7. Limbo

2.5K 222 26
                                    

¿Qué hora será? No es tan tarde, ya que los rayos solares que cruzan a través de las cortinas de mi habitación no me queman la piel. Sin embargo, la presencia de estos terminan por despertarme del todo.

Con fuerza me paso los dedos por el rostro, intentando quitarme los últimos rastros de sueño que pueda llevar encima. Quien sea pensaría que no he dormido toda la noche, pero la historia es distinta. Todas las energías con las que desperté esta mañana, las gasté entre orgasmo y orgasmo por la dulce culpa de las caricias y besos de Juliette.

Bostezo como si fuese Godzilla aterrorizando la bahía de Tokio. Mis brazos y piernas se estiran para después acurrucarlos contra mi cuerpo. La sensación es tan rica, pero nada comparada con los benditos pecados de hace unas horas. No, no fue un sueño. Ha sido mucho mejor que solo fantasear durante las madrugadas viendo algún "video para adultos" en el celular.

Suspiro al sentir cómo mis pechos se endurecen al recordar las cosas que hice con Juliette en nuestra sesión privada en el sauna. Su boca es un volcán que me derrite los nervios de puro placer al tocarme la piel. Ni que hablar de los besos... ¡MI PRIMER BESO!

Las mejillas se me encienden, y río para mí misma como si fuese una tonta. Mi primer beso... ¡Vaya! Ha sido con una completa desconocida a la que le dije que soy virgen, pero que quería que me hiciera sentir liberada. Quiero pensar en una sola cosa, pero me es imposible. Si pienso en el beso, la presión de mis dientes en su labio para que no termine de besarme, vuelve a mi mente y me produce risas. ¿Cómo tuve tanto valor para eso? Ni qué discutir sobre el dejar que me vea desnuda y me toquetee como quisiese.

Mierda.

Abro los ojos y me quedo prendida del ventilador que da vueltas sin parar sobre mi cabeza. Lo último que quiero pensar -o creer- es que yo sea "especial" para ella. Quizá estas "cosas" siempre las hace durante sus vacaciones. Escapar de la grisácea Lima, de esa monotonía urbana, es suficiente tentación para que alguien como Juliette haga estas cosas con quien sea que ella elija.

Después de todo, ella fue quien me escogió y no al revés.

"Pero ella estaba dispuesta a que la veas y tú no", ruge mi mente, y no puedo ignorarla. Estuve tan cerca de mirarla. Solo era cuestión de girar el rostro mientras ella me comía el cuello con sus sexys labios de Peito -la diosa griega de la seducción-. ¿Por qué todo se tiene que complicar? No ha pasado ni un solo día, ¡NI DOCE HORAS! y ya estoy hecha un atolladero de pensamientos en torno a ella. ¿Cómo hago para no ilusionarme? Sé que lo que hemos hecho no es ni de cerca el intento de "enamorar", pero tampoco ha sido una aventura de una noche o de una mañana.

Quizá debería de seguir el consejo de Juliette: "abre la boca y disfruta". ¿Cómo hace para no complicarse? Es muy práctica. Busca lo que quiere y lo obtiene, pero estoy segura de haberla sorprendido cuando le pedí quitarme la prenda de los ojos. Tal vez no seamos tan distintas después de todo. ¿Acaso le gustaré un poco? Al menos, físicamente sí debo de atraerla para que se tome tantas molestias. Además, en todo momento quiso que me sintiese bien conmigo misma y de ninguna manera quiso obligarme a nada. ¿Cómo no ilusionarme con esas cosas?

Incluso ahora que ella no está, la piel se me pone chinita con solo hacer sonar en mi mente su voz diciéndome "nena". Qué vaina estar así de risueña. Cada recuerdo de su aroma, voz o tacto me roba otra risita. Pero las oleadas de calor en mi sexo son en nombre de su húmeda hendidura. La cual me invitó tocar y saborear su exótico néctar impregnado en la yema de mis dedos. No me había sentido envidiosa de mis propios dedos en toda mi vida hasta ese momento. Cuánto me gustaría haberla probado con mi boca, pero nuestra cita en el sauna no pasó a situaciones de mayor calibre. Juliette dijo que el sexo lento e intenso es el mejor de todos. "No hay por qué apresurarse, nena. No me voy a ir a ninguna parte, y espero que tú tampoco". Imagino que se está tomando el tiempo para ir de a pocos porque soy una "inocente virgen" de solo 22 años. Y ese detalle de mierda distorsiona a los sentimientos que estoy teniendo. Además de mis desenfrenados esfuerzos por no ilusionarme, también se encuentra el miedo de aburrirla más temprano que tarde. Quizá ella es demasiado educada para presionarme a ir más de prisa y follarme sin más.

La Chica EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora