Capítulo 35.

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El frío de la cerámica comenzaba a traspasar mis prendas, intenté ordenar los pensamientos que rodean mi cabeza. Algunos piensan lo peor, salir de aquí y ver a Callum follando con Fredd, o la otra parte es salir de aquí y ver a Fredd en cuatro con Darren dándole clavadas por detrás. Dejé escapar un largo e intenso suspiro y me escabullí intentando no hacer ruido, para mi mala suerte y en mi intento de espía súper secreto me pasé a llevar la rótula con la punta de una banca, ahogué un grito y maldije al cielo por mi estúpida mala suerte. Corrí como si me estuviese persiguiendo el Demonio, abrí la puerta de mi habitación y miré hacia la cama de Callum de inmediato, el alma me volvió al cuerpo cuando lo vi con su mirada clavada en mí, levantó una ceja indiferente y se limitó a decir algo.

—¿Qué?—Gruñí intentando no parecer alterado.

—Nada, ¿Acaso no puedo mirarte?

—Ah, sí, si puedes—Me rasqué la nuca— Había olvidado algo y estoy atrasado, por eso me ves un poco agitado—Sonreí.

Dentro de mis planes no estaba la opción de contarle a Callum lo que había escuchado y casi visto en los baños, sería una muy mala idea.

—Bueno, mientras tu buscas lo que se te olvidó, yo me vestiré—Se levantó en bóxer, tragué saliva, estoy seguro que mi mirada es más que evidente.

—Cl—claro... estoy seguro que estaba por aquí—Mentí, solo necesitaba unos minutos más para mirarlo semi desnudo.

—¿Te molesta que busque mi ropa así?, ¿O prefieres que me vista?—Estoy seguro que en estos momentos parecía un tomate, negué con la cabeza.—Eres un pequeño pervertido—Sonrió de lado, en cualquier momento vomito mariposas.

—Puedes quedarte desnudo...—Llevé mis manos a la boca con rapidez, debo aprender a callar mis pensamientos de vez en cuando—Digo, osea, quédate como se te haga más cómodo, obvio—Me mordí el labio, desvié la mirada unos segundos.

Para mi sorpresa me pilló de espalda, sus brazos rodearon mi diminuta cintura y su boca se apegó a mi oreja. Sentía su cálida respiración, la cual provocaba que mi cuerpo reaccionara, la piel se me erizó y cerré los ojos al preciso instante.

—¿Si te digo que me gustan tus brazos me creerías?—Dije entre susurros.

—Sí—Se apegó más a mi cuerpo, comenzaba a sentir la presión que ejercía su miembro contra mi entrada.—Y si yo te digo que me gusta cómo te pones cuando te excitas, ¿Me creerías?—Me mordí el lóbulo de la oreja, dejé escapar un diminuto gemido. Sentía que en cualquier momento me derretiría.

Sonreí—Esta vez yo quiero tener el poder—Antes de voltearme me mordí el labio inferior, cuando lo tuve frente a frente le sonreí.

Mis brazos rodearon su cuello y mis labios se mezclaron con los de él. Me tomó en brazos, yo rodeé mis piernas a su cintura sin dejar de besarnos. Con dificultad apoyó mi espalda a una pared de la habitación simulando una penetración. En estos momentos mi ropa comenzaba a estorbar así que me recostó en la cama y comenzó a quitarla poco a poco, con unos ojos que expresaban lo caliente que estaba en esos momentos, me gusta. Solo me quedaba la ropa interior, dentro de la habitación ya no hacía frío, al contrario, se tornó todo mucho más caliente, nuestros cuerpos ardían. Callum se escabulló entre mis piernas y continuó besándome, dejé escapar un suspiro y nuevamente lo tomé del cuello, intenté darlo vuelta y así yo quedar sobre él, como si estuviese montando un caballo o algo por el estilo. Sus manos me tomaron de las caderas y comenzó a moverse, yo me movía en círculos sin dejar de apreciar la cara de Callum al rozar mi entrada con la punta de su verga. Entre besos y caricias algo me detuvo, tocaban la puerta de nuestra habitación, estoy seguro que ambos maldijimos al unísono y nos arreglamos lo más rápido posible. Callum, solo se colocó una playera, mientras que yo me ponía los pantalones. Ámbar entró tímida, se arregló un mechón rebelde tras la oreja y se sentó en mi cama, la miré y sonreí al instante mientras que Callum ponía cara de pocos amigos, se encogió de hombros y comenzó a vestirse.

Limerence.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora