Texto 13

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Recuerdo ahora el porqué de estar aquí. Ahora recuerdo el momento.El que hizo que me encontrara en este sillón, sentado, esperando aque algo pasara. Cualquier señal me valdría. Absolutamente lo quefuera. Jesús... Podría estar aquí con la copa de brandi en la mano,el puro en el cenicero, y el revolver en la otra apuntando a la puerta.Todo estaba preparado para el fatídico final que se veía. Pudieraser necesario o no. Directamente no lo sabía y no me molestaba nadade ello. Seguí esperando y esperando a que algo pasara.Desgraciadamente disparé tarde. Solo había una abolladura en lapuerta. Y ahí estaba enfrente de mí. Esa criatura infame.Yo era el que estaba enfrente. La puerta de cristal del armario sedesvanecía en miles de trozos. Mientras dejaba al descubierto unagujero en una tablilla de madera que hacía de intermediario parasujetar por detrás el destrozado cristal.Me siento idiota por haber personificado aquello que perdí. Mi propiacordura. Se había envuelto en un manto de inhumanidad propia. Sabiendoque podía haber logrado algo mejor solo con ponerme a escribir.Ah mi querida innombrable. Si lees esto, lo siento. Debí de darmecuenta que este sentimiento que yo veía como un enemigo era un amigo.-Mientras terminaba de leer la carta y la arrugaba entre sollozosy otros sentimientos, agarraba la otra hoja de papel y se disponíaa leerla.- 

Simplemente palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora