.-Capítulo 54

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•[Nuestra boda]•

«¿Cambiar o mejorar?»

••••••••

—Esa estrella de allá es muy linda, apuesto a que es mi abuelita— dijo la joven, acostada en el techo de su casa, mirando las estrellas junto a su novio.

—Si tú lo dices—

—El frío ya no es tan fuerte, estamos entrando a la etapa de primavera, un cambio de clima, además Lupy a comenzado a bajar de peso por lo que deduzco el el calor no tarda en venir—

Lupy podía aclimatar su cuerpo según los cambios de temporadas, en verano solía comer menos y su cuerpo normalmente lucía delgado, en invierno comía más y tenía la necesidad de engordar unos cuantos kilos.

Al menos 17 ya no le dirá gato panzón.

—(Tn)— llamó 17, y llamó por completo la atención de la chica, cuando decía su nombre y no la llamaba por "debilucha", se trataba de algo serio.

La chica giro y se acosto de lado, mirando a 17. El androide tomó por respuesta a la acción de (Tn) y decidió seguir hablando.

—Una vez me dijiste que querías ser feliz a mi lado, en lo que te quede de vida..., ¿has...sido feliz hasta ahora?— preguntó el androide, con un poco de duda en su pregunta.

—17, esa es una pregunta tonta, por supuesto que soy feliz a tu lado, yo te amo, no hay nada mejor para mi que verte todos los días— respondió la joven, sonriendo tiernamente mientras el androide también sonreía, el se mantenía acostado boca arriba con los brazos atrás de la nuca, aún no la había mirado.

17 suspiró, no sabía cómo decirle su propuesta, tal vez tendría que decir muchas palabras como las propuestas de matrimonios que leyó en los libros de (Tn), aunque estuvo darle diabetes por tanto romance.

Y no, no debía tratar de copiar lo que vio en televisión o libros, tenía que ser el mismo, 17 es un hombre de pocas palabras y directo, ese era él.

Ya no quería seguir prolongando esto.

El androide giró la cabeza y miró los bellos ojos marrones de su chica, que lo miraban extrañados. Se acercó a ella y la besó, tan solo un corto y dulce beso, nuevamente se separó y suavizó su mirada.

Estaba listo, estaban listos.

—¿Quieres casarte conmigo?—

(...)

¡Qué sorpresas te da la vida!

Sorpresas inimaginables.

Pensar que ayer estaba llorando con la esperanza de poder morir ya para acabar con su sufrimiento y hoy está frente a su espejo sonriendo.

Sostiene el labial delicadamente y se lo pasa por los labios, dos pasadas serán suficientes. Basta para resaltar la finura de sus labios.

¿Las sombras eran necesarias?, tal vez un toque de rosado, para darle vida al rostro pálido que ahora muestra frente al mundo, y por supuesto un toque de rubor para iluminar sus mejillas, el rubor natural de ellas ya no se notaba tanto como antes.

•Amor en crisis•(#17 del futuro y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora