[ P a s o ] treinta y siete

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Taehyung.

Indudablemente sabía a lo que me estaba enfrentando cuando regresé a Corea, luego de hace aproximandamente tres meses encontrar en la gaveta de Namjoon una revista de sociedad coreana que databa de diez años atrás, fue algo demasiado extraño porque a él no le agradaban esos rollos, nunca fue de esos caballeros que se mezclaban con los demás ricos mientras fanfarroneaba de sus millones, así como el tiempo que llevaba guardada ahí entre el polvo.

Entonces, me reí por semejante hallazgo y por la curiosidad de saber qué le vio de interesante a la revista.

Así que comencé a hojear el cuaderno cuando en una de las secciones, para ser exactos en "bodas" podía apreciar a una pareja conocida, y mis ojos se abrieron de golpe haciendo que la rompiera de un impulso, entonces, sentí que mi hermano entraba a su despacho y corrió hasta mi para saber qué pasaba conmigo y mi estado colérico.

—Maldita sea Taehyung, qué diablos hacen tus narices en mi gaveta.

—Buscaba unos papeles que necesitaba, ¿pero eso importa? Necesito qué me expliques esta mierda.

Namjoon de reojo vio la revista y me regaló una mueca luego de arrebatarmela.

—Se casó que no ves.—él rodeó su escritorio sentándose sobre su gran silla.

—Es obvio que lo vi. ¡Maldición ella se casó!—bramé furioso y nada podía tranquilizarme, me sentía jodido luego de pensar que tal vez ella...

—Ella no te iba a esperar toda una vida como novicia, serás absurdo.—parece como si hubiese leído mis pensamientos.

—¡Claro que sí, Roomi no tenía ningún derecho de ser feliz después de la mierda que me hizo!

—Los únicos que hicieron mierda eso fuiste tú y Jungkook.

Namjoon se dejó caer en el respaldo mientras frotaba el canal de su nariz buscando una manera correcta de abordarme y que no terminara al borde de un acantilado, pero era imposible, porque desde ese día mi vida no volvió a tener el mismo color, o en realidad, desde más de diez años cuando Roomi partió tornando mi vida gris e incierta.

—No estoy para tus jueguitos, qué tiene que ver el otro jodido Jeon aquí.

Namjoon volvió a hojear la revista sacando un sobre de carta gastado y dejándolo en la superficie del escritorio, entonces, miré su acción confuso, él entendió el enredo mental en el que me encontraba, así que me invitó a tomar la carta con un gesto aprobatorio.

—Roomi te dejó esto poco antes de regresar a Corea.

Rápidamente tomé el sobre casi rompiéndolo por la poca destreza que tuve en esos momentos para abrirlo.

Taehyung.

Sabes, la noche es fría y oscura en Italia mientras escribo estas letras desde mi puño, la misma que me está viendo partir de regreso porque nada estuvo previsto desde el inicio.

Quizá, a tus ojos sea una chica imperdonable, pero es algo con lo que aprenderé a vivir ¿no es así? sin embargo, el grisaseo color de mi vida se torna resplandeciente, porque ahora sé que una parte de ti la llevo y la llevaré siempre.
Un pequeño ser al que amaré y me aferraré con todas mis fuerzas, mientras espero a que algún día leas esta carta, y comprendas que nunca te traicionaría si eres y serás el hombre de mis sueños, la persona que le dio una chispa extra a esta jovencita elocuente, el que hizo mis días de juventud llenos de plenitud.

Sólo te pido un último favor, y será que nunca odies a mi hermano, porque Jungkook no es, ni ha sido, ni será un hombre de maldad, simplemente las mentiras pueden llegar a cegarnos sin medir las consecuencias.

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