- Helena, yo... pue...
- Pero, ¡¡¿Qué significa esto, Morgana?!! -exclama levantando la voz mientras me acerco lo más rápido posible para quitarle la cartera de sus manos.
En verdad, lo único que quisiera hacer es desaparecer, correr a mi habitación y encerrarme hasta olvidar todo esto. Pero las cosas no tienen que ser fáciles. Ella no cede ante la presión que hago en la correa de la cartera, y parece que su idea es seguir rebuscando en el interior de esta.
Nunca la había visto tan molesta como ahora. Incluso, los ojos le brillan tanto como su rubia melena. Es obvio que de esta no saldré sin pelear -discutir- hasta el final. ¿Qué debería de contarle? ¿La verdad? Eso solo sería echarle gasolina a un auto en llamas para que explote más rápido.
- ¿Por qué tienes esto en tu cartera...? Oye, Morgana, ay Dios... ¿Acaso en casa de los Herrera no te ibas a quedar solo con su hija?
Las orejas, el rostro, las manos, los pies: todo está ardiendo de vergüenza en mi cuerpo. Y a eso hay que agregarle el hecho de que su mirada se torna cada vez más desafiante y yo me hago más y más pequeña.
- Pero eso es cierto. Solo estuve con Mimi desde ayer.
- ¿Y para qué llevaste esto? -insiste, pero el tono que utiliza se nota más calmado. Sin embargo, ello no es una señal de que ya pasó el peligro. Solo está recuperando el aliento y uniendo piezas en su mente.
- Es obvio para qué son, ¿no?
Sí, ahora la que le echa gasolina al problema soy yo.
Observo cómo endereza su postura, reclina la cabeza un poco hacia atrás y su mandíbula se mueve como si pronunciase algo en silencio. El intentar quitarle de un tirón mi cartera e irme corriendo a mi habitación suena tan tentador en mi cabeza. Solo son dos movimientos y ya. Tendría toda la noche para pensar en una buena historia para quitarme el problema de mañana.
- ¿Por qué andan gritando? -oigo a mis espaldas la voz de papá-. ¿Están discutiendo?
La inocencia y extrañeza de papá en ese adverso escenario demuestra la improbabilidad de que exista una "pelea de madre e hija" en esta casa.
- Para nada, amor. Solo que Morgana me estaba mostrando las fotos que se tomó en el cumpleaños de la hija de los Herrera.
- Ya veo. ¿Y te divertiste? -me pregunta-
- Sí, bastante -intento decirlo lo más relajada posible. Entonces, se me ocurre algo-. Déjame que te muestro las fotos.
Así recupero la cartera y el celular de las manos de Helena que no deja de mirarme de forma asesina. Solo estoy ganando unos cuantos minutos. Claro que debería de usarlos para hilar un buen cuento, pero nada se me ocurre. Los únicos pensamientos que surcan por mi mente en blanco son los días futuros que tendré. Todo pinta para mal. Sé que es un asco total. Lo acabo de joder todo. Ni siquiera yo sé para qué mierda llevaba esos preservativos en la cartera. ¿Acaso tenía la loca idea de que Mimi se iba a revelar como Juliette?
Cena, un poco de pastel, risas -bastantes teatrales por parte de Helena, pero papá no se percata de ello- y un "Estoy cansada. Me voy a mi cuarto" cierran esta maldita noche.
De regreso a estas cuatro paredes. Aquí me siento segura, pero sé que dentro de poco por esa puerta se asomará el dorado cabello de Helena en búsqueda de respuestas que no desea oír.
Vaya... Quizá decir la verdad parece ser la respuesta correcta a todos mis problemas. Además, eso suena mucho mejor que dar pena si me pongo a llorar como una Magdalena. Las veces que he llorado han sido porque sí lo sentía. En cambio, ahora, lo único que corre junto con mi sangre es la adrenalina de decirle a Helena una verdad que no desea escuchar. No me va a poder separar de Juliette. Ni ella ni nadie. Hace mucho tiempo dejé de ser la adolescente con tendencias suicidas que no soportaba estar sola. Si no fuese por Juliette, no tendría esta energía de querer dejar todo atrás y empezar a vivir fuera de esta jaula donde solo soy la Chica Escarlata.
ESTÁS LEYENDO
La Chica Escarlata
RomanceA sus 22 años, Ana sigue envuelta en su depresivo estilo de vida. Lo único que desea es que llegue diciembre para graduarse y nunca más volver a la universidad donde no tiene amigos. Un inesperado viaje junto a su papá y madrastra la orillará a cruz...