Di un salto al escuchar como un gallo interrumpía nuestro momento perfecto, escuché la risa de Callum atrás mío y lo fulminé con la mirada para luego reírme junto con él. Le besé la mejilla y salí de la habitación dejándolo con la mano estirada, la sonrisa en mi cara era reconocible a kilómetros de distancia, al igual que mi inquebrantable felicidad. Abrí la puerta de mi habitación olvidando por completo la existencia de Ámbar, me miró pasmada y cerré la puerta de golpe, intentando no llamar más la atención.
—Hey, hola—Saludé.
—Tonta no me haces, ¿Lo sabes, no?—Se cruzó de brazos y cargó su peso en la pierna izquierda, lo más parecido a esa posición era cuando mamá me iba a regañar.
—Bueno, yo... yo estaba peinando a los caballos, eso—Intenté sonreír lo más convincente que pude pero no se lo compró, demonios que entrometida es cuando lo quiere ser.
—Ah sí, no sé desde cuando hay caballos en la habitación de Callum. A no ser que le estuvieses peinando el cabello rubio—Hizo una pequeña mueca burlona.
Me senté en la cama y tapé mi rostro con mis manos, ella había ganado por lo tanto tenía que contarle, obviamente omitiendo ciertos detalles que no son de su incumbencia.
—Está bien, te lo diré—Dejé escapar un suspiro—Estoy enamorado de Callum, desde el primer momento en que lo vi. Ayer... dormí con él—Me mordí el labio inferior mientras apreciaba la cara atónita de Ámbar al escuchar "Dormí con él".
—No me jodas—Se tapó la boca con la mano—Me dará algo, déjame respirar...—Estiró su brazo enseñándome la palma de su mano—Basta, no hables—Su lado melodramático me hacía reír, no estaba diciendo ni una palabra y ella me hacía callar, quien la entiende—Necesito detalles, porque me habías dicho algo sobre Darren y ahora me vienes con esto, vaquero cuidado con lo que haces.
—Necesito que me jures—La miré a los ojos—Que no le dirás a nadie sobre esto—Levanté mi dedo meñique.
—pinky promise—Alzó el suyo también.
Caminé hacia el establo donde se encontraba Fredd ordenando la paja en una carretilla, era tan delgado que algunas veces me provocaba cierta envidia, unas piernas perfectas y una cintura digna de envidiar.
—Aquí está el famoso pollito en fuga, ¿Qué tal?—Sonrió dejando la pala apoyada en un pilar de madera añeja.
—Pues bien, estoy muerto de hambre—Dejé escapar un suspiro mientras me sentaba en un fardo.
—Nunca creí que le darías aquella paliza a la zorra—Dijo Matilda mientras se levantaba detrás de Fredd, su repentina aparición me obligó a ahogar un grito y sobresaltarme.
—Joder que casi me matas del susto—Coloqué mi mano en el pecho— Se lo tenía merecido, me aburrieron sus burradas.
—Concuerdo contigo, creo que nunca olvidaré el chichón que le quedó en la frente—Matilda y Fredd se echaron a reír, y yo me sumé.
—Pero sabes que, yo le hubiese roto la nariz falsa que tiene—Matilda fulminó a Fredd con la mirada.
—Puede ser una zorra y todo lo que quieras pero es una mujer, romperle la nariz sobrepasaría los límites—En parte tenía la razón, no por ser una antagonista en todo esto merece que le destroce la cara.
—Pero no lo hice, ahora espero que haya aprendido la lección—Dejé escapar un suspiro—No puedo creer que ya mañana nos vayamos, se me han hecho eternos estos días. Es impresionante—Ambos asintieron.
—Para mí también, me he entretenido bastante. Volveré con las pilas completamente cargadas al campus, lista para dar los exámenes que vienen.
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Limerence.
Romance-Tú eres mi debilidad, mi talón de Aquiles-Dejé que sus dedos se perdieran en mi cabello- Me haces ser débil. Tú eres la persona que llegó a desordenar mi presente y mi futuro... Damien Brown es metódico, con unos cuantos secretos como todo adolesce...