Pero, como siempre, algo tenía que romper nuestros momentos.
Aunque esta vez es peor que otra veces, escuchamos la puerta principal abrirse.
Mierda.
Mi padre.
—Mierda.
Me levanto de la cama más rápido que un rayo y empiezo a coger la ropa del suelo y a tirarle la suya a Blake para que se la ponga.
—¿Chicos? —llama mi padre desde las escaleras.
—Mierda, está subiendo.
Escucho los pasos subir por las escaleras y me doy aun más prisa, Blake ya esta vestido aunque sin sudadera solo con la cemiseta de manga corta que llevaba debajo y yo consigo ponerme la mía en menos de dos segundos.
Repaso la habitación en busca de alguna evidencia, la cama está desordenada pero puedo decirle a mi padre que no me dio tiempo a hacerla por la mañana. No hay ropa por el suelo ni nada de eso.
Hasta que mi vista cae a un lado de la cama, el condon.
Lo cojo mientras escucho los pasos de mi padre a pocos metros de mi habitación y lo tiro a la basura poniendo papeles arrugados encima para taparlo.
Oigo como se abre la puerta y me siento corriendo en la silla del escritorio en una posición en la que parece que estoy hablando con Blake, que está en mi cama sentado.
—¿Por qué no contestabais? —pregunta mi padre enarcando una ceja al entrar en la habitación.
—Te he dicho que estábamos arriba, pensé que me habías escuchado papá —miento.
—No importa, bueno, tú hermana ya está despierta he venido a avisaros y a por sus regalos para dárselos ahora —explica mi padre.
—¿Qué tal está? —pregunta Blake.
No puedo evitar mirarle un poco sorprendida, pero con una sonrisa.
—Bastante mejor de lo que esperaba, tiene muchas ganas de conocerte Blake —responde mi padre con una sonrisa.
Blake le sonríe devuelta.
—Ahora bajamos para irnos —le digo
a mi padre.—Vale, ah y chicos —empieza él, a lo que Blake y yo le asentimos invitándole a seguir. —Las puertas abiertas ¿entendido?
Blake le hace un saludo militar como respuesta y yo asiento con la cabeza antes de que salga por la puerta de mi habitación.
Suspiro de alivio en cuanto se marcha, ha estado apunto de pillarnos. Blake empieza a reírse en bajito para que mi padre no le escuche.
—Tenías que haberte visto la cara —se burla.
—Perdón por no querer que mi padre me pille con un tío desnudo en mi cama —susurro obvia.
—No nos iba a pillar —murmura de vuelta con su arrogancia característica.
—Blake, había hasta un condon en el suelo.
—Es un detalle tonto —responde él de broma quitándole importancia.
Le pego un golpecito en el hombro y le paso su sudadera que está colgada en mi silla para que se la ponga.
Bajamos la escaleras y salimos fuera donde mi padre está cerrando el maletero del coche.
—Vamos en el coche de Blake ¿vale? —le propongo a mi padre.
—Vale sí sí, ir yendo si queréis.
Nos montamos en el coche y Blake arranca. Cuando ya llevamos varios minutos de viaje Blake me pregunta.
—¿No pones música? —dice extrañado.
Me meto la mano en el bolsillo de los vaqueros, pero no hay nada, busco en el otro pero también está vacío.
—Mierda, me he dejado el móvil en casa —explico.
—¿Quieres que volvamos a por él? —ofrece.
—No no, no creo que lo vaya a utilizar —niego. —Pon tú la música que quieras.
Me hace caso y enciende la radio para que empiece a sonar una melodia que conozco pero no me sé de memoria.
—¿Maroon 5? —pregunto aunque no estoy muy segura.
—Sí —confirma él.
—No me lo esperaba de ti, pensaba que te molaría el rollo Drake y ese tipo de música.
—También me gusta mucho, pero me apetecía escuchar esta —me explica.
—A mi también me gusta Maroon 5, el cantante era muy guapo —le digo.
—Sabía que ibas a decir eso.
Le sonrio inocentemente y el vuelve a fijar su vista en la carretera mientras Payphone suena de fondo.
Mañana volvemos a casa, trngo muchas ganas de ver a Kate y a Tom, estos días no he hablado mucho con ellos.
También me había propuesto contarles sobre mi madre y mi hermana, hasta ahora se lo había ocultado porque quería evitar volver a tener que contarlo, pero creo que es el momento de que se entere, además así entenderán mi comportamiento extraño a veces.
Llegamos al hospital en cinco minutos más y le escribo a mi padre para decirle que ya hemos llegado.
Subimos hasta la habitación de mi hermana y entro despacio llamando su atención.
Ella nos sonríe de oreja a oreja y yo me acerco para darle un abrazo. Me es complicado contener las lágrimas pero lo consigo con éxito.
—Este es Blake —le presento a Blake señalandole. —Y ella es Sarah —presentó esta vez a mi hermana.
—Tenía muchas ganas de conocerte, tu hermana no para de hablar de ti —empieza Blake.
—De ti también me ha hablado alguna vez —responde mi hermana guiñandome un ojo.
—Mentira —me meto en la conversación soltando una risita.
Nos giramos cuando se abre la puerta y mi padre entra con dos bolsas en una mano y una tarta en la otra. Blake se acerca a ayudarle y coge la tarta para colocarla sobre la bandeja que tiene mi hermana al lado de la cama.
—Muchas felicidades Sarah —la felicito dándole un beso en la cabeza.
—Felicidades —me copia Blake, pero él la guiña un ojo, lo que hace que mi hermana sonría más todavía.
Mi padre se acerca a ella y la susurra un "felicidades" mientras la abraza. Se me aguan los ojos inevitablemente imaginando esta misma situación pero en un escenario totalmente diferente.
Con mamá, en casa, todos juntos.
Me muerdo el labio inferior para aguantar las a ganas de llorar mientras observo como ríe y mi padre prepara las velas para encenderlas.
Blake se da cuenta y pasa su brazo por encima de mis hombros y me da un beso rápido en la coronilla.
—No pienses —me susurra antes de separarse de mi pelo.
Mi hermana sopla las velas y le cantamos el cumpleaños feliz, abre los regalos y me deja claro que le ha encantado el mío. Pasamos dos horas más allí con ella.
Dos horas llenas de sonrisas sinceras.
Dos horas llenas de risas al ver cómo mi hermana solo hablaba con Blake.
Dos horas con las personas con las que quería estar.
Aunque, no podía parar de pensar.
En qué faltaba una.
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Espero q os guste!
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101 Latidos
Teen FictionSavannah Brown se ha pasado la vida contando días, horas, segundos y latidos, muchos latidos. Espera que su vida tome otro rumbo ahora que empieza la universidad, quizá alguien le enseñara a vivir de verdad y a no esperar que la vida cambie para ell...