Sí, Juliette tenía razón con lo de darnos una pausa para refrescarnos. Cada fibra del cuerpo me lo agradece cuando entramos al cuarto de las duchas. Allí todo está tan fresco que un escalofrío estremece a mi espina dorsal. Suspiro. Y me dejo hacer lo que ella desee. Claro que una vocecilla sigue retumbando débilmente contra las paredes de mi cerebro, pero no me interesa si Juliette es una asesina serial o lo que sea. Acaba de darme el primer beso de mi vida, y fue mucho más delicioso que en mis sueños. He vivido contenida en un domo de acero todos estos años. El resultado jamás fue el esperado. Al contrario, las consecuencias de la última vez casi me llevan a estar al otro lado del velo. Me cansé de ser la "chica buena" de la que todos esperan solo buenas acciones. Necesitaba un buen motivo para quitarme la máscara. Juliette es el motivo perfecto.
- Te dejaré a solas para que te des una ducha rápida -exclama, sacándome de golpe de entre mis pensamientos-.
- Nooo... -respondo en automático casi desesperada, pero logro modular la voz a tiempo-. ¿Por qué no lo hacemos juntas?
Duda unos segundos. ¿Cree que me puede ofender con su respuesta? ¡¿En serio?! Luego de la manera en que nos "conocimos", dudo que haya palabras que ofendan o asusten más que una desconocida te toquetee a medianoche.
- Dilo. No me molestaré -añado-.
No creo ser la única que anda sorprendida por el giro que están dando las cosas. Juliette se debe estar convenciendo cada vez más que no soy una "niña tonta". Cuando quiero algo, voy por él. Y ahora sé que la quiero a ella.
- Eres virgen. No me lo imaginaba.
- Suerte para ti, supongo -agrego con una sensual sonrisa-.
El cuidado que se está tomando para tomar una decisión, me hace descartar que sea una mala persona al 100%. ¿Quién rechazaría a una virgen en bandeja de plata? Estoy amando perturbarla. Ella puede verme, pero incluso con esa ventaja, yo puedo ponerla a mis pies si así lo deseo.
- Ducharnos juntas y que mi himen siga intacto es compatible, ¿no crees?
Mi comentario la divierte al punto en que se atreve a besarme sin pedirme permiso. Me deshago en sus labios como la mantequilla al ser untada con un cuchillo. Sí, claro que soy torpe con los movimientos de mi lengua, pero con la práctica mejoraré.
- ¿No te importa que te vea desnuda?
- A parte de mi ginecóloga, serías la primera persona que lo hace. ¿Por qué te tomas tantos cuidados conmigo? ¿Acaso te importo?
Esperaba que mi pregunta la tomase por sorpresa. La hiciese dudar más de lo debido, y así darme una idea de quién se trata en realidad, pero me equivoqué. Respondió al instante.
- Nunca he estado con una virgen. Así que quiero saborear el momento -sisea en mi oreja, como si fuese la lengua de una víbora la que me eriza la piel de miedo y placer-.
Todo el cuerpo de tiembla por dentro. Casi como si estuviera sonando las alarmas de que "No es un Simulacro" en cada una de mis células.
Juliette me rasga la piel de mis brazos con sus uñas. En ese punto, ya me siento completamente desnuda -aunque todavía lleve el cuerpo envuelto en toallas- bajo su tacto. Vuelve a repetir el proceso, pero a través de mis hombros hasta los centímetros en que mi espalda queda tapada por las tollas. Entonces, experimento esa fría sensación de vacío al ser desenvuelta de la protectora tela de las toallas blancas. No, no tengo el impulso de taparme ni los pechos ni mi vagina. Sería estúpido e incoherente el hacerlo luego de todo lo que le he dicho. Sin embargo, tampoco sé qué hacer con mis manos que están sueltas a cada lado de mis piernas. ¿Me cruzo de brazos? ¿Las junto? Intento hacer memoria de las películas porno que he visto, pero es gracioso que jamás me haya fijado en las manos de las chicas.
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La Chica Escarlata
RomanceA sus 22 años, Ana sigue envuelta en su depresivo estilo de vida. Lo único que desea es que llegue diciembre para graduarse y nunca más volver a la universidad donde no tiene amigos. Un inesperado viaje junto a su papá y madrastra la orillará a cruz...