Limerence.

Capítulo 4.

Seguía viendo como los estudiantes borrachos intentaban llegar hasta sus respectivas habitaciones entre tambaleos, yo me hallaba afuera del baño esperando a Callum. Por qué carajos se demora tanto... Pensé, me había dicho que simplemente entraría a mear y luego saldría, ningún hombre se demora más de quince minutos dentro de un baño donde se supone que hacen pipí.

— ¿Callum estás bien?— Golpeé la puerta, me estaba preocupando y no había ninguno de sus amigos cerca. — ¿Me oyes?— Pregunté un poco más preocupado, maldita sea.

Di un gran suspiro y giré el pomo para entrar al baño, como todos los demás estaban notoriamente más borrachos que yo no se preguntarían que mierda estaba haciendo entrando a un baño ocupado. Cerré la puerta al momento de entrar y me llevé la sorpresa, Callum estaba dormido en la taza del váter. Por que tenía que hacer algo que no me corresponde como persona, el hecho de que mi compañero de cuarto al cual no conozco para nada y con suerte se su nombre me había pedido ayuda no le da el derecho para otorgarme éste tipo de responsabilidades las que son muy engorrosas. Le di unas cuantas palmadas en la cara y así intentar despertarlo pero no funcionaron para nada, me acomodé el pelo con nerviosismo y lo levanté, apoyé uno de sus brazos en mis hombros sacándolo del baño con mucha dificultad, ¿Por qué tengo que ser buena persona?, siempre tendré esa incógnita en mi mente y ojalá cuando despierte se acuerde de la mierda que estoy haciendo por él.

—Como pesas Callum...— Susurré mientras le intentaba hacer señas a Darren, quien estaba sentado con el equipo de fútbol. Intenté que no me vieran con el chico en calidad de bulto por que se pasaran un montón de rollos los cuales serán muy vergonzosos.

—Pero que mierd... ¿Quieres que los lleve a casa?— Me preguntó Darren preocupado mientras le miraba la cara a Callum— Apagó televisor.

—No te preocupes, puedo con él. Intenta que el equipo no se entere de ésto, por mi salud mental— Le supliqué mientras me marchaba con Callum al hombro, parecíamos esas personas que siempre salen en las películas de terror, los que se logran salvar.

Dejé su cuerpo inerte en el asiento del copiloto y le amarré el cinturón de seguridad. Hice andar el coche para colocar la calefacción ya que comenzaba a hacer frío, no quise encender la radio para no molestar el sueño de Callum, quizás qué estará soñando, lo más probable que en su sueño esté echando un polvo con Kim y el simple hecho de imaginarlo me provoca repugnancia.

No demoré más de cinco minutos y me encontraba subiendo su cuerpo por las interminables escaleras de la residencia. Abrir la puerta me costó más de lo normal y cuando por fin lo hice pude respirar con tranquilidad, dejé cuidadosamente el cuerpo de Callum en su cama y le quité los zapatos y luego los pantalones, lentamente. No podía creer la mierda que estaba haciendo en éstos momentos, le quitaba los pantalones a uno de los chicos más guapos y excitantes que he conocido en toda mi santa vida, tenía un muy buen bulto y unas piernas muy bien trabajadas, fue inevitable no subirle la playera para apreciar sus abdominales los que daban a conocer su vida deportiva. Tragué saliva y lo tapé con las colchas de su cama, me aparté lentamente para sacar mi pijama que estaba abajo de la almohada, saqué la parte de arriba y mientras me quitaba los pantalones para quedar sólo en ropa interior algo tiro de mi hacia atrás, unas manos grandes con venas marcadas por doquier, expelía testosterona y calentura. Mi corazón latía a mil por hora sintiendo que en cualquier momento un paro cardíaco vendría, sus labios subieron lentamente por mi espalda hasta mis hombros, inevitablemente gemí reaccionando a sus impulsos, no podía suceder ésto, no puedo acostarme con él.

—Que mierda te pasa Callum...—Dije poniéndome de pie al instante y le di la espalda, no quería que me viera sonrojado.

—Quería agradecerte, yo se que tu también quieres Damien...—Dijo arrastrando las palabras.