You drew stars around my scars, but now I'm bleeding.
Taylor Swift, Cardigan.__________
Entramos entre risas y besos a la habitación. En cuanto hemos bajado de la noria Blake no ha tardado en arrastrarme hasta el hotel de nuevo. Me río más fuerte porque Blake casi se cae al cerrar la puerta aunque no tarda en callarme estampando su boca con la mía y empujándome hasta tocar la pared del hotel con mi espalda.
Coge mis piernas para que rodee su cintura con ellas y levanta mis brazos para quitarme la camiseta que llevo puesta, que es suya. Suspiro cuando siento sus besos bajar por mi cuello hasta mis pecho, donde se detiene para desabrocharme el sujetador y sacarlo por mis brazos.
—Exijo igualdad de condiciones —le pido cuando se para a mirarme.
Me sonríe y levanta los brazos para que pueda quitarle la camiseta y dejarla caer al suelo junto a mi ropa.
Sus labios bajan a mi pecho directamente y yo suspiro su nombre varias veces mientras su mano libre baja por mi estómago hasta desabrochar el botón de mis vaqueros y bajar la cremallera.—Espera, espera —le freno tomando su mano y él levanta su cabeza para mirarme. —Vamos a la cama mejor —él asiente caminando hacia ella besándome.
Me deja caer en la cama y él se queda de pie para acabar de quitarse la ropa quedando completamente desnudo.
¿Se me estará cayendo la baba?
No me da tiempo a pensar mucho porque me atrae hacia él cogiendome por los tobillos, me quita los vaqueros llevándose mi ropa interior con ellos y también los zapatos, antes de subirse sobre mi y empezar una línea de besos desde mis labios hasta mi ombligo, para ahí dejándome frustrada.
—Que impaciente estás, sirenita —susurra empezando ahora un reguero de besos desde mi tobillo derecho hasta mi cadera.
Repite lo mismo en la otra pierna pero esta vez sí que su caminito de besos acaba donde más lo necesito. Por fin.
Gimo cuando combina su boca con los dedos y tiro de su pelo haciendo que gruña sobre mí centro. Como de costumbre, para antes de que llegue. Me da un beso en los labios antes de coger uno de los condones que había dejado sobre la cama al quitarse los pantalones. No tarda en abrirlo y ponérselo dándome unas vistas impresionantes.
—Girate, sirenita —exige agarrandome las caderas para ayudarme a ponerme boca abajo.
Separa el pelo de mi espalda y empieza a dar besos húmedos por ella, el romanticismo se acaba cuando me alza las caderas de nuevo para ponerme de rodillas.
No tarda en introducirse de golpe en mí haciéndome soltar un gemido ahogado. Su ritmo es fuerte desde el primer momento, agarra mi pelo para tirar de él y subirme hasta que mi espalda está contra su pecho, susurra en mi oído haciéndome gemir más alto. Vuelvo a pegar la cara al colchón a medida que él aumenta aún más el ritmo. Pasa su mano por mi estómago hasta llegar al punto donde más le necesito, y eso es lo que me hace falta para llegar al límite gritando su nombre, un minuto después es él quien gruñe el mío dejándose caer sobre mí espalda.Me doy la vuelta para tumbarme normal cuando Blake se levanta a tirar el condón usado a la basura. Se tumba a mi lado y nos tapa a ambos con las sábanas ante de atraerme hasta su pecho, como siempre.
—Ojalá quedarnos así siempre —confieso pasando mi mano por su pecho.
Él me besa la coronilla como respuesta.
—Mañana toca volver —confirma. —Aunque a mi también me gusta esto —me da la razón. —Bueno en realidad me gustas tú solo.
Sonrío ante eso último y levanto la cabeza para mirarle.
—Duérmete, mañana saldremos temprano —explica.
Yo asiento y le doy un beso antes de acurrucarme más contra él y caer dormida entre sus brazos.
Ya es de día, Blake se está duchando y yo aún estoy en la cama, no quería irme, estos dos días han sido libertadores. Era como si no tuviese más preocupaciones, como si solo estuviéramos él y yo, pero eso se acababa en cuanto llegara a la residencia. La semana que viene tengo que ir a casa para el cumpleaños de Sarah, y me da miedo, no estoy preparada para volver a todo eso de nuevo y luego dejarlo de nuevo.
Ojalá poder vivir en un sueño de vez en cuando, como había hecho yo estos dos días.
Blake sale del baño con una toalla enrollada en la cintura que deja caer cuando llega a la cama para poder vestirse. Es mi señal para vestirme yo también.
—¿Estás bien? —pregunta Blake mientras me pongo las zapatillas.
—Sí, no pasa nada —intento sonar lo más convincente posible.
—¿Por qué no quieres volver? —cuestiona poniéndose de cuclillas delante de mí que ya he acabado de atarme las deportivas y estoy sentada en la cama.
—No quiero estar mal —confieso.
—Ey, no vas a estarlo, te lo prometo —empieza. —Las cosas no van a cambiar sirenita —intenta tranquilizarme.
Asiento y él se levanta para cogerme la barbilla y darme un beso suave.
Aunque Blake haya intentado ayudarme, me estoy pasando el viaje a casa en silencio, no tengo ganas de cantar, solo puedo mirar el reloj y recordarme que cada vez queda menos para que se acabe esta pequeña locura que nos habíamos montado juntos.
Entonces suena Never Say Never y Blake empieza a cantarla intentando que me una a él como la última vez. Pero solo consigue hacerme llorar, bajo la cabeza intentando que no lo note, pero es obvio cuando intento reprimir los sollozos.
—Mierda, lo siento Savannah, pensaba que quizá te sentaría bien —de disculpa.
Pero no tiene que hacerlo.
Se desvía de la carretera principal hasta meterse en una bastante solitaria, aparca a un lado y se baja del coche. Abre mi puerta y no tarda mucho en rodearme con sus brazos para intentar calmarme pero yo solo puedo romperme en sus brazos, otra vez.
Blake está sentado en el asiento de atrás y yo estoy agarrada a él como un koala con la cabeza metida en su cuello mientras que el acaricia mi espalda.
He dejado de sollozar, ahora as lágrimas caen por si solas debido al nudo en mi garganta que parece no desaparecer nunca.
Me siento fatal, con Blake, conmigo misma, con mi familia. He arruinado el final del viaje con Blake. No paro de decepcionarme a mi misma todo el tiempo. Me he olvidado un poco de mi familia por dos días y para colmo ni siquiera tengo ganas de volver a casa.
Blake me acababa de dejar en la residencia, había intentado quedarse conmigo porque no se quedaba tranquilo pero le había convencido de que ya estaba bien.
No lo estoy.
Me siento como... Una carga para él.
Pienso que su vida sería mucho más fácil y feliz si yo no estuviera en ella, pero también soy egoísta, no puedo dejarle ir.
Pienso en cómo sería su vida con una chica más normal, no tendría que preocuparse cada dos por tres por sí su chica está mal, ahora mismo seguro que se está comiendo la cabeza por mi culpa. No quería preocuparle.
Pero no podia dejar ir a la única persona que me había hecho sentir viva otra vez.
No podía dejar ir a quién estaba intentando curar mis heridas.
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Espero que os guste! Ahora que he empezado el insti subiré como mínimo dos capítulos a la semana, los días que mejor me venga.Votar y comentar!!!!!
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101 Latidos
Teen FictionSavannah Brown se ha pasado la vida contando días, horas, segundos y latidos, muchos latidos. Espera que su vida tome otro rumbo ahora que empieza la universidad, quizá alguien le enseñara a vivir de verdad y a no esperar que la vida cambie para ell...