Capítulo 36.

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                                                                                  Callum.

"Maldita sea, por qué no contesta el puto móvil" comencé a repetir cada vez que sonaba la contestadora. Eran casi las una de la madrugada, y aún no me daba una señal de vida, no quiero comenzar a hacer una escena de chico preocupado y celópata porque no es lo mío, pero sinceramente estoy preocupado por este estúpido muchachito que me tiene completamente loco. Caminaba de un lado a otro, encendí unos cuantos cigarrillos luego de haber puesto una bolsa plástica en el sensor de humo. Me acostaba en la cama de Damm intentando conciliar el sueño pero me era imposible, algo tenía este chico que me impedía sacarlo de mi cabeza. Definitivamente no llegará, son las dos con treinta minutos y nada, quizá encontró a otro idiota mucho más alto que yo, con mejores abdominales y pectorales más marcados. Me acerqué al armario y abrí una de sus puertas para mirarme en el espejo sin camiseta. Nadie es más apuesto que yo, mis ojos de color y unos risos encantadores, mi piel poco bronceada y un oblicuo profundo. Sonreí de lado hasta que algo interrumpió mi ensueño, el móvil comenzó a sonar. Era el pequeño conejito.

— ¿Diga?—Contesté mientras bostezaba.

—Heey...—Arrastraba las palabras—Como etash?

— ¿Damm?—Pregunté mientras continuaba mirándome en el espejo— ¿Estás borracho?

— ¡Bingo!, un puntito para el más gruapo—Me costaba entenderlo, definitivamente estaba borracho.

—Creo que se te pasaron las copas, ¿Estás bien?—Coloqué el celular en alta voz para luego colocarme la playera.

— ¿Si te digo que sii te enojarrrias?—Seguía arrastrando las palabras, sonreí, me gusta cuando se coloca juguetón.

—Para nada, ¿Por qué he de enojarme?

—Poque vine en mi coche...—Hizo una pausa, estaba hablando con otro chico—Y estoy muy ebrio para manejarrr....

Algo en mi interior comenzaba a encenderse, no me gustaba la idea de que Damm estuviera borracho con otro hombre.

— ¿Al menos sabes dónde estás?—Ya sabía a qué quería llegar, necesitaba que yo lo fuese a buscar.

—Crueo que...—Sentí nuevamente que se despegaba del móvil para preguntarle a alguien como se llamaba el lugar—Green Bull, algo así—Inconscientemente sonreí.

— ¿Qué haces metido en esa mierda?—Aquél lugar era uno de los más peligrosos para ir a beber, la gente suele emborracharse hasta quedar como tuba y luego ponerse a pelear.

—Pues, bebiendo.

—Eso está más que claro, pero aun así no tienes ni idea donde estás metido—Carraspeé—Te iré a buscar, iré en bici y luego me vengo manejando yo, ¿Está claro?

—Ajá—Apenas podía modular—Ttre eperarre...

—Cuando te llame sales del lugar—Dejé el teléfono sobre la cama.

Saqué un polerón y me coloqué el gorro, me amarré las zapatillas, tomé mis documentos. Me disponía a tomar el celular cuando tocaron la puerta de la habitación, miré la hora en mi reloj de mano y levanté una ceja. Abrí la puerta y casi se me cae la cara, era Kim.

—Hola amore mío—Se apoyó en la puerta imponiendo su puto escote.

— ¿Qué haces tú aquí?—Crucé los brazos.

—Te vine a ver, ¿acaso es muy poco obvio?—Sonrió y entró sin mi permiso.

No pretendía ser grosero así que cerré la puerta, de todas formas ella y yo teníamos una charla pendiente pero no creo que ahora se el momento ni el lugar, debo ir a buscar a Damm lo antes posible o le podría suceder algo grave, ya que, se nota que no sabe defenderse, o al menos eso ha demostrado hasta el momento.

—Kim, estaba a punto de salir. Estoy un poco apurado y...—Se acercó peligrosamente.

—Shh, menos bla bla y más acción—Me tomó del cuello y me besó. Intenté despegarme lo más rápido posible antes de que le diera un empujón. Tomé el móvil y sentí como se revolvió mi estómago, la llamada seguía en curso, Damm había escuchado todo.

— ¿Damm?—Sentí como se sorbía los mocos.

—Vete a la mierda—Colgó.

Miré a Kim con cara de pocos amigos, se llevó el dedo a la boca.

—Ups, ¿Te metí en problemas?—Hizo un puchero.

—Vete de mi habitación ahora si no quieres que te saque yo mismo—Desvié la mirada.

Comenzó a negar con la cabeza lentamente.

—Pequeño Callum, no te conviene que me trates así—Se acercó un poco más—Tu sabes muy bien como son los chicos del equipo con el tema de la homosexualidad, hay algunos muy cerrados de mente y bueno, quizás no se tomen muy bien tu decisión ni la de Damien—Se encogió de hombros—Si no me follas como lo hacíamos antes, me encargaré de decirle a todo el campus lo que tienes tú y ese asqueroso inadaptado.

Abrí los ojos como plato, he aquí la razón por la que Damm odia tanto a esta mujer, sus malvadas ideas no hacen más que hacerle la vida infeliz a los demás, todo por su conveniencia. Miré la hora en mi reloj de muñeca y luego la miré a ella, mi corazón latía a mil por hora. Tragué saliva y coloqué el móvil en silencio.

***

¡Perdón la demora!, espero que les guste este nuevo capítulo, voten y comenten sus críticas o comentarios. Los quiero muchos y gracias por leer.

Limerence.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora