—Oye pues es muy guapo —admito mientras miro la foto de Marco, el ligue de Kate.
—Ya ves, bien jugado Kat —la felicita Tom.
Nosotros reímos y Kate guarda su móvil antes de respondernos.
—Pues es mío, nada de traiciones —nos advierte con una sonrisa. Nosotros asentimos a la vez y volvemos a reír.
Aunque, hablando de chicos y de traiciones, ¿le parecería a Kate una traición que me llevara bien con Blake? Voy a contárselo, cuanto antes me lo quite de en medio mejor.
—Hoy voy a salir con Blake —suelto de repente, ellos dejan de reírse y sus ojos se clavan en mí.
—¿Una cita? —pregunta un Thomas demasiado confuso.
—No, o al menos no lo creo, somos amigos —aclaro. —Pero, supongamos que sí que fuéramos más que amigos, ¿A ti te molestaría Kate? —le pregunto.
—¿A mí? —repite. —¿Blake? No, para nada. Desde que hablo con Marco no hay nadie más en mi mente, así que todo tuyo.
—A ver, a ver, que era una suposición —aclaro.
Los dos me miran enarcando sus cejas y con una sonrisa ladina.
—Blake va detrás tuya desde que llegaste tonta —me dice Tom.
—Pero, ten cuidado. Quiero decir, Blake no es el tipo de chico que quizá esperas —intenta explicar. Pero solo puedo fruncir el ceño sin saber muy bien a que se refiere.
—Mira, Blake se ha acostado con media universidad y no sé cuáles serán sus intenciones contigo porque nunca había visto a Blake en una cita ni esforzándose tanto por una chica, pero no quiero que te haga daño, intenta no pillarte por él, aún —me aconseja Kate.
Tom asiente dando a entender que está de acuerdo con Kate.
—Gracias por preocuparos por mí, pero por ahora yo no tengo pensado pillarme ni por Blake ni por nadie, así que, podéis estar tranquilos —aclaro con una sonrisa sincera.
Blake me atrae, para que negarlo, pero no es el momento para tener una relación con nadie, además según lo que me ha contado Kat, dudo que Blake quiera algo serio.
Por una parte eso me tranquiliza.
La mañana pasa rápido y antes de darme cuenta ya estoy eligiendo qué ponerme para salir con Blake, dijo que íbamos a ir a la playa, así que me pongo un bikini negro con unos vaqueros cortos blancos y una camisa blanca abierta por encima, cuando me estoy poniendo las sandalias alguien llama a la puerta, miro el reloj y veo que son las seis, así que es Blake. Termino de abrocharme la sandalia que me faltaba y abro la puerta después de coger la bolsa de playa donde había metido mis cosas.
Cuando me encuentro frente a Blake, no duda en darme un repaso poco discreto con sus ojos azules haciendo que yo entorne los míos.
—¿Lista? —dice sonriendo.
Yo solo asiento y cierro la puerta con llave antes de seguir a Blake hasta su coche. El viaje hasta la playa nos lo pasamos discutiendo sobre la música que pongo, en el fondo sé que hay alguna canción que le gusta, creo que ir en el coche con Blake es uno de mis pasatiempos favoritos, nunca hay un silencio incómodo, ni un tema de conversación desagradable. Llegamos a la playa de Santa Mónica en diez minutos, bajamos hasta la arena y extendemos nuestras toallas sobre ella. Veo como Blake se quita la camiseta blanca que llevaba y queda solo en un bañador azul, ahora soy yo la que le da un repaso a su abdomen definido con mis ojos marrones, en cambio él no entorna los ojos sino que me da una sonrisa ladina de las suyas. Me quito los vaqueros y la camisa bajo su atenta mirada que me pone nerviosa todo el tiempo, voy a acabar odiando esos ojitos azules.
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101 Latidos
Novela JuvenilSavannah Brown se ha pasado la vida contando días, horas, segundos y latidos, muchos latidos. Espera que su vida tome otro rumbo ahora que empieza la universidad, quizá alguien le enseñara a vivir de verdad y a no esperar que la vida cambie para ell...