Parte 23

4.6K 552 117
                                        

Unos días han pasado, y puedo decir que me he vuelto un verdadero pervertido. Pasar tiempo con Gulf cada vez más hacía que deseara tenerlo desnudo, hacíamos el amor en cada rincón de la mansión, nunca era suficiente, ambos seguíamos hambrientos.

Casi no me mantenía en mi habitación, en verdad comenzaba a sentirme libre, saliendo incluso al jardín disfrutando del gran lugar, una piscina que siempre se mantenía limpio pero Gulf no lo usaba.

Tenía la curiosidad de quién era ese tal Pha que vino a visitarlo aquel día, aunque Gulf me haya dicho que es su abogado y "amigo" no podía estar tranquilo, espero no sea uno de esos que complacen a los mafiosos y se hacen pasar por conocidos. Cada día me vuelvo más posesivo y de alguna forma me da miedo ese sentimiento. No sé que podría hacer si llegara a ese punto en que olvide mi humanidad, bueno digamos que ya estoy consciente de que Diosito ya no está escuchándome.

Gulf está logrando que cambie mi manera de ver las cosas, el poder que me otorga me hace sentir seguro y fuerte. Cosa que nunca antes había sentido, pero hasta donde llegaría ese poder.

A pesar de que me mantenía ocupado, no podía dejar de pensar en Leo, en verdad quería salvarlo, espero no haya sufrido tanto y él si esté a un lado de Dios. Aunque quisiera sentirme enfadado con Gulf, no podía, es su naturaleza, y es verdad... no conoce a los esclavos.

First no se ha apartado de mi, lo tengo conmigo día y noche, a excepción de los momentos que me encuentro con Gulf, este hombre en verdad es una adicción.

El miedo que sentía al principio se ha esfumado, ahora que paso más tiempo con él, me ha demostrado un lado que jamás había imaginado. Todo lo temible que es con otras personas, pero conmigo es todo lo contrario, hasta incluso pareciera ser un gatito ronroneando buscando ser acariciado.

Ya quiero que vuelva, estar en la mansión sin él es aburrida, First está ocupado con unas diligencias que Gulf le había ordenado.

Mi habitación ya no es la misma, ya no la  veo como una prisión, pero me gustaría cambiar algunas cosas, la verdad la mansión en muy sombría, incluso las personas que trabajan aquí parecen zombis buscando beber sangre.

Me dispongo a salir de mi habitación, los gigantes como siempre rodean mi puerta.

- Ya no soy un prisionero. - Digo mirándolos pero no emiten sonido. Ya me sentía molesto que me ignoren.- Por qué mierda no responden!

El silencio seguía en el pasillo, esto es frustrante, parecen muertos!

- Con una mierda! Les estoy hablando!

- Señor, tenemos prohibido dirigirle la palabra. - Responde uno de ellos con temor.

- Quién ordenó tal cosa!

- El señor Gulf...

- Acaso el señor se encuentra en este momento?! Odio que sigan ignorándome!

- Lo siento señor, nos matará si se llegara a enterar.

- Ese maldito no los matará! Les ordeno que dejen de ignorarme!

- Señor...

- Con una mierda! Quiero a todos en la sala! ¡Ya!

Los guardias se apresuran yendo por los pasillos mientras voy de vuelta a mi habitación, me doy una ducha para luego ir a la sala. Todos se encontraban allí, temerosos y con la cabeza baja. Dios! Se que es la mansión de un mafioso pero esto es deprimente.

- Levanten la vista! Que es todo esto!

Nadie responde como me imaginaba, ese hombre posesivo amenazó a todos.

- Ok, quiero que cambien todo esto, es deprimente! Los colores en las paredes, lo único negro que quiero en esta mansión será el alma de mi hombre! Sus ropas, tírenlas al fuego, tendrán nuevos uniformes, algunos guardias se encargarán de comprarlas. Quiero esta mansión menos sombría, y algo más... Cuando les dirijo la palabra quiero que respondan.

- Si señor... - Escucho a algunos responder con duda.

- Han oído que cumplirán mis órdenes, viviré en este maldito lugar así que hagan que sea menos aburrida!

Todos abrieron sus ojos en gran manera hacia la puerta  para luego bajar la cabeza. Giro a ver qué llamó la atención de todos y se trataba de él.

- Así que quieres cambiar todo aquí? - Camina hasta quedar frente a mi con la mirada sería, como si le tuviera miedo, él me otorgó el poder que no se queje ahora.

- Así es, alguna objeción? - Pregunto como desafío levantando una ceja.

- Me parece perfecto, puedes hacer lo que quieras. - Gira a mirar a todos los que se encontraban en el lugar. - Cumplirán cada una de sus palabras, harán los cambios que desee, las veces que quisiera. Cuidarán de mi hombre incluso más que sus propias vidas, o de lo contrario, no necesito decir que pasará con el que demuestre desinterés en su orden.

- Si señor.- Responden todos.

- Mew, solo una cosa. El color rosa pastel no.

- Pero...

- No...

- Que maldad... - Hago un puchero cruzando los brazos, en verdad quería ese color para fastidiarlo, este hombre lee mi mente definitivamente.

- Es todo. - Dice haciendo que todos salieran del lugar dejándonos solos.

- Porqué este lugar es tan sombrío? Cuando dejaras que salga de aquí?

- Aún no bebé, déjame hacer algunos movimientos para que no estés en peligro.

- Eso implica más muertes?

- Si es necesario si. First aún no ha vuelto?

- No, por qué crees que estoy aburrido.

- Sabías que cada vez que reúnes a los empleados es porque alguien morirá?

- De verdad?!

- Es por eso que temen en responder, y bebé... Te tienen más miedo a ti que a mí en estos momentos.

- A mí? Por qué?!

- Soy un arma en tus manos, lo que no te guste simplemente lo desaparezco. Además, aún no te has dado cuenta que cuando te vuelves mandón eres terriblemente sexy, para mí. Pero eres incluso más temible que yo.

- No soy peligroso! Yo no asesino!

- Entonces, puedo volver a traer algunos esclavos? - Me pregunta con una sonrisa haciendo que un fuego suba en mi pecho, lo tomo del cuello de la ropa mirándolo fijamente.

- Atrévete a traer uno y con mis propias manos apretaré su cuello hasta que deje de respirar! Tu eres mío!

- Es a lo que me refiero, eres tan sexy... - Gime tomándome del cuello para besarme con dominio.

Ah mierda! Este hombre me está cambiando! El solo hecho de imaginarlo siquiera con un esclavo me enloquece sacando lo peor de mi. Mis dedos se enredan entre su cabellera oscura, estirándolos con fuerza logrando un gemido de su boca.

- Ahh, eres mío Gulf! No tientes a este demonio... Ahhh - Meto mi lengua a su boca con poderío reclamando lo que me pertenece.

- Ahhh mierda, no sabes todo lo que haría con ese demonio, cuando lo hagas libre ahhh - Dios! Me siento tan duro, el fuego en mi cuerpo comienza a expandirse por todos lados, nuestras lenguas luchan por el dominio, y volvimos a hacer el amor con desespero en toda la sala.

Ya nadie se atreve a molestarnos en estos momentos, una vez que iniciamos ni aunque el papa viniese a tocar la puerta interrumpirá nuestro gran encuentro.

ERES MÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora