9. Arrepentimientos

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Después de casi treinta minutos por carretera, Blake toma un desvío por un camino de tierra que lleva a una especie de bosque frondoso y ahí es donde empiezo a plantearme si verdaderamente era un asesino en serie al que había enfadado al rechazarlo.

    —Tranquila, no voy a matarte y enterrar tu cuerpo en algún lugar de este bosque —me dice Blake divertido.

    —Sí, me dejas mucho más tranquila al acabar de decir, justo, lo que diría un asesino para tranquilizar a su víctima —respondo sarcásticamente.

    —Definitivamente, ves muchas series de polis.

    —Hay asesinatos por lo que hay sangre, si hay sangre hay algo que curar, así que sí, quizá he visto demasiados capítulos de Hawaii 5.0.

    —Es mucho mejor Mentes Criminales —contradice Blake.

    —¿Mentes Criminales se graba en una isla paradisiaca?¿En mentes criminales sale Steve McGarrett?

    —Acabas de confirmarme que solo ves la serie por un tío con músculos y tatuajes ¿no? —afirma mientras reía.

    —Un navy seal buenorro, policía, con tatuajes y una casa a pie de playa. Un partidazo perdona que te diga —me defiendo.

    —Pues yo tengo tatuajes y una casa a pie de playa, y te recuerdo que me has dejado en la friendzone.

—Lo de navy seal es un punto importante.

    —¿Voy a tener que meterme a la Marina para salir de la friendzone? —dice fingiendo estar asustado.

    —En ti me valdría que consiguieras ser jefe de cirugía —respondo mientras me encojo de hombros.

    —En unos años eso será un hecho, pero no me puedes hacer esperar tanto —dice con su tono autosuficiente.

    —Ey, yo puedo hacer lo que quiera. Quizá nunca salgas de la friendzone —le advierto con mi dedo acusador apuntándole.

    —No me digas eso sirenita, que me da algo —se burla riendo.

    —Callate ya anda.

    —Vale, pero solo porque... —Para el coche en un sitio en el que no hay muchos árboles y continúa. —Ya hemos llegado.

    Se desabrocha el cinturón y sale del coche, yo imito sus acciones y le sigo a través de una pequeña senda que parecía saber de memoria. Aparta unas hojas con su mano y ante mis ojos aparece un paisaje natural espectacular. Había una pequeña cascada que desembocaba en un lago también pequeñito, el agua es cristalina y contrasta con las flores de colores que había alrededor de este pequeño lugar. Me giro hacia Blake aún boquiabierta pero con una sonrisa en la cara, no tengo palabras para describir lo que ven mis ojos, y sé que la cámara será incapaz de capturar toda la belleza que este lugar alberga.

    —¿Te gusta? —pregunta con una sonrisa mientras sus ojos azules se clavan en los míos.

    —Esto es... —Intento buscar las palabras adecuadas pero todas se quedaban cortas. —Ni siquiera sé cómo describirlo, pero increíble se queda corto.

Su sonrisa se ensancha un poco más si es que eso era posible, y yo bajo la mirada al suelo debido a la intensidad de la suya sobre mí.

Nos sentamos después de que Blake pusiera una especie de sábana en el césped que rodeaba el pequeño lago. Mis oídos solo querían concentrarse en el sonido del agua cayendo, en esta cascada el agua no caía con fuerza, chocando con furia y rompiendo el viento. No, lo hacía suavemente, no caía gran cantidad de agua, caía la suficiente, la suficiente para crear el sonido más relajante y perfecto que había escuchado nunca.

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