Capítulo 8.

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I

 Owen mira sin ningún reparo el culo de la chica pelirroja. Está bajando las escaleras justo delante de él, y parece que aún no se ha dado cuenta de su presencia. Se deleita un poco más con las vistas –que de todos modos antes ha tenido la oportunidad de contemplar en ropa de baño- y salta tres escalones para colocarse a su altura. Ayleen se sobresalta al verle aparecer de repente.

 -Buenas tardes –saluda Owen en tono amistoso.

-Hola –ella no parece demasiado alegre de verlo.

 Él se fija en la joven. Tiene muy buen cuerpo. Tal vez sea un poco baja, sobre todo comparándola con Natasha, que tiene unas largas piernas que vuelven locos a todos los tíos, pero por lo demás está bien. De cara es bonita. No es que sus ojos sean los más grandes o su tono sea el más verde del mundo, pero como conjunto aprueba con muy buena nota. Natasha se molestaría con Owen si supiera el estudio que le está haciendo a la chica pelirroja, pero a éste le da igual. Alegrarse la vista no es ningún delito.

 Ayleen parece darse cuenta de que está siendo concienzudamente observada, por lo que frunce el ceño y aparta la mirada.

 -Parece que tú y Derek os habéis hecho amigos, ¿no? –Owen nota que ella se pone tensa.

-A mí me parece que tú no le has dicho a tu novia que ya nos conocíamos –replica Ayleen fríamente.

-¿Qué…?

-Cuando nos ha presentado antes.

 Entonces Owen comprende lo que la pelirroja le está diciendo. Es cierto; antes, cuando Natasha le ha presentado a su nueva vecina, Owen ha actuado como si no la conociera, cuando ya se había acercado a saludarla en la cafetería. Bah, menuda estupidez. No era un dato necesario, tampoco tiene que contarle a su novia todo lo que hace, pero la acusación de Ayleen no le hace ninguna gracia.

 -Yo elijo lo que digo y a quién se lo digo.

-Ajá –ella sigue sin mirarle-. Pero no olvides que cuando hay implicadas dos personas, la otra también elige lo que dice y a quién.

 Owen se dispone a replicarle pero están llegando al comedor y allí está Ackland. Arg, no aguanta a ese tío. Ayleen tampoco le ha resultado una chica especialmente agradable, pero está buena y eso es lo que importa. En cualquier caso, él ya tiene a Natasha. A veces se pregunta si no estaría mejor soltero, pero entonces se da cuenta de que está muy bien tener una chica única y exclusivamente para él siempre que quiera. También le tiene aprecio, sí. Claro que las cosas pueden cambiar…

II

Connor ve aparecer a Ayleen acompañada de Owen, el novio de Natasha, y se guarda para sus adentros una mueca de rechazo. En cualquier caso, él se despide de la joven de pelo rojizo, y ella parece aliviada cuando Owen se marcha. Tiene el pelo un poco mojado, pero está muy guapa, y lo saluda con una sonrisa. Él le corresponde.

 -¿Te estaba molestando? –señala la dirección en que se ha marchado Owen.

-No –niega con la cabeza para ratificar su palabra-. Pero no me cae bien.

-Normal –masculla Connor.

-Ya veo que a ti tampoco –Ayleen ríe y se pasa una mano por el pelo, intentando aplastar sus ondas-. Y perdona por el retraso.

-No te preocupes, a mí también se me ha hecho un poco tarde –miente Connor.

 Ella lo mira, sin estar muy segura, pero acaba encogiéndose de hombros.

-¿Cómo te ha ido en las clases? –caminan hacia las bandejas para servirse la comida.

-Bien. Cansado, como siempre. ¿Y a ti en la piscina?

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