Limerence.

Capítulo 18

Me quedé pasmado esperando alguna reacción de Darren, las palabras simplemente no salían. Siempre he odiado los silencios incómodos y ésta situación no será una excepción, mis ojos buscaban huían de la mirada de Darren, no sé si era de vergüenza o de malestar.

—Damm, dime algo—Comenzó a juguetear con sus dedos.

—Yo...yo no sé qué decir, me pillaste de sorpresa—Me mordí el labio, no fue fácil articular aquella frase.

—Lo sé, no sabes lo que me cuesta encontrar mi norte. Para mí no es tan simple como llegar y confesarte algo así, por eso fui en busca de Callum, él siempre me entiende.

—Tranquilo, no hay anda de malo en tu confesión. — La gente caminaba entre nosotros, algunos hablaban entre su grupo de amigos y algunos caminaban solos con audífonos en los oídos. Yo me encontraba con un chico guapo, supuestamente heterosexual que confesaba sentir "cosas" por mí, pero ¿Qué clase de cosas?, omitiré esa parte.

—Nunca creí que lo tomarías de esta manera, pensé que me tratarías de loco y correrías a contarle a tus amigos—Hizo una mueca y desvió la mirada, al parecer tenía una mala percepción de mi persona.

—No, nunca haría algo así. Como sabrás, o bueno, si no sabías, yo soy homosexual, por lo tanto para mí no es algo de otro mundo que un hombre me diga algo así—Intenté explicarle lo mejor que pude. Yo esperaba que Darren se hubiese dado cuenta de mi condición sexual desde el primer momento en que me vio pero necesitaba recalcarlo, decirle abiertamente que soy "distinto".

—Con razón no me plantaste un puñetazo y me gritaste marica—Sonreímos al mismo tiempo— No te diré que no se lo digas a tus amigos, pero debes entender que esto para mí no es fácil, nunca me había pasado algo así. —Asentí.

Mi carácter empático salía a flote.

—Darren—Puse mi mano sobre su brazo— Tranquilo, yo no te juzgaría nunca como los demás. ¿Te quedó claro?

Noté como sus mejillas se encendían levemente y luego asintió. Se veía tan... tan tranquilo y comprendido.

—Sí, de todas formas perdón por decirlo.

—Tienes que dejar de pedir perdón por esto, no has cometido ningún error. Te pediré, eso sí, que no vayas y le cuentes lo nuestro a Callum—Enfaticé en "lo nuestro" para que entienda a lo que me refiero—

—Sí, por su puesto. Gracias por darme un poco de tu tiempo, espero que estés bien—Se comenzaba a poner de pie y me miró—También que te vayas preparando para la semana en mi granja, lo pasaremos de lo mejor.

Le sonreí de oreja a oreja, imaginar lo bien que lo pasaremos en su granja me entusiasmaba de inmediato.

—No te preocupes por eso, mi tropa de inadaptados y yo ya estamos más que preparados.

Los días lunes eran siempre iguales, Matilda y Ámbar llegaban juntas hasta el estadio del campus, luego llegaba Fredd contándonos como había estado su clase y de lo enamorado que estaba de su profesor, finalmente llegaba yo encendiendo un cigarrillo y juntos mirábamos como el equipo de fútbol entrenaba.

—Insisto, Callum Foster es el más guapo de todos—Dice Fredd mientras se cruza de piernas, lo miro mientras me apoyo en la reja que separa la cancha de la zona de gradas.

—Concuerdo contigo, me gustan sus ojos—Fue inevitable no opinar mientras le daba una calada a mi cigarrillo.

— ¿Sólo le miras los ojos?, ¿Acaso no le ves el cuerpazo que tiene?—Hace una mueca.

No pude aislar el recuerdo de Callum quitándose la playera en nuestra habitación, son otros pensamientos que debo omitir antes de dejarlos salir a la luz.