K I N T S U K U R O I

[ P a s o ] t r e i n t a y u n o

Roomi se despidió de sus amigos a pesar de que ellos fueron insistentes para quedarse y esperar el regreso de Seokjin.
Al final sucumbieron no muy convencidos, en especial Yoongi quien se comportaba de manera exagerada mientras no estuviese completamente recuperada de las secuelas que sufrió por aquella noche de desgracia.

—11:30 pm, hace más de cuatro horas se fue.

Se recostó sobre el sillón mientras veía por el gran ventanal con vista la ciudad como las gotas de lluvia caían sin parar.

De pronto, los recuerdos aparecieron, la lluvia estaba por revivir el grito desgarrador de su madre, y como la sangre bañó todos los rincones de ese automovil, Roomi se hizo bolita en el sillón sintiendo un escalofrío que la invadió.

—Jungkook...dónde estás.

Quizá las cosas serían más fáciles si estuvieses aquí, ahora mi camino está lleno de piedras y es demasiado solitario.
Los tengo a ellos, pero te extraño a ti.

Todas las noches me pregunto si estás sintiendo lo mismo. Por favor, espérame.

[••••]

Roomi.

La puerta se abrió de golpe y escuché como se rompieron las cerámicas en la mesa que se encontraba en el pasillo de la entrada.

Me asusté y fui a ver lo que ocurría hallando a Seokjin sobre el suelo con el rostro golpeado.

—¡Seokjin!—con ayuda del bastón me agaché sintiendo un ligero olor a trago.—¿Qué diablos pasó?
¡Seokjin responde!

Mis nervios se sentían al ataque, y en ese momento me arrepentí de mandar a los chicos a descansar. Era tan abrumador que manejarlo no estaba en mis planes.

—Vamos levántate.—traté de apoyarlo pero mi pierna no ayudaba mucho y sólo empeoraba las cosas. No tuve otra opción que tirar por ahí el bastón, pero era inútil caminar con él hasta su habitación, es casi seguro que caigamos de nuevo al suelo.

A veces dudaba si volvería a caminar con normalidad, en ese momento me solté a llorar de la frustración, ni siquiera encontraba la manera de ayudar a Seokjin.

Entonces, sentí como unas manos se posaron sobre mis pómulos limpiando las lágrimas que brotaban sin medida alguna.

Había llorado, pero ahora se sentía diferente, como si dentro de mi algo quisiera escapar y lo estaba consiguiendo.

Seokjin tomó mi rostro y acostado aún me miraba con mucha ternura mientras sonreía por debajo de todos esos golpes.

—Prometo que nunca te volveré hacer llorar.

En ese momento sentí que todo se detuvo para nosotros, y yo hincada todavía dejé que esparciera caricias por todo mi rostro con aquellas finas yemas características de esos delgados dedos, desde mi coronilla, pasando por la nariz y terminar en mis labios que no dejaron de temblar en ningún momento a causa de mi estado nervioso.

—Seokjin no puedo.—agaché la mirada pero sentí la forma en como levantó mi mentón volviendo a encontrar esa mirada que pasó de ser una llena de ternura a otra más profunda.

—Arrastrame por toda la casa.

Abrí los ojos buscando una segunda aprobación.—Eso...