levanta la cabeza y sus ojos azules se encuentran con los míos por primera vez desde que he llegado, nunca había visto la mirada de Blake tan triste.
—Gracias.
Ese agradecimiento es tan sincero que duele, duele saber que desde hace mucho tiempo Blake no ha celebrado su cumpleaños, duele saber que no ha estado con sus padres en momentos importantes y duele saber que los echa de menos después de todo.
—¿Por qué no hacemos algo tú y yo? Veinte años no se cumplen todos los días —sugiero.
—Bueno, tengo dos mil dolares para gastar —ríe.
Entonces me da una sonrisa de las suyas.
—Tengo una idea —suelta de repente levantándose y agarrando mi mano para que haga lo mismo. —¿Has ido alguna vez a Las Vegas? —dice como si tal cosa.
Abro los ojos como platos antes de responder.
—No —no sé si verdaderamente quiere decir lo que creo que quiere decir.
—Pues vas a ir hoy, bueno técnicamente ya casi es mañana pero bueno da igual.
—Vale, ahora viene la parte en la que me explicas como narices me pago un viaje a Las Vegas —le digo.
—Tengo dos mil dolares, sirenita —responde.
—No me vas a invitar, además es tú regalo —me niego.
—Pues ya está, yo hago lo que quiero con mi regalo —explica. —Y quiero irme contigo a Las Vegas, así que callate y concédeme mi deseo de cumpleaños —ordena señalando su coche.
Me monto a regañadientes y el sube arriba un momento para coger algunas cosas. Esto es una locura, ni siquiera llevo ropa de cambio ni nada y mañana hay clase, pero mentiría si dijera que no me apetece cometer locuras con él.
—Ya estoy aquí —se monta en su asiento, pero cuando va a arrancar se detiene. —Espera —le miró confusa.
Decidido, de repente me toma la cara entre sus manos y se acerca hasta plantarme un beso, no dura mucho, pero es suficiente.
—Ya nos podemos ir —yo niego mientras suelto una risita.
Pongo buena música, nos esperan cuatro horas de viaje, pero me encantan los viajes en coche y sé que a él también.
Cantamos a todo pulmón algunas canciones que son míticas, yo me pongo a llorar con muchas otras y Blake insulta mi gusto musical varias veces, y entonces llega The Fray para acabar de destrozarme. Doy al modo aleatorio y Never Say Never empieza a sonar, y para mí sorpresa Blake empieza a cantarla, ya le había escuchado cantar antes por lo que ya sabía que tenía una voz preciosa, pero está canción se siente distinta, me mira varias veces mientras canta y yo no puedo quitar mis ojos de él, no sé, se siente especial.
Se siente nuestro.
Cuando nos quedan más o menos dos horas de viaje paramos en una gasolinera a por algo de de picar y unas botellas de agua. Aprovechamos para mirar un hotel en Las Vegas.
—A mi me gusta este, mira tiene jacuzzi —dice él señalando uno de los más caros.
—Blake, es carísimo.
—Repito, es mi dinero, vamos a ese —no me da tiempo a seguir quejándome porque ya ha reservado habitación.
Llegamos al hotel a las cuatro y media de la madrugada, Blake consigue la llave de la habitación mientras que yo les envío a Thomas y a Kate un mensaje diciéndoles que mañana no iré a clase, no les explico el por qué, cuando vuelva les contaré.
Vale, el cuarto es enorme y precioso, tiene un baño gigante en tonos oscuros donde se encuentra el jacuzzi que tanta ilusión le hacia a Blake, luego estaba la cama gigante en todo el medio, pero lo mejor eran las vistas, la pared que daba al exterior no era una pared sino una ventana gigante, podíamos ver toda la ciudad iluminada desde aquí.
—Esto es precioso —digo aún alucinando.
Me acerco a las cristaleras para ver más de cerca, era impresionante.
Siento unos brazos rodear mi cintura desde atrás y una respiración en mi cuello.—Sabía que iba a gustarte.
Me giro y paso las manos por su cuello agarrándome a él.
—Estás loco.
—Puede que sí —me da la razón. —Pero puedo asegurarte que nunca me había gustado tanto una locura.
Y me dí cuenta de que yo era su locura.
Y él era la mía.
No lo pienso al juntar sus labios con los míos, creo que por primera vez desde que nos conocimos, nos besamos lento, sin prisas, dejándonos sentir en un beso.
Nos besamos durante un buen rato, pero llega un momento donde no podemos seguir lento, su lengua recorre mi boca como si quisiese devorarmela y bueno yo hago lo mismo.
Blake no tarda en tumbarme en la cama, en desnudarme, en besar cada parte que va dejando al descubierto, en hacerme tocar las estrellas con sus caricias.—No hace falta que... —le interrumpo poniéndole un dedo en la boca para hacerle callar.
Bajo mis besos por su cuello, donde me entretengo un rato y continuo por su pecho, sus abdominales... Hasta llegar a donde más me desea y bueno, intento hacerle sentir igual de bien que él a mí, creo que lo consigo por sus gruñidos y la forma en la que dice mi nombre, me aparta al cabo de unos minutos y me coge hasta dejarme debajo de él, se pone el preservativo en tiempo récord y no tarda ni un segundo en estar dentro de mí robandome un gemido, esta vez se siente distinto, se siente como estar en un lugar del que no quieres salir nunca.
Un lugar donde eres feliz.
No tardamos mucho en gritar el nombre del otro, Blake cae sobre mi pecho intentando regular su respiración, con su pelo rubio mojado por el sudor mezclándose con mis mechones azabaches.
Cuando estamos más tranquilos se levanta para tirar el condón a la basura y yo aprovecho para ponerme su camiseta y abrir la cama.
Me tumbo a su lado y él me atrae hasta que quedo con la cabeza apoyada en su pecho, acaricia mi pelo y mi espalda durante un rato hasta estoy casi dormida.
—Te quiero —le escucho confesar.
Levanto mi mirada hasta chocar con el mar de sus ojos. Estoy impactada y sin palabras y acojonada, para que mentirnos.
—No tienes que responderme, solo quería que lo supieras —explica. —No te agobies — me tranquiliza.
No me siento presionada, no con él.
Le doy un beso suave antes de volver a acurrucarme contra él, me da un beso en la cabeza y me acaricia el pelo otra vez hasta que finalmente caigo rendida.
____
Comentar si os ha gustado! No os olvidéis de votar <3333333
ESTÁS LEYENDO
101 Latidos
Teen FictionSavannah Brown se ha pasado la vida contando días, horas, segundos y latidos, muchos latidos. Espera que su vida tome otro rumbo ahora que empieza la universidad, quizá alguien le enseñara a vivir de verdad y a no esperar que la vida cambie para ell...