- Ya estoy lista -digo en voz alta desde la escalera-.
Lo último que deseo es arruinar este inolvidable mañana si por casualidad bajo sin avisar y cruzo miradas con Juliette.
- Baja, baja. No te preocupes que estoy en la cocina.
¿Hasta cuándo estaremos así? Ni idea. Todo depende de mis ganas por conocerla y terminar con el halo de misterio que envuelve a nuestra relación de casi enamoradas. Supongo que para que seamos "oficialmente" enamoradas, alguna debería de pedírselo a la otra. Luego pensaré en ese detalle. Le hecho una última mirada al desorden de sábanas y cubrecama antes de girar y bajar por las escaleras. No sé por qué tenía la fantasiosa idea de que perder la virginidad tendría como consecuencia dejar un charco de sangre en la cama. Sin embargo, solo ha quedado una mancha rojiza del despertar de mi primavera.
Me gustaría contárselo a alguien como Helena, pero no me queda más que morderme bien fuerte la lengua y actuar como si nada hubiese sucedido en las últimas horas. Dicen que las madres tienen el superpoder de adivinar las tristezas y alegrías más grandes que sus hijas encierran en los ojos. Ojalá eso sea puro cuento. No tengo ganas de explicarle a Helena sobre la existencia de Juliette.
- ¿Qué tal la ducha, nena? -murmura mi chica al abrazarme la cintura por detrás-.
- Me relajó bastante -respondo eufórica-. Oye, no te molestes, pero me eché un poco de tu perfume.
- Es complicadísimo que me moleste contigo. Además, hueles delicioso. Muero por comerme este cuello ahora mismo, pero no te meteré en problemas.
Me da varios besitos antes de respirar profundamente bajo mi roja melena.
- Quisiera quedarme el resto del día contigo.
- Igual yo, nena, pero tenemos compromisos. Y mientras en menos problemas nos metamos, será más fácil encontrarnos un par de veces a la semana.
El tramo hasta la puerta se nos acaba más rápido de lo que pensaba. El corazón me palpita con muchísima fuerza, cierro los ojos, enredo mis brazos detrás de su ella y la beso con todo mi amor. Hace tiempo me prometí no ilusionarme con "la extraña del hotel", pero ya no tiene sentido seguir negándomelo. Estoy muy enamorada de ella.
- Te avisaré cuando pueda venir a verte.
- Estaré esperándote, Morgana.
A su lado, el tiempo transcurre muy rápido y sin parar. En cambio, el viaje en taxi hacia mi casa es lento y aburridísimo. Abro la aplicación de Star Plus en el celular y escojo al azar un capítulo clásico de los Simpson mientras devoro el almuerzo que mamá me dejó cocinado. No despego los ojos de la hora al lavarme los dientes. El aroma del perfume Orchid Soleil de Juliette sigue encima mío como un aura. Quizá suene tonto, pero el hecho de oler algo suyo me hace sentirla cerca. Esa fragancia dulzona y avainillada me enloquece.
¡Por supuesto! El momento tiene que ser cortado por un mensaje de Helena preguntándome si voy a ir o no. Le contesto que ya estoy por tomar un Uber, y ella me recuerda echarle llave a la puerta. Solo faltó que me dijera que también dejara la luz de la sala prendida y música a alto volumen. No sé si solo aquí en Perú cuando todos salen de casa tienes que dejar las cosas de esa manera para que no te roben. Dudo que exista país europeo con ese "sistema de seguridad".
A eso de las tres y media ya estoy parada en la puerta de los Herrera en Las Casuarinas. Todavía me cuesta un poco no sorprenderme que la familia misma sea quien haga las labores caseras con todo el dinero que tienen. Esta vez es la señora Gisele quien me abre la puerta. Sus expresivos y profundos ojos de océano me reciben con una carismática sonrisa invitándome a entrar. Creo que recién ahora me fijo por más segundos necesarios en su rostro. Verdaderamente ella es muy guapa, aunque el inclemente clima limeño ha provocado que le salgan pequeñas pecas en el puente de su nariz. Y se parece tanto a Noa y Sasha.
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La Chica Escarlata
RomanceA sus 22 años, Ana sigue envuelta en su depresivo estilo de vida. Lo único que desea es que llegue diciembre para graduarse y nunca más volver a la universidad donde no tiene amigos. Un inesperado viaje junto a su papá y madrastra la orillará a cruz...