17. Nadie

171 16 12
                                    

Aún con los ojos cerrados paso mi brazo por el lado vacío de mi cama.

—¿Blake? —pregunto confusa mientras sigo moviendo la mano en busca de su cuerpo.

Pero no había nadie a mi lado.

Abro los ojos y me levanto en dirección al baño para ver si está allí, pero la puerta está abierta y la luz apagada así que no hay nadie dentro.
Miro mi móvil a ver si tengo algún mensaje suyo, pero nada.

Decido no preocuparme, tendría entrenamiento o cualquier cosa. Me preparo para ir a clases y bajo a desayunar con mis amigos.

—¿Estaba bien Blake? —pregunta Kate refiriéndose a anoche.

—No lo sé, estaba muy raro. Me pidió que si podía dormir conmigo —empiezo a contarles. —Y luego esta mañana no estaba.

—Pues no sé, quizá está agobiado por el partido del sábado o algo —da su opinión Tom.

—Puede ser —concuerdo con él y Kate asiente.

Salgo de clase de anatomía corriendo hacia el laboratorio con la esperanza de encontrarme con Blake ya que la clase que le toca ahora está enfrente de la mía.

Espero unos cinco minutos antes de que suene el timbre que indica que tengo que pasar a clase, Blake no ha aparecido por aquí y cuando he llegado no había nadie en su clase, ¿ha faltado? Estoy empezando a comerme la cabeza bastante, primero se va sin despedirse ni avisar y tampoco va a clases.

Cuando salgo de la universidad voy directa a la cafetería donde suelen reunirse los jugadores del equipo de Blake, con suerte está ahí o alguno de sus amigos sabe algo.

Le busco con la mirada pero nada, no está. Mis ojos dan con Jonas, es su mejor amigo tendrá que saber donde está. Me acerco hasta que nota mi presencia y él se acerca a mí.

—Hey Savannah, ¿pasa algo? —pregunta cuando estoy en frente de él.

—¿Sabes algo de Blake? No le he visto en todo el día.

—Ni idea, no le he visto —me responde serio.

—Vale, gracias de todas formas Jonas —me despido.

—No es nada Sav, no te preocupes tanto —es lo último que me dice antes de girarse y volver con sus amigos.

Salgo de la cafetería y vuelvo a mi habitación. Son las siete de la tarde, mi hermana suele llamarme a esta hora así que marcó su teléfono con la esperanza de que lo coja.

—Hola Sav, estaba apunto de llamarte —saluda mi hermana.

—Hola enana, ¿que tal estás hoy? —pregunto.

—Bien, ¿sabes qué? —yo niego con la cabeza y veo como su sonrisa se ensancha a través de la pantalla. —Papá ha ido a comprarme un bizcocho de chocolate —me cuenta súper contenta.

—Ala que rico, que envidia —le sonrío.

—¿Qué has hecho hoy? —me pregunta.

—Dar clases y más clases. —me pienso en si contarle que estoy preocupada, hace poco le conté que había conocido a un chico pero solo eso. —Bueno, de hecho, estoy un poco preocupada —acabo contándole.

—¿Ha pasado algo con ese chico? —cómo puede ser tan lista siendo tan pequeña.

—Estoy preocupada por él, no le he visto en todo el día y sus amigos tampoco saben nada.

—Seguro que no le pasa nada Sav —me tranquiliza.

—Ya lo sé.

Sigo hablando con ella por lo menos dos horas, después bajo a la cafetería a por algo de cenar y me subo a mi habitación para comérmelo, le escribo otro mensaje a Blake, pero cuando termino de cenar y miro el móvil no tengo ninguna respuesta.

Suspiro un par de veces y me levanto de la cama para ponerme las deportivas y coger una sudadera, salgo de la habitación en dirección a mi coche. De ir a las fiestas ya me sé el camino a casa de Blake así que no me lleva mucho tiempo estar frente a su casa.

Estoy nerviosa, quizá no le pasa nada y soy una exagerada, pero llamo al timbre con la esperanza de que me abra la puerta y también con la esperanza de que sus padres no estén en casa.

El sonido de la puerta desbloqueandose me saca de mis pensamientos, ando a paso rápido hasta que estoy dentro. No veo a Blake por ningún lado, así que salgo al patio y ahí estaba, dándome la espalda sentado sobre el césped con un cigarro encendido en la mano.

Me acerco a paso lento, quizá le he interrumpido o no quiere que esté aquí, no lo sé pero a cada paso que doy mi corazón late más rápido.

Cuando llego a su lado, me siento sobre la hierba, pero mantengo las distancias, por si acaso.

—Siento haber venido sin avisar, es que no respondías mis mensajes, tampoco te he visto en la universidad y estaba preocupada —intento explicar, pero hablo tan rápido que no sé si lo habrá entendido.

—No te preocupes —responde mientras da una calada, pero no me mira, sus ojos están clavados en el frente y eso empieza a ponerme nerviosa.

—Menos mal que no estaban tus padres para abrirme la puerta, no sé qué hubiera hecho si me los hubiese encontrado —río intentando relajar el ambiente, pero parece que se tensa más.

—Tranquila, eso no es un problema —ríe de forma irónica y cortante.

Está enfadado, ¿será por qué tiene algún problema con sus padres?

—Perdona, no quería sonar así —se disculpa rápidamente.

—Sabes que puedes contarme cualquier cosa ¿verdad? —le recuerdo.

—Estoy bien Savannah, no te preocupes —responde.

—Me has llamado Savannah, no estás bien —insisto, sabe que lo he pillado.

Él suspira y aplasta su cigarro consumido contra el suelo para apagarlo.

—Es mi cumpleaños —me suelta de repente, como si no fuese nada.

—¡¿Qué?! —exclamo sorprendida. —¿Y no me dices nada? ¿Qué haces aquí solo? —empiezo a bombardearle con preguntas.

—No lo celebro nunca —me cuenta.

—¿Por qué? Es un día bonito, para pasar con los que quieres.

—Los que tendrían que quererme no están aquí —susurra con tristeza.

—¿Te refieres a tus padres? —pregunto, él asiente, sigue sin mirarme.

—Nunca están en casa, ni siquiera en mi cumpleaños, cada año me mandan un cheque de dos mil dólares como regalo, ni siquiera una llamada, nada —suelta devastado. —¿No se dan cuenta de que me la suda el dinero? Que lo que quiero es que estén aquí —noto como aprieta la mandíbula mientras me cuenta esto.

Nunca pensé que me sentiría así por alguien, que sentiría como me queman por dentro sus propios sentimientos. Verlo así, indefenso, roto, me estaba doliendo más de lo que me imaginaba.

—Bueno, yo sí estoy aquí.

___
Comentar que os ha parecido!! y votar si os ha gustado!
<333

101 Latidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora