14. Ojalá

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Hacia mucho tiempo que no me sentía así, que nadie me hacía sentir así.

Sentir como alguien me estrecha contra su pecho, como sus brazos me abrazan, como no me suelta.
Blake no se ha separado de mí en toda la noche, ojalá este momento durará para siempre, ojalá no tuviera que despertarse y hacerme preguntas que no sé como voy a responder. Ojalá pudiese quedarme aquí, memorizando cada mechón rubio extendido por la almohada, cada mancha de su rostro, el tono de su piel, de sus labios, todo.

Acaricio su mandíbula con la punta de mis dedos y veo como pestañea antes de apretarme aún más fuerte contra su pecho, abre un ojo y me sonríe.

—Buenos días —murmura.

—Buenos días —susurro a unos milímetros de sus labios.

No tarda en cogerme de la nuca y acercarme hasta pegar sus labios con los míos, el beso no dura mucho, tan solo unos segundos.

—Mucho mejor —suelta mientras vuelve a echar la cabeza para atrás, yo solo sonrío.

—Gracias —susurro tomándolo por sorpresa.

Blake frunce el ceño extrañado.

—Por lo de ayer, por no irte —explico.

—¿De verdad pensabas que iba a irme? —se incorpora apoyando su espalda contra el cabecero, yo también me siento en frente suya.

—Nadie quiere estar con alguien sabiendo que cada dos por tres va a querer estar encerrada en su habitación llorando —digo de forma obvia.

—Bueno, todos nos merecemos a alguien con quien llorar ¿no? —responde con su sonrisa de siempre aunque con un tono serio.

—No me gusta llorar en frente de la gente —le sonrío.

—Ayer nos fue bien —alega.

Asiento con una sonrisa y él me atrae con sus brazos hasta ponerme sobre su regazo.

—Entonces... —empieza.

—Entonces, quizá si que quiero descubrir cosas contigo —acabo su frase.

Una sonrisa ladina sale en su rostro y se lanza a besarme sin pensarlo. Río sobre sus labios, por la sorpresa, pero el solo aprovecha para meter su lengua en mi boca y agarrarme más fuerte de la cintura.
Y bueno me encantaría seguir con esto pero me acuerdo de que había quedado para comer con Kate y Thomas, así que tengo que ir a la residencia a cambiarme y estar preparada a la hora que hemos quedado.
Cuando Blake empieza a meter la mano por debajo del vestido le paro.

—He quedado con mis amigos para comer, tengo que ir a la residencia.

—¿No puedes decirles que no vas? —sugiere antes de acercarse otra vez a mis labios.

—Ha sido una semana mala, están preocupados por mí —cuento mientras le freno.

Gruñe un poco, pero asiente y se levanta, yo hago lo mismo y veo mis tacones a un lado de la cama, así que me los pongo rápido mientras Blake se pone sus zapatillas, ayer nos dormimos con la ropa de la fiesta por lo que no tenemos que cambiarnos ni nada.

El viaje hasta la residencia sólo son diez minutos en coche así que los pasamos escuchando a One Direction, bueno Blake los pasó quejándose de mi música, pero no le hice caso.

Cuando ya he abierto la puerta de mi habitación y voy a girarme para despedirme Blake habla primero.

—¿Puedo quedarme hasta que te vayas? —pregunta con su mejor cara de corderito.

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