Capítulo 26.

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El sol comenzaba a salir débil entre las montañas, la fogata estaba completamente apagada, lo único que quedaba de ella eran las cenizas. Abrí los ojos y para mi sorpresa tenía el brazo de Callum sobre mi abdomen, tragué saliva y comencé a ponerme nervioso. "Pero qué mierda..." pensé de inmediato, me mordí el labio inferior y saqué su brazo con delicadeza, intentando no despertarlo. Tomé una de las mantas con las que nos tapamos y caminé hasta la carpa que habíamos armado con Ámbar, abrí cuidadosamente el cierre y me dejé caer sobre el colchón inflable, la pelirroja abrió los ojos y me miró sorprendida, le hice una seña para que guarde silencio y no se ponga a interrogarme como lo hace de costumbre. Gracias a Dios aún se encontraba media dormida así que lo único que atiné a hacer fue recostarme a su lado y cerrar los ojos nuevamente.

—Inadaptados, arriba, tenemos un viaje que terminar—Callum me miró sin expresión alguna, estoy seguro que intentaba pasar por alto lo que sucedió ayer.

—Maldito desagradable...—Susurré y escondí mi cabeza entre el hombro y el cabello de Ámbar.

—Tú y yo tenemos que hablar, a mí no me haces idiota Damien Brown—Me apartó la cabeza, sus brazos me rodearon y me besó la frente.

—Lo sé, lo sé, pero necesito que esto quede entre nosotros, nadie más puede saberlo.

—Está bien—Ámbar se comenzó a vestir, sinceramente nunca me ha molestado que mis amigas se vistan o desvistan en frente mío, me da lo mismo ver un par de tetas o su entre piernas, ellas saben perfectamente que nunca me gustaran esas cosas así que lo hacen con total confianza.

—Yo... yo estoy vestido, así que saldré—Le quité las gafas de sol y salí de la carpa. El sol intentaba pegar con fuerza pero aun así corría una ventisca fresca, dejé escapar un largo suspiro al ver a Callum con su playera musculosa blanca y sus jeans ajustados negros, él tiene estilo y me gusta, es decir, me gusta su forma de vestir.

— ¿Qué haces mirando?, ven y ayuda—Me miró serio y con el ceño fruncido, puse los ojos en blanco y caminé hasta su ubicación, tomé la caja que tenía entre las manos y la llevé hasta el coche.

— ¿Dónde dejo esto?—Miré a Darren y luego señalé la pesaba caja que tenía en las manos.

—Ah, por aquí, dame un segundo—Acomodó unas cuantas cosas y luego me ayudó con la caja.

—Ayer...—Aquí vamos con la primera pregunta sobre lo de anoche—Ayer besaste a Callum, ¿Lo recuerdas?

Intenté no colocarme rojo, los recuerdos de la noche anterior eran vagos, unos cuantos recuerdos se venían a mi mente pero ninguno tan claro como el de la lengua de Callum dentro de mi boca.

—Ah, no—Mentí—No lo recordaba. Supongo que fue un simple pico.

—No, Damm, no fue un simple pico.

— ¿A qué te refieres?—Mentí nuevamente, quería hacerme el desinteresado pero no sirvió.

—Por poco no se comen, con eso te lo digo todo—La mirada de Darren intentaba decirme a gritos algo pero me costaba descifrar qué.

— ¿Estás celoso, Darren?—Me aventuré a bromear.

Abrió los ojos como plato y su cara se puso tan roja como un tomate.

—Y—yo...—Desvió la mirada.

—No puedes ser más evidente—Le pellizqué la mejilla con suavidad y sonreí.

—Me provocó algo verlos, pero esa molestia se la atribuyo al alcohol, a nada más.

—Como digas—Suspiré— ¿Cuánto nos queda de viaje?

Limerence.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora