[ P a s o ] v e i n t i o c h o

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Roomi.

Bajé del avión, sin nada, ni maletas, únicamente mi billetera que por suerte las tarjetas tenían crédito para costear un boleto.

Se sentía extraño, como llegar a lo desconocido donde no tenías a nadie más que a ti mismo.

Salí del aeropuerto y una ráfaga de viento hizo que me estremeciera del frio, entonces me abracé, y recordé a Taehyung, el que siempre lo hacía cada que íbamos por las calles de Seúl y esto pasaba. Irremediablemente me solté a llorar de nuevo, donde aparecieron esas escenas del día anterior, desde lo ocurrido no había dejado de llorar e incluso en el avión una señora preguntó si estaba bien, a lo que agradecí tan apreciada amabilidad.

Me senté en una de las bancas esperando a Jimin, a quien acudí tan pronto compré el boleto de regreso y prometió venir por mi.

—¡Roo!—gritó la suave voz de Jimin bajando de un auto que conocía a la perfección; el convertible de Yoongi.

Igual le resté importancia al por qué juntos pues Jimin corrió abrazarme y de nueva cuenta lloré, pero esta vez fue de una manera intensa, como nunca en mi vida lo hice mientras él susurraba palabras de aliento, haciendo que sus brazos se sintieran como un verdadero hogar, Jimin ahora es lo único que tenía y deseaba atesorarlo para siempre.

Porque esa noche no sólo perdí al hombre que amaba, también al chico que llamé toda una vida hermano.

Yoongi se acercó temeroso, pero asentí, yo no sentía más rencor, es más nunca sentí esa clase de aversión por él. Sólo un poco molesta y hasta ahí.

Jimin se alejó y Yoongi sin pensarlo se agachó tomando mis manos, de una forma urgída por saber el motivo de mi regreso prematuro. Y sí, por la forma en qué miraba dispuesto hacerle la vida imposible a la causa de mis lágrimas.

—No estás sola, nos tienes aquí, si quieres puedes quedarte en mi casa.—sugirió él.

—Será mejor que se quede en mi casa, mamá sabe todo y en cuanto se enteró me dijo que llevara a Roomi.—Jimin me ayudó a levantarme y así los tres subimos al coche.

Yoongi arrancó a gran velocidad, justo como recordaba su forma de manejar, tan acelerado y viviendo sin límites.

Entonces, sonreí internamente por tener a estos dos chicos junto a mi protegiéndome a toda costa. Por el momento me conformaba con eso.

Yoongi se detuvo en el próximo semaforo cuando de pronto un par de camionetas negras nos interceptaron y comencé a temblar, tenía miedo e indudablemente él había venido por mi.

De cualquier forma estaba dispuesta a entregar mi vida, pero aún así la seguridad del bebé se encontraba en el medio y la ilusión por traerlo al mundo, cuidar, proteger y amarlo.

En un acto inconsciente abracé mi vientre y tragué duro cuando unos hombres se acercaban al auto de Yoongi y éste rápidamente puso el seguro.

—Arranca.—pidió Jimin.

—¡No!—demandé y ambos voltearon  verme cual bicho raro.—No voy a escapar, él y yo tenemos mucho de que hablar.

—Roomi es peligroso, Jungkook tuvo un brote psicótico, cualquier cosa que haga es terrible e impredecible.

Un hombre tocó el vidrio y lo bajé de inmediato.

—Roomi...—Yoongi fue esta vez quien me advirtió.

—Señorita Jeon.

—Qué quieren de mi.

—Su padre, él quiere tener una charla con usted.

 K I N T S U K U R O I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora