7. Sirenita

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Bajo la cabeza avergonzada después de escuchar lo que hice anoche, pero sobre todo al saber que Blake vio absolutamente todo lo que pasó, me vio besándome con él tal Tyler y me vio super borracha.

Que puta vergüenza. Tierra trágame.

    —Muchas gracias Blake —es lo único que soy capaz de susurrar.

Él se pone de pie y se acerca a mí, cuando está a mi lado coge mi barbilla entre sus dedos haciendo que levante la vista y que el marrón de mis ojos choque con el azul de los suyos.

    —Deberías tener más cuidado, podría haberte pasado cualquier cosa si no hubiese estado atento.

    —¿Estabas pendiente de mí?

    —Desde que entraste por la puerta sirenita.

    —¿Qué? —pregunto con confusión ante como me ha llamado.

    —Te pareces a una y... —se ríe un poco antes de continuar —bebes como una.

    —¡Oye! No te pases —aunque es imposible esconder mi sonrisa.

Él levanta las manos en símbolo de rendición y yo solo puedo sonreirle.

    —Te espero abajo ¿vale? —me dice señalando las escaleras que se ven desde la habitación.

Yo solo asiento mientras que él se da la vuelta y baja. Me levanto y cojo mis tacones antes de ponérmelos, después voy al baño que está en la habitación de Blake y maldigo en bajito cuando me veo en el espejo, mi flequillo ya no parece un flequillo, el resto de mi pelo está un poco enredado y mi vestido está tan torcido que debería de dar las gracias porque mientras hablaba con Blake no se me ha salido una teta. Me coloco el pelo y el vestido lo mejor posible y bajo a la primera planta donde Blake me espera sentado en la barra de la cocina.

—¿Quieres desayunar algo? —pregunta.

—No te preocupes, nunca desayuno y menos con resaca.

—Eso es malísimo ¿lo sabías?

—Sí, todo el mundo me lo dice.

—No has pensado en que si todo el mundo lo dice es por algo.

Me encojo de hombros y él niega mientras sonríe de lado y coge las llaves de su coche.

    —Vamos, te llevo a la residencia

Voy a abrir la boca para decirle que puedo ir en taxi pero me coge la mano tirando de mí hasta la puerta.

    —No te atrevas a decirme que no te lleve.

Esta vez soy yo la que levanta las manos, rindiéndome.

    Veo como antes de montarse en el coche saca una caja de tabaco del bolsillo de sus pantalones de chándal y coge un cigarrillo que lleva hasta su boca para encenderlo justo después con un mechero.

Joder, no sabía que fumar fuera tan sexy.

    Pestañeo un par de veces y me monto en el asiento del copiloto al mismo tiempo que él se sube y arranca el coche mientras sostiene el cigarro con sus labios.

DEJA DE MIRARLE.

Hago caso a mi conciencia y bajo la mirada a mis manos que están apoyadas en mi regazo.

    —Toma pon lo que quieras —me tiende su móvil con Spotify mientras enciende la radio.

Hago caso a su petición y pongo No Control de One Direction, necesito un poco de movimiento para superar esta resaca. Veo como él rueda los ojos al ver en la pantalla del coche mi elección.

    —¿En serio?¿One Direction?

Yo solo sonrío orgullosa y me encojo de hombros.

    —Oye, ¿sabes que fumar es peor que no desayunar? —suelto de repente

    —Eso habría que investigarlo.

    —Estudio medicina, lo sé.

    —Yo también estudio medicina sirena listilla.

Le miro con curiosidad, no me lo esperaba la verdad.

    —¿Qué, no te lo esperabas?

    —Si te soy sincera, no, no me lo esperaba para nada.

    —Ahora ya sabes que puedo darte clases particulares cuando quieras, y de lo que quieras —sugiere mientras me guiña un ojo.

Yo solo puedo asentir tímidamente y volver a mirar mi regazo, veo por el rabillo del ojo como el sonríe y se pasa la mano por el pelo.

    En unos cinco minutos que pasamos hablando sobre mis "horribles" gustos musicales según Blake, llegamos a mi residencia. Me bajo del Mercedes de Blake y veo como él imita mi acción.

    —¿A dónde vas? —pregunto confusa

    —Te acompaño hasta arriba, vamos.

Veo como empieza a caminar hacia la entrada y solo puedo seguirle. Subimos las escaleras y llegamos a mi habitación, saco las llaves de mi bolso y abro la puerta.

    —Sana y salva.

Me dice mientras hace un saludo militar, yo le sonrío apoyándome contra el marco de mi puerta.

    —Espera, antes de que te vayas, ¿puedo hacerte una pregunta? —no quiero quedarme con la duda.

Él asiente apoyando su mano en la pared,

    —El gol, lo de la cámara...

No me deja terminar porque soluciona todas mis dudas.

    —Sí, era para tí.

    —Oh, gracias supongo

No sé qué decirle nunca me había pasado esto, él me sonríe y un segundo después escuchamos la puerta de Thomas abrirse.

Sus ojos se abren como platos al ver a Blake allí y a mí con la misma ropa de ayer.

    —No sabía que estabas con nadie, he escuchado tu puerta y quería saber si estabas bien, no te ví llegar anoche —habla rápido Thomas.

    —Bueno, tengo que irme, ya nos veremos Savannah —dice Blake

    —Vale, muchas gracias por todo Blake —sonrío en agradecimiento mientras que él se marcha.

    Thomas me mete en mi habitación y cierra la puerta.

    —¡¿Te has tirado a Blake Gray?! Eres mi puta diosa, te lo juro.

    —¿¡Qué!? No, no me he tirado a nadie solo me ayudó porque estaba muy borracha.

    —¿Has dormido en su casa?

    —Sí —susurro.

    —¿En su cama?

    —Sí

    —¿Con él? —pregunta emocionado.

    —No, él ha dormido en otra habitación.

    —Pues vaya, que aburrido entonces.

Yo solo puedo reírme, vaya cosas tiene este chico.

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