sus secretos. Ella sabía que algo así iba a ocurrir, Jae-Eun es inteligente y podría darse cuenta de muchas más cosas gracias a que ahora tiene a Sunghoon a su lado por lo que era una constante miedo que no dejaba dormir a la mayor ni pensar con claridad. Si el chico que alguna vez fue su exnovio habla sobretodo su plan y de cómo terminó en esa fatídica fiesta, Jae-Eun no perdonaría ni a su hermana, ni a Jake y quizá a demás responsables pero, quién sabe si Sunghoon sabe la verdad completa o solo la versión que el vivió.
─Chicas ─Minsun llegó hasta la sala de estar haciendo una seña para que la sigan─, vengan a cenar, se enfriará.
─Ya voy. ─decía Jae-Eun mientras se levantaba del sofá e iba al baño para lavarse las manos.
Jaesun imitó su acción pero se quedó esperando en el marco de la puerta y bajó su cabeza mirando hacia sus pies, pero cuando escuchó a la menor pronunciar su nombre levantó su vista.
─¿En qué tanto piensas? ─preguntó Jae-Eun cerrando el grifo y tomando la toalla para secarse─. Estuviste toda la tarde mirándome, pero no decías nada.
