Oigo el despertador y suspiro unas cuantas veces antes de salir de la cama y dirigir mis pies hacia el baño para darme una ducha. No me tomo mucho tiempo ya que no puedo permitirme llegar tarde el primer día. Me visto con una falda negra de flores y un top negro, cojo mi mochila antes de salir de la habitación en dirección a la cafetería donde había quedado con Thomas.
Consigo adentrarme entre la multitud y veo como Thomas levanta la mano para que lo vea, llego a la mesa, me siento en frente suya y él me tiende un café.
—Muchísimas gracias, voy a necesitar cafeína para afrontar el día de hoy —le agradezco con una sonrisa sincera.
—De nada, sabía que te haría falta.
Los dos reímos, creo que no soy la única que piensa que esto de la universidad va a ser extremadamente difícil.
—Por cierto, tengo planazo para el sábado —suelta de repente muy emocionado
—Cuéntame.
No tengo nada que hacer así que sea lo que sea seguro me viene genial.
—Vamos a ir al partido de bienvenida del equipo de fútbol. Y la cosa no acaba ahí, vamos a ir a la fiesta de después.
Ok, creo que nunca había visto a Thomas tan emocionado, ni siquiera cuando hablaba de arquitectura.
—Vale guay, me gusta el fútbol.
—¿Solo un "vale guay"? —pregunta un poco sarcástico. —Vamos a ir a la fiesta más importante del curso —añade haciendo gestos con sus manos.
Solo puedo reír, no es que no me gusten las fiestas, solo que no me parece para tanto.
—Oye y ¿quién nos ha invitado?
Tengo curiosidad, solo he hablado con Thomas en los días que llevo aquí.
—La hermana de uno de los jugadores es mi vecina de al lado, tengo que presentaros, también estudia primer año de medicina, quizá te la encuentres.
—¿Te gusta llevarte bien con las vecinas verdad? —pregunto mientras sonrío de lado.
—Me encanta tener amigos cerca, así no hay que moverse de casa —responde con seriedad.
Estallo de la risa y él se contagia y me sigue riendo aún más fuerte.
Estoy realmente contenta de haber dado con alguien como Thomas.
Cuando terminamos nos despedimos y cada uno se dirige a su clase.
Al entrar la mitad de la clase ya está llena de alumnos sentados en sus sillas o mesas, grupos de gente hablando y demás. Veo un sitio al fondo y voy directa a él, justo cuando estoy sacando el libro de anatomía una chica castaña con gafas se sienta a mi lado. Me recuerda que tengo que ponerme mis gafas para poder ver de lejos la pizarra, así que, las cojo de la mochila y me las pongo al mismo tiempo que el profesor entra por la puerta.
Cuando termina la clase, recojo las cosas al mismo tiempo que la chica de al lado y nuestras cabezas chocan por la cercanía de nuestras mesas.
—Mierda, lo siento, no me he dado cuen...
Intento disculparme pero ella me corta y me pide disculpas también.
—Tranquila no tengo ningún traumatismo cerebral.
Me río ante su referencia médica.
—Menos mal, todavía no soy neuróloga
Ella ríe también ante mi respuesta y me doy cuenta de que es una chica muy simpática. Seguimos hablando un poco sobre la clase hasta que salimos del aula, ahí nos despedimos y cada una va por su lado.
Estoy empezando a agobiarme, llevo 15 minutos dando vueltas por toda la universidad y no consigo encontrar el laboratorio de primero. Voy a llegar tarde seguro, odio llegar tarde.
Ni siquiera sé dónde estoy ahora mismo. Giro la esquina en un pasillo y me encuentro a un montón de chicos saliendo de una especie de vestuario. Veo como se despiden y cada uno va en direcciones distintas, suspiro, apoyo la espalda en la pared y me aguanto las ganas de llorar, voy a llegar tarde.
No sé cómo, el mundo decide mandarme una ayudita en forma de chico.
—Sabía que volveríamos a encontrarnos, pero no esperaba que fuera aquí.
Cuando levanto la vista me encuentro por segunda vez con los ojos azules de Blake. Le doy una sonrisa triste y él nota mi expresión.
—¿Estás bien? —pregunta preocupado sin quitar su vista de mi rostro.
—Te parecerá una tontería, pero es mi primer día aquí y llevo 15 minutos dando vueltas en busca del jodido laboratorio de primer año y no lo encuentro, así que voy a llegar tarde mi primer día —hablo rápido y desahogándome.
—Parece que estoy aquí otra vez para hacerte sonreír porque yo voy al laboratorio de tercero y está justo al lado —dice con una sonrisa.
—¿En serio? —pregunto sonriendo.
—Claro, vamos, no queremos llegar tarde —responde mientras comienza a caminar para que yo le siga. —Aunque a mí no me importaría saltarme un par de clases contigo fotógrafa.
Su indirecta hace que abra los ojos sorprendida y me sonroje mientras clavo mis ojos en el suelo.
—Vale, quizá me he pasado —corta la tensión que había creado. —¿Cómo te llamas? Yo me llamo Blake.
Eso ya lo sabía.
—Savannah —susurro tímida.
—Pues Savannah, por mucho que me duela, hemos llegado a nuestro destino. Ese es el tuyo —suelta mientras señala una puerta que deduzco que es el laboratorio.
—Muchas gracias por guiarme, si no hubieras aparecido probablemente estaría llorando en alguna esquina.
—Me alegro de haberte encontrado entonces.
Me regala una última sonrisa antes de girarse y entrar a su laboratorio. Salgo de mi embobamiento y entro a mi siguiente clase, aunque admito que se me hace difícil concentrarme.
Llego a mi habitación después de comer, he superado mi primer día de clases y no ha estado mal. Me tumbo en la cama después de cambiarme a algo más cómodo y decido hacer una videollamada con mi padre,
—Hola, papá —saludo cuando veo su cara.
Veo la habitación de hospital a sus espaldas así que no dudo en preguntar.
—¿Puedo hablar con Sarah?
—Sí, está dibujando, tú tía le ha comprado unos rotuladores raros que no ha soltado en toda la mañana.
Sonrío, siempre le ha gustado dibujar, yo solía hacerlo con ella cuando estaba en casa.
—Hola Sav —mi hermana me saluda y yo no puedo parar de sonreír.
La veo bastante bien hoy, así que, no puedo estar más contenta.
—Hora enana, ¿me enseñas tus rotuladores nuevos?.
Y así paso toda la tarde, con mi hermana enseñándome sus dibujos nuevos. No encuentro una manera mejor de acabar mi día.
ESTÁS LEYENDO
101 Latidos
Teen FictionSavannah Brown se ha pasado la vida contando días, horas, segundos y latidos, muchos latidos. Espera que su vida tome otro rumbo ahora que empieza la universidad, quizá alguien le enseñara a vivir de verdad y a no esperar que la vida cambie para ell...