Capítulo 25.

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Me froté los ojos y cuando los abrí ya se había escondido el Sol. Darren iba charlando con Callum mientras Kim dormía plácidamente en el hombro de este. Dejé escapar un suspiro y miré a mis amigos, quizás que cara tenía pero al parecer había dormido mucho. La carretera se notaba expedita y eso quizás hacía el viaje un poco más rápido, Ámbar me miro con ternura y acomodo uno de mis mechones rebeldes.

—Ya era hora, Callum es lo más aburrido que hay para charlar—Ámbar hizo una mueca y Callum la fulminó con la mirada.

—Simplemente no compartimos los mismos temas de conversación—Se encogió de hombros—A mí me gusta el fútbol y a ella el sexo lésbico, no le veo la similitud.

—Maldito engreído—La pelirroja colocó los ojos en blanco y me volvió a mirar.

—Y sí, ya me cansé de dormir—Suspiré nuevamente— ¿Qué hora es?

Matilda miró su reloj y respondió por su hermana—Son exactamente las ocho con treinta minutos, haz dormido casi nueve horas aproximadas.

—Caramba Damm, como lo haces para dormir tanto—Fredd me miró atónito.

— ¿El sueño?...—Agité mi cabeza con lentitud, no sabía que responder a aquello.

—Al fin estamos los cuatro despiertos—Matilda bajó un poco la voz—La zorra está dormida, podríamos pedirle a Darren que se detenga en una gasolinera, necesito orinar.

— ¿Y qué tiene que ver Kim en todo esto?—Le pregunté aguantando la risa.

—Lo más probable es que a ella no le gusten los baños del lugar, querrá salir corriendo y como no verá escapatoria se pegará un tiro, estoy segura de eso. —Me guiñó un ojo.

—En ese caso, preferimos el disparo por consenso—Acotó Fredd por todos.

Darren sintonizó una de mis emisoras preferidas, si no me equivoco la gasolinera más cercana quedaba a unos cien kilómetros más adelante pero estoy seguro que con una buena conversación se pasarán volando. Si no me equivoco ya habíamos pasado Montana y Dakota del Sur, aún quedaban una gran cantidad de estados por los cual pasar, muchas horas, mucho tiempo sin hacer nada. El coche se detuvo y miré hacia el exterior, una vieja gasolinera se hacía presente, Darren apagó el coche como si hubiese escuchado nuestra conversación.

—Creo que ya era hora de hacer una pausa, bajen mientras cargo combustible—Me miró por el espejo retrovisor, desvié la mirada al instante.

— ¡Gracias a Dios!, mi vejiga ya no aguantaba más—Exclamó Fredd apretándose la parte de abajo.

—Ay que exagerado eres, me das risa—Se mofó Matilda.

Nos bajamos todos del coche excepto Kim, que dormía en el asiento delantero. La tienda estaba bastante abastecida, muchas golosinas y pasillos con pequeños accesorios para obsequiar, habían muchas postales con las cuales me percaté de que estábamos Saliendo de Dakota del Sur. Seguí caminando en busca de algo para comer, saqué una soda y paquete de patatas fritas, la caja registradora estaba vacía así que caminé con lo que iba a comprar hasta el baño. Para mi suerte estaba vacío, dejé las cosas sobre el estanque del váter y oriné, creí que nunca acabaría pero al momento de hacerlo sentí un placer tan grande que fue inevitable no suspirar y cerrar mis ojos. Cuando volví sólo Callum estaba en la caja registradora mirando una caja de cigarrillos que estaba suelta.

— ¿Qué compraste?—Me preguntó sin mirar.

—Unas patatas fritas y una soda—Lo miré enseñándole las cosas— ¿Y tú?

—No hay nadie, no hay necesidad de comprar—Se guardó la caja de cigarrillos en los bolsillos.

—Oye pero...—Preferí omitir comentarios y simplemente esperar a que apareciera alguien en el mostrador.

Limerence.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora